EL PIANO DE CARLES SANTOS RECUPERA LAS VANGUARDIAS
Elcompositor valenciano defiende la experimentaci¨®n musical como parte de su historia. Lo hace en su nuevo concierto para piano solo que ha titulado 'No al no'. La obra se estrena el s¨¢bado en el Festival de Edimburgo.
S entado frente al piano, golpeando las teclas en un fren¨¦tico ostinato, aporreando