Un problema llamado CiU
El autor sostiene que ante el necesario debate pol¨ªtico sobre el papel de Catalu?a en Europa y en Espa?a, todo parece conducir a un intento de desacreditar las aportaciones de Pasqual Maragall
El catalanismo pol¨ªtico ha dado durante el siglo XX una n¨®mina muy relevante de pensadores, te¨®ricos del nacionalismo, escritores de primera l¨ªnea, pensadores agudos, ide¨®logos de altura, l¨ªderes pol¨ªticos de eficacia probada. Jordi Pujol, plenamente decidido a dar carpetazo a su dilatada etapa como presidente de Catalu?a, podr¨ªa ser un ep¨ªgono de aqu¨¦llos.
Pero hoy, en los albores del siglo XXI, el panorama es distinto y bastante desolador. Ante el necesario debate pol¨ªtico sobre el papel de Catalu?a en Europa y en Espa?a, ante el reto enorme de definir el futuro y fijar las directrices b¨¢sicas del nuevo catalanismo pol¨ªtico, todo parece conducir a un intento desalmado de desacreditar y esquilmar las aportaciones que en un contexto de hostilidades abiertas intenta realizar de forma inteligente, innovadora y participativa Pasqual Maragall.
La escasez de ideas que exhibe el dirigente democristiano catal¨¢n produce escalofr¨ªos
Catalu?a no es el problema. El problema es CiU y su Gobierno
Duran Lleida se erige en int¨¦rprete unilateral del pa¨ªs, de la naci¨®n
El candidato socialista, el presidente del PSC, aboga por construir un nuevo marco te¨®rico, y su corolario pr¨¢ctico, para definir el papel de Catalu?a en Europa y en Espa?a y para concretar propuestas, programas y pol¨ªticas orientadas a atender y satisfacer las aspiraciones de los ciudadanos de Catalu?a. Frente a la formulaci¨®n tenaz, expl¨ªcita y escrita de la alternativa y sus propuestas, la derecha nacionalista convierte el actual panorama de la pol¨ªtica en Catalu?a en un erial.
?sa es la impresi¨®n que destila el art¨ªculo Confundir molinos con gigantes, que firma en EL PA?S del 6 de agosto el se?or Josep Antoni Duran Lleida. La escasez de ideas y la ausencia de argumentos que exhibe el dirigente democristiano catal¨¢n producen escalofr¨ªos. El vac¨ªo que intenta denunciar invade todo el art¨ªculo de principio a fin y apenas consigue disimularlo con el recurso de una sarta de adjetivos de encargo o exhumados a toda prisa y sin ton ni son del diccionario. Mal anda el nacionalismo conservador con esa pobreza argumental que sonrojar¨ªa a todos sus l¨ªderes hist¨®ricos. Pero ya se sabe que quien mal anda, mal acaba.
No se trata, sin embargo, de competir con Duran Lleida e intentar contestarle con la misma moneda. Se trata de evidenciar las debilidades del citado art¨ªculo. Veamos.
1. El espejismo ¨¦tico
Duran Lleida arremete una y otra vez contra Pasqual Mara-gall aduciendo una actitud desleal y destructiva. No parece un buen planteamiento intentar repartir patentes de lealtad y dar lecciones de ¨¦tica por parte de quien tiene serios problemas internos en su propio partido y no pocas comisiones de investigaci¨®n sobre la mesa de la Junta de Portavoces del Parlament, por no citar alguna cuesti¨®n judicial que deber¨ªa esclarecerse cuanto antes en beneficio de todos y de la democracia.
Es una desfachatez esgrimir deslealtad y destrucci¨®n por parte de quien ha recibido lealtad, cortes¨ªa, respeto, prudencia y presunci¨®n de inocencia y de independencia, sin ensa?amiento alguno y conteniendo las presiones de aquellos que aspiraban a una mayor contundencia y agresividad. Duran no ha pasado una buena etapa pol¨ªtica los dos ¨²ltimos a?os, pero ¨¦l como todos los dirigentes de CiU han recibido por parte del PSC el beneficio de la duda y una asepsia ejemplar, sin hurgar en la herida de los rumores que corren de boca en boca y sin querer entrar en las implicaciones que comportan, cuando no se ha dispuesto de evidencias clamorosas o de denuncias demostrables. La lealtad de la oposici¨®n ha sido coherente y ejemplar, y con una voluntad escrupulosa de mantener el imprescindible respeto y prestigio institucionales. Lo que no hace, ni dice, el art¨ªculo que comentamos.
