El Gobierno infalible
Los ¨²ltimos d¨ªas han estado marcados por la muerte de trece inmigrantes en aguas de Tarifa, el atentado de ETA en Santa Pola y las relaciones con Marruecos despu¨¦s del conflicto de Perejil. Estos acontecimientos de gran intensidad pol¨ªtica y de gran preocupaci¨®n social se desarrollan en un contexto econ¨®mico de pesimismo por el derrumbe de las bolsas internacionales y espa?ola, el descontrol de la inflaci¨®n en nuestro pa¨ªs y el aumento del desempleo.
La respuesta del Gobierno del Partido Popular (PP) ha sido la habitual. La situaci¨®n econ¨®mica en Espa?a no es, en modo alguno, achacable a la gesti¨®n del Gobierno. La explicaci¨®n ofrecida por el vicepresidente Rato es terminante: estamos pagando la falta de recuperaci¨®n de la econom¨ªa internacional. Las interpretaciones econ¨®micas del Gobierno nunca requieren correcciones, ni revisiones, o mucho menos autocr¨ªtica pese a que se ven obligados a revisar peri¨®dicamente los ¨ªndices de crecimiento a la baja y de inflaci¨®n al alza. La regla de oro es f¨¢cil: cuando crece la econom¨ªa espa?ola de manera estable es gracias a la buena direcci¨®n pol¨ªtica del Gobierno, al margen de la coyuntura internacional, y cuando entramos en terrenos negativos la responsabilidad se explica por factores ex¨®genos. El aplomo para hacer este an¨¢lisis es sorprendente y cuenta para ello con el poderoso aparato de comunicaci¨®n que controla el Gobierno. La culpa, por tanto, es siempre de otros. La huelga general sencillamente no existi¨® porque as¨ª lo decidi¨® el Gobierno.
El aumento de los delitos y las nuevas formas de vandalismo no requieren ning¨²n an¨¢lisis profundo, sino que necesitan un culpable a quien responsabilizar. No es producto de la carencia de polic¨ªas nacionales, hoy hay menos que hace diez a?os, sino de los inmigrantes que vienen a Espa?a. Si era dif¨ªcil encontrar una raz¨®n, r¨¢pidamente se identifica la responsabilidad y se sacraliza con una encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, utilizada para avalar la tesis. Mientras tanto hay menos polic¨ªas, las dotaciones, incluidas las casas-cuartel de la Guardia Civil, se acercan a lo incomprensible por el abandono. Pero este Gobierno no se equivoca, ni enga?a y la responsabilidad corresponde a otros.
En la estrategia contra ETA, el Gobierno se ha visto apoyado sin fisuras por la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles, y por la lealtad de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, hasta el punto de proponer y firmar un Pacto Antiterrorista, que asegura la retaguardia electoral al PP en este asunto. Qu¨¦ hubieran dado los gobiernos del PSOE por contar con una actitud similar por parte del PP. El se?or Aznar convirti¨® cada asesinato de ETA en un elemento de deterioro de los gobiernos de entonces. Cuando fue asesinado Tom¨¢s y Valiente, a juicio del PP, la masiva respuesta de rechazo no era s¨®lo contra ETA sino contra Felipe Gonz¨¢lez (sic).
Ahora que el PNV, pieza clave para la consolidaci¨®n del primer Gobierno del PP, ha emprendido una deriva hacia el soberanismo, de nuevo la sociedad espa?ola y el PSOE se ver¨¢n en la tesitura de dar por sentado que el ¨²nico inter¨¦s que persigue el Gobierno es normalizar sus relaciones con Euskadi. La recuperaci¨®n del antipatriota, que tanto dolor ha causado en la historia de Espa?a, est¨¢ subliminalmente en toda la estrategia del Gobierno.
Alfonso Perales Pizarro es consejero de Gobernaci¨®n.
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