ALEX UBAGO, NUEVO EN TODAS LAS PLAZAS
Con 21 a?os y un ¨²nico disco, el cantante donostiarra se convierte en una de las estrellas del verano.
No ha necesitado ni de un prolongado concurso de televisi¨®n, ni de una apabullante campa?a de mercadotecnia. Las canciones de Alex Ubago, esa sublimaci¨®n del amor doliente, le han bastado para convertirse en uno de los triunfadores de este verano, una ¨¦poca plagada de artistas artificiales.
Con 21 a?os cumplidos el pasado mes de enero y con un solo disco en el mercado, ?Qu¨¦ pides t¨²?, Ubago es una estrella que vive por primera vez la experiencia de una gira, que adem¨¢s le est¨¢ saliendo larga. Desde finales de junio hasta primeros de octubre, apenas va a tener 20 d¨ªas sueltos sin concierto, y casi una semana de ellos la utilizar¨¢ en septiembre para una visita promocional a M¨¦xico, igual que hizo el mes pasado.
Alex Ubago es nuevo en todos los sentidos. Vaya donde vaya, es la primera vez que act¨²a; cada noche se enfrenta a un p¨²blico desconocido para ¨¦l. Sin embargo, bien al contrario, su p¨²blico s¨ª parece que le conoce bien. Adolescentes, principalmente femeninas, que enloquecen con sus canciones y sue?an con robarle una mirada. El s¨¢bado por la noche, por ejemplo, Alex Ubago recalaba en Salou, villa tarraconense veraniega, inmersa ahora en sus Nits Dourades 2002, el programa de actividades culturales organizado por su Ayuntamiento que se prolonga hasta el final del est¨ªo. El viernes hab¨ªa tocado en Villalpando (Zamora) y entre unas cosas y otras no se hab¨ªa acostado hasta las tres de la madrugada. Pero el debutante se comporta como si llevara toda la vida en esto o, mejor a¨²n, se enfrenta a la gira con la ilusi¨®n del primerizo. No importa el madrug¨®n. A las nueve de la ma?ana del s¨¢bado ya est¨¢ con sus cinco m¨²sicos -la mayor¨ªa tambi¨¦n viviendo su primera gira- montado en la furgoneta con la que alcanzar¨ªa Salou a eso de la media tarde.
Son las 11 de la noche y el escenario se ve diferente a la tarde. El equipo de luces ya est¨¢ alzado del todo y sobre la tarima destaca una peque?a rampa plateada. 'Por ah¨ª sale Alex, creo', comenta a una amiga una impaciente seguidora. Al ser en una v¨ªa p¨²blica, es dif¨ªcil echar el c¨¢lculo de la cantidad de gente que el s¨¢bado contempl¨® el concierto de Alex en Salou. Alg¨²n polic¨ªa local hablaba de que la masa llegaba hasta el Club N¨¢utico, al fondo del paseo, lo que podr¨ªan llegar a ser m¨¢s de 20.000 personas. Aitor, el m¨¢nager personal de Alex Ubago, era m¨¢s cauto: 'Yo calculo que gente interesada de verdad en el concierto podr¨ªa haber de ocho a diez mil'.
En cualquier caso, un ¨¦xito para un muchacho nacido en Vitoria pero que ha vivido siempre en San Sebasti¨¢n y que hace apenas medio a?o nadie conoc¨ªa. La ingenuidad del que a¨²n no ha sido maleado por las crueldades de la profesi¨®n, aflora en cada gesto y declaraci¨®n suya. 'Si supi¨¦rais lo que se siente aqu¨ª arriba, con todos vosotros abajo. Es mi primera gira y mi primer disco y esto es muy importante', dijo a modo de saludo y agradecimiento cuando ya sin gafas vio al inmenso mar de cabezas que se agolpaban delante de ¨¦l, despu¨¦s de haber bajado por esa rampa, como hab¨ªa vaticinado unos minutos antes una de sus fans.
Su repertorio de canciones tiernas, en esa tradici¨®n del pop donostiarra que viene de Duncan Dhu, Emirra, Le Mans, Sanch¨ªs y Jocano o Txetxo Bengoetxea sonar¨ªa al d¨ªa siguiente, domingo, en Murcia y el lunes en Alicante. Pero es el ecuador de una gira que esta semana pasa por Torrelodones (Madrid), San Sebasti¨¢n -su casa, su gran prueba-, Astorga y Betanzos, y que le tendr¨¢ a mediados de septiembre en Madrid en la fiesta del PCE ('paso de pol¨ªtica, pero creo que no acudir¨ªa a un acto as¨ª si me lo pidiera el PP', confiesa) y unos d¨ªas m¨¢s tarde, el 20, en La Riviera, la misma noche que Miguel Bos¨¦ lo hace en Las Ventas. Un desaf¨ªo m¨¢s para un artista que vive su primer a?o triunfal.
Prueba de sonido con 'fans'
En la prueba de sonido, a las siete de la tarde, hay ya tanta gente que pareciera que el concierto va a empezar a esa hora. 'Hemos tenido menos gente en otros bolos que los que est¨¢n ahora en la prueba', comenta asustado uno de los m¨²sicos. Se oye a las jovencitas gritar el nombre del artista como si ya estuvieran metidas de lleno en el concierto. Alex se dispone por fin a probar guitarra y micros. Muchas adolescentes llevan pintado en la cara, brazos y escote el nombre del artista y corean el ensayo sin que les importe lo que de tediosa tiene una prueba de sonido con sus interrupciones, afinaciones de instrumentos, la ecualizaci¨®n de todo el sonido... y la falta de glamour del artista y sus m¨²sicos vestidos de pantal¨®n corto y playeras. Nada importa, y sus seguidoras, casi al borde ya de la histeria, alcen sus brazos, lloriqueen y levanten p¨®steres y mensajes dirigidos a Alex Ubago. A gritos, le piden -'?d¨¦janos ver tus ojos!'- que se quite sus gafas oscuras. Alex se las levanta juguet¨®n apenas unas d¨¦cimas de segundo.
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