2. La insoportable levedad de las hipotecas pol¨ªticas
Entramos ahora en el n¨²cleo duro de la pretendida descalificaci¨®n de Pasqual Maragall, la acusaci¨®n de insoportables hipotecas pol¨ªticas respecto al PSOE. El PSC mantiene con el PSOE una relaci¨®n federal, fraternal, de colaboraci¨®n, y compartimos las l¨ªneas b¨¢sicas de un mismo proyecto pol¨ªtico. Un proyecto que aboga por el reconocimiento expl¨ªcito y claro del car¨¢cter plurinacional del Estado. El PSC y el PSOE pueden f¨¢cilmente erigirse en un futuro inmediato en int¨¦rpretes y adalides de la Espa?a plural. No hay, pues, hipoteca.
Resulta, sin embargo, chocante que se quiera llevar hasta posiciones extremas esta l¨ªnea y afirmar que 'la Catalu?a de Maragall es la Catalu?a que comparten PSOE y PP'. Tiene poco cr¨¦dito esta afirmaci¨®n en quien lidera un partido y una federaci¨®n que han participado de un pacto estable durante seis a?os con el Partido Popular y ha sido, adem¨¢s, contra el criterio de los otros socios de la federaci¨®n, el abanderado de la participaci¨®n de CiU en el Gobierno espa?ol.
Las malas hipotecas son las que no se pueden devolver y ¨¦se es el caso de la grave hipoteca que CiU tiene con el PP. Al no ser necesarios los votos de CiU en Madrid desde que el PP cuenta con mayor¨ªa absoluta, la hipoteca se salda con las manos vac¨ªas y en la m¨¢s absoluta inanidad. El precio pagado en Catalu?a por la estabilidad parlamentaria es alt¨ªsimo porque no produce dividendos en Madrid, lo que convierte esta situaci¨®n en una hipoteca insoportable que ha dejado a CiU inerme y ha causado la desaz¨®n en todos los votantes y simpatizantes de la coalici¨®n.
3. Un pa¨ªs m¨¢s all¨¢ de las personas
En un arranque de manique¨ªsmo c¨ªnico, Duran Lleida contrapone la supuesta visi¨®n catastrofista de Pasqual Maragall (oscura, l¨®brega, decadente, postrada) a la eficacia probada del Gobierno y a la s¨®lida construcci¨®n de los objetivos del autogobierno. Duran se erige en int¨¦rprete unilateral del pa¨ªs, de la naci¨®n. Afirma sin ning¨²n recato que es lo que conviene al 'inter¨¦s nacional', eufemismo para, por una vez, disimular lo que seg¨²n ¨¦l no conviene. 'Desde Converg¨¨ncia i Uni¨®, por ejemplo, se ha sabido fortalecer un proyecto y una visi¨®n de pa¨ªs m¨¢s all¨¢ incluso de las personas'. ?ste es el error m¨¢s grave inducido sistem¨¢ticamente por CiU, ¨¦sta es la afirmaci¨®n que denota una concepci¨®n excluyente y limitada de la nacionalidad. Subyace en esta afirmaci¨®n la idea trascendental, metaf¨ªsica, de una naci¨®n inmanente, surgida del cosmos y desde que el mundo es mundo. Es un concepto muy particular que sugiere un estilo, una ideolog¨ªa, unas actitudes, no siempre fiables. Aqu¨ª s¨ª existe una diferencia clave entre el PSC y CiU, entre Maragall y los dirigentes del nacionalismo catal¨¢n. Para nosotros la naci¨®n no nace, se hace. La hacen las personas en su propia y colectiva evoluci¨®n hist¨®rica. La personalidad diferencial de la naci¨®n catalana es la resultante, el sedimento cultural y pol¨ªtico de muchas generaciones. Precisamente por este origen el pa¨ªs no puede ser concebido m¨¢s all¨¢ de las personas. La Catalu?a futura debe hacerse como siempre ha sido, contando con las personas, y es en este sentido un proyecto con las personas y mas ac¨¢ de las personas.
