El Pont¨ªfice alerta contra el intento de 'sustituir a Dios'
El Papa denunci¨® ayer el 'misterio del mal' que ha marcado el siglo XX, 'pese a los logros en muchos campos' y alert¨® de los 'peligros in¨¦ditos' que acechan al hombre, lo bastante audaz 'como para ocupar el lugar de Dios'.
Desde el altar, instalado al aire libre sobre una tribuna que dominaba la explanada de Blonia en la misa de Cracovia, Wojtyla conden¨® la manipulaci¨®n gen¨¦tica y, sin citarla por su nombre, la eutanasia, como s¨ªmbolos de ese poder humano sobre el propio destino que ve como enormes amenazas. Un poder que quiere 'hacer de Dios el gran ausente en la cultura y en la conciencia de los pueblos'.
Juan Pablo II no se pronunci¨® directamente sobre la entrada de Polonia en la Uni¨®n Europea, prevista para 2004, pero, como se?al¨® despu¨¦s el cardenal de Cracovia, Franciszek Macharski, dej¨® claro en su discurso la preocupaci¨®n que le despiertan las fuerzas, 'con frecuencia guiadas por una falsa ideolog¨ªa de la libertad', que pretenden arrinconar a Dios.
Esas fuerzas, a juicio de Juan Pablo II, hacen necesaria todav¨ªa hoy d¨ªa, en Polonia, la defensa de la libertad nacional. Por m¨¢s que se escuche 'la ruidosa propaganda de liberalismo', el Papa record¨® que la libertad cat¨®lica, basada en el mensaje de Cristo, es la que 'est¨¢ estructuralmente ligada a la historia de nuestra naci¨®n'. Palabras que dejan transparentar el temor personal y del clero polaco a que el pa¨ªs, una vez en el club de los ricos y desarrollados, se vea invadido definitivamente por la marea secularizadora.
El fin del milagro polaco
S¨®lo una parte de la multitud que le escuchaba comparte, sin embargo, las posiciones conservadoras de la Iglesia polaca y del propio Pont¨ªfice. En materias como el uso de contraceptivos, buena parte de los polacos van por un lado y la Iglesia por otro. Otros hubieran deseado escuchar de labios del Papa alguna menci¨®n m¨¢s espec¨ªfica sobre la situaci¨®n del pa¨ªs. El 'milagro econ¨®mico' polaco parece haberse evaporado. En la ¨²ltima etapa, Polonia, uno de los primeros pa¨ªses en liberarse del r¨¦gimen comunista, ha visto aumentar de forma galopante el d¨¦ficit p¨²blico, mientras la econom¨ªa apenas registra un modesto crecimiento del 1%.
'La gente no ha perdido la esperanza. Los polacos seguimos confiando en Wojtyla', aseguraba en Blonia un anciano que percibe una pensi¨®n de 160 euros al mes. Una suma con la que dif¨ªcilmente se sobrevive en Cracovia, donde los precios se han duplicado en los ¨²ltimos tres a?os. La vieja capital de Polonia se ha llenado de tiendas lujosas a las que no tienen acceso la mayor¨ªa de los habitantes de esta regi¨®n, una de las m¨¢s golpeadas por el paro, como consecuencia del cierre masivo de f¨¢bricas metal¨²rgicas y otras industrias obsoletas que no han podido sobrevivir en el despiadado mercado libre.
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