Entre la envidia y la manipulaci¨®n
Los ¨¦xitos del deporte espa?ol no parecen gustar demasiado por ah¨ª fuera. Cuando un pa¨ªs sale de la miseria y gana medallas suele suceder que despierta envidia y, en tiempos de dopaje, sospechas. Hasta cierto punto es l¨®gico, porque ah¨ª estuvo la RDA y cay¨® desde lo m¨¢s alto. Y siguen China y Grecia, que tras recoger sus profesores del horror, van por el filo de la navaja y hasta se cortan. Espa?a ha tenido sus casos positivos, como todos, pero las medallas tienen una explicaci¨®n mucho m¨¢s clara. El trabajo t¨¦cnico y de organizaci¨®n que jam¨¢s se hab¨ªa hecho, junto a la inyecci¨®n econ¨®mica clave que supuso el programa ADO creado para los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 92, fue el despegue de la casi nada individual al casi todo generalizado. Del cero al infinito, en realidad. El deporte espa?ol se moderniz¨® y ya no es un comparsa con alg¨²n genio suelto como antes. Y a¨²n ahora, 10 a?os despu¨¦s, cuando siguen los frutos, pese a bajones -Sydney, por ejemplo, y siempre con un futuro incierto porque la cantera nunca est¨¢ clara- los enemigos no acaban de digerir los ¨¦xitos. Tampoco digirieron nunca los sajones que Juan Antonio Samaranch, un espa?ol, mandara en el deporte. Pero as¨ª fue.
El atletismo es un bar¨®metro muy fiable y las insinuaciones de dopaje -de los fondistas y maratonianos, sobre todo- ya llegaron de Francia en cuanto Abel Ant¨®n y Mart¨ªn Fiz se pasaron de medallas. Ahora le toca a Glory Alozie, por razones a?adidas. A la envidia se suman los enfrentamientos personales. Jos¨¦ Mar¨ªa Odriozola, el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola, es un dirigente eficaz, y a los resultados hay que remitirse, pero es sobradamente conocido por su dif¨ªcil car¨¢cter, el peor para hacer amigos. Sus enfrentamientos con Istvan Gyulai, el secretario general de la IAAF son notorios. Por eso est¨¢ convencido de que las declaraciones de ¨¦ste anticipando una posible descalificaci¨®n de Glory Alozie las ha hecho para causar da?o. Nada m¨¢s terminar los Europeos de Viena y del triunfo de la vallista empez¨® a airear el asunto. Ahora, justamente tras los ¨¦xitos recientes, se despacha.
Gyulai es uno de los dirigentes h¨²ngaros con cartel de manipulador instalado en una federaci¨®n internacional importante. Como T¨¢mas Ajan, que de secretario ascendi¨® incluso a presidente de la halterofilia y a ser miembro del COI en medio de un mar de dopajes. Gyulai, periodista de televisi¨®n, maniobr¨® para entrar en la IAAF de la mano de Primo Nebiolo, quiz¨¢ el rey de los personajes inextricables en el deporte, con el que tambi¨¦n choc¨® Odriozola. Nebiolo falleci¨® cuando estaba a punto de despedirle porque de chico de los recados se hab¨ªa pasado de atribuciones. Astuto y sibilino, con el nuevo presidente, el senegal¨¦s Lamine Diack, que no va mucho a la sede de Montecarlo, se ha hecho casi el amo de la IAAF. Algo as¨ª como la francesa Monique Berlioux, que se hizo con el COI en las ¨¦pocas de Avery Brundage y lord Killanin hasta que Samaranch tuvo que despedir a la presidenta.
Pero aparte de Gyulai otro problema es la cerraz¨®n de Diack en el asunto, como si el hecho de que la emigraci¨®n africana le duela en su propia identidad. Odriozola lo comprob¨® en una conversaci¨®n personal en M¨²nich, aunque con ¨¦l, al menos, no est¨¢ enfadado. De momento.
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