EL FABULOSO VIAJE DE ESTUDIOS DE UN GRUPO DE ARIST?CRATAS INGLESES
Carlos III compr¨® el tesoro que transportaba el 'Westmorland', apresado en la costa espa?ola y en el que se desplazaban por la Europa del XVIII acaudalados ingleses. Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n y su equipo investigan el Grand Tour, como se conoce aquel fant¨¢stico periplo
El Westmorland fue apresado por barcos franceses el 9 de enero de 1778 y llevado hasta el puerto de M¨¢laga. A bordo viajaba un nutrido grupo de j¨®venes arist¨®cratas ingleses acompa?ados por sus tutores y en las bodegas una rica carga de obras de arte, sedas de Bolonia, encajes, drogas medicinales, pipas de aceite, partituras musicales, balas de c¨¢?amo, libros. Los nobles universitarios permanecieron prisioneros un mes y medio; los cajones con la valiosa mercanc¨ªa estuvieron tres a?os en el puerto malague?o. La Sociedad de Lonjistas de Madrid compr¨® el Westmorlad en un primer momento y vendi¨® parte de su carga. Tres a?os despu¨¦s el rey Carlos III adquiri¨® las obras de arte y orden¨® su traslado a la Academia de San Fernando en Madrid. Entre ellas, las piezas de m¨¢rmol compusieron la m¨¢s famosa chimenea que decora el Palacio Real de Madrid, algunos cuadros est¨¢n en el Prado, otras obras siguen en la Academia.
?se ha sido el punto de partida de una investigaci¨®n que dirige el catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa de la Universidad Complutense Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n, ex director del Prado. Han buceado entre aquellos libros, acuarelas, cajones, para ir reconstruyendo el fabuloso viaje de estudios que emprendieron los acaudalados ingleses. Un periplo que repet¨ªan cada a?o al finalizar los estudios universitarios los j¨®venes de las familias acomodadas y que se conoce como el Grand Tour. El neoclasicismo ingl¨¦s se nutre de lo aprendido por estos muchachos en Italia, y sus contactos en toda Europa fueron imprescindibles para el posterior desarrollo de sus prestigiosas e influyentes carreras profesionales.
Seguir el rastro de aquella experiencia aporta documentos decisivos para entender la Europa del siglo XVIII y los ingleses han abundado ampliamente en estas investigaciones. Pero descifrar la carga del Westmorland y sus propietarios, una tarea inacabada todav¨ªa, ha supuesto un salto de gigante para estos trabajos y aporta una impresionante dimensi¨®n humana a la investigaci¨®n sobre el Grand Tour. Esta semana, Jos¨¦ Mar¨ªa Luz¨®n dirige un curso de la Complutense en El Escorial, financiado por el Paul Mellon Centre for Studies in British Art Londres, junto a sus colegas David Bindman y Brian, desde donde se ha seguido el rastro de aquella ruta cultural.
Aquellos j¨®venes de lustrosas levitas, calz¨®n, medias y cabellera enrulada impresionaban a los italianos con sus lujosas carrozas atiborradas de libros. Los talleres de los artistas romanos, napolitanos, viv¨ªan de este curioso fen¨®meno l¨²dico formativo porque en ellos aprend¨ªan a dibujar, a modelar. 'Muchos se hac¨ªan ricos con la llegada de estos se?ores' y tambi¨¦n los intermediarios sacaban buena tajada gracias a las compras de obras de arte que hac¨ªan para decorar despu¨¦s sus palacios.
El viaje comenzaba en Francia. All¨ª compraban ropas, visitaban monumentos, tambi¨¦n a Voltaire, daban clases de danza. Su formaci¨®n inclu¨ªa la visita a espacios naturales. Y llegaban a Roma justo para la fiesta de Todos los Santos. Despu¨¦s part¨ªan a N¨¢poles a tiempo para disfrutar del carnaval. ?peras, conciertos, fiestas en la corte, Venecia, Austria, Berl¨ªn. Aquellos viajes pod¨ªan alargarse por a?os.
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