4. En busca del pa¨ªs real
El incremento del desempleo en julio pasado, la p¨¦rdida de competitividad de las exportaciones, la imperiosa necesidad de revisar las previsiones excesivas de crecimiento formuladas por la Generalitat o los colapsos de tr¨¢fico en las principales carreteras de las costas catalanas forman parte del pa¨ªs real que Duran Lleida intenta negar para convertirlo en una alucinaci¨®n maragalliana.
El mismo martes que EL PA?S publicaba el art¨ªculo de Duran Lleida estuve navegando por el cabo de Creus con unos buenos amigos. El cielo hab¨ªa amanecido en Palam¨®s nublado y denso, pero en las cercan¨ªas de Rosas, con las ¨²ltimas estribaciones del Pirineo al fondo, una leve tramontana manten¨ªa un cielo roto, abierto a jirones; hab¨ªa los suficientes claros para disfrutar de un ba?o delicioso. Playas casi desiertas, bancales abandonados, paisaje excepcional, aguas cristalinas, un paraje protegido y a proteger. De regreso y felices despu¨¦s de una copiosa y amigable comida en Casa Gallego de Empuriabrava, encontramos un atasco sensacional en la carretera de Roses a Figueres. Estaba tambi¨¦n bloqueada la escapatoria por Sant Pere Pescador. Tomamos finalmente un atajo por Forti¨¤ y Riumors, un camino de una ruralidad exultante y f¨¦rtil, a pocos minutos del frenes¨ª tur¨ªstico. Nuevo colapso entre Torroella de Montgr¨ª y Pals. Marcha lenta entre Palafrugell y Palam¨®s. Aqu¨ª hab¨ªa descargado con intensidad la amenazante tormenta de la ma?ana.
No me cabe la menor duda de que el pa¨ªs real es la s¨ªntesis entre las evocaciones po¨¦ticas y literarias a¨²n posibles de paisajes milenarios y los colapsos de las carreteras. As¨ª de simple.
5. El problema de fondo
He aqu¨ª una cuesti¨®n elemental del debate tergiversado por Duran Lleida. El problema no es el pa¨ªs, ni el territorio, ni sus gentes. La denuncia que formula Maragall y que los socialistas y mucha otra gente compartimos no pretende convertir Catalu?a en un problema. El problema es otro y se circunscribe al Gobierno, porque es un mal Gobierno.
El intento de manipulaci¨®n demag¨®gica de las argumentaciones de Pasqual Maragall pretende desacreditarle a base de producir la identificaci¨®n perversa entre el pa¨ªs, sus gentes y un diagn¨®stico pesimista y negativo. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Desde nuestro punto de vista, Catalu?a cotiza, y bien, en el mercado de futuros: naciones con futuro, sociedades con prestigio, bienestar encomiable, competitividad en auge, cohesi¨®n social como amalgama b¨¢sica. Sintetizo: Catalu?a no es el problema. El problema es CiU y su Gobierno. La soluci¨®n no es s¨®lo Pasqual Maragall, pero pasa por Maragall y por dar cr¨¦dito a un diagn¨®stico certero, a una apuesta de futuro, a una nueva ilusi¨®n colectiva.
Soy colaborador de Pasqual Maragall. Trabajo con ¨¦l. Trabajamos juntos en el Parlament y en el PSC. Siento un aire de libertad y de entusiasmo que no percibo en el alegato inconsistente de Josep Antoni Duran Lleida. Por algo ser¨¢.
Joaquim Nadal i Farreras es portavoz del grupo parlamentario PSC-Ciutadans pel Canvi.
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