Roy Keane, contra el pared¨®n
El alcoholismo y las agresiones que ha confesado llevan al capit¨¢n del Manchester United ante los tribunales y dividen a la comunidad deportiva
Roy Keane ha activado una bomba y corre el peligro de caer bajo los efectos de su onda expansiva. En su autobiograf¨ªa, Keane, de pr¨®xima publicaci¨®n y cuyas primeras entregas aparecen estos d¨ªas en la prensa brit¨¢nica, el capit¨¢n del Manchester United y pol¨¦mico renegado de la selecci¨®n irlandesa confiesa su responsabilidad en una jugada que ech¨® del terreno al noruego Alf Inge Haaland, del Manchester City, en abril de 2001. La entrada, afirma el centrocampista,fue un ataque para saldar viejas cuentas con el jugador. 'Hab¨ªa esperado mucho tiempo. Le golpe¨¦ jodidamente duro. El bal¨®n estaba all¨ª, creo: 'Toma esta, bastardo. Y no vuelvas a mirarme burl¨¢ndote de falsas lesiones', escribe.
La rodilla de Haaland a¨²n sigue da?ada por el patad¨®n de su rival. As¨ª que el n¨®rdico est¨¢ decidido a tomarse su revancha en los tribunales. Sus abogados y los de su club anunciaron este fin de semana el inicio de las oportunas acciones legales. A su vez, la federaci¨®n inglesa aguarda la publicaci¨®n del libro, prevista para finales de mes, para pronunciarse sobre la pol¨¦mica. Pero, de entrada, ya se ha visto ridiculizada de alg¨²n modo por no haber disciplinado a su debido tiempo a un jugador propenso a los arrebatos de c¨®lera. Por aquella acometida furiosa Keane recibi¨® el m¨ªnimo castigo posible: tres partidos en la grada. Su v¨ªctima ha jugado menos de 45 minutos desde entonces.
?Arrogancia u honesta ingenuidad?. Ni los profesionales ni los hinchas del f¨²tbol acierten a comprender los motivos de Keane. 'Con sus revelaciones habr¨¢ perdido el respeto de sus colegas. Hay un c¨®digo de conducta que debe respetarse. Los jugadores no pueden pensar que est¨¢n por encima de las leyes. Muchos inflan sus egos y sus im¨¢genes, pero es absolutamente inaceptable comportarse as¨ª con miembros de su propia profesi¨®n', critica Gary Mabutt, ex defensa del Tottenham. 'Es un libro sobre la vida de Keane y, por lo que yo he le¨ªdo, es una honesta exposici¨®n', defiende, en cambio, el entrenador del United, Alex Ferguson, fiel a su capit¨¢n.
En la honradez que alaba Ferguson reside quiz¨¢ el meollo de la controversia. ?Puede un jugador ser castigado con car¨¢cter retroactivo por confesar por escrito la autor¨ªa de una ofensa que nadie puso en duda hace 15 meses?
De 31 a?os, y natural de Cork, en la costa irlandesa, Keane es un tipo duro cuyo ¨²nico vestigio de emoci¨®n se descubre en su f¨¦rrea determinaci¨®n por ganar. Esta ambici¨®n le viene de sus tiempos como boxeador infantil, ¨¦poca en la que presume de no haber perdido ni una sola pelea. Con fama de solitario y propenso a las depresiones, confiesa mantener una constante batalla contra el alcohol. La adicci¨®n le ha empujado a m¨¢s de un episodio violento. Como cuando cogi¨® por el cuello a su compa?ero argentino Juan Ver¨®n y ¨¦ste le tumb¨® de un pu?etazo en el vestuario.
Keane afirma en su libro que no soporta la mediocridad y que abusa tanto de sus compa?eros en el terreno de juego que al final de cada partido no sabe con frecuencia qui¨¦n sigue si¨¦ndolo. Tambi¨¦n lanza diatribas contra sus colegas y directivos del United, a los que acusa de estar m¨¢s interesados en los rolex, los coches deportivos y los abultados salarios que en mejorar el juego del equipo.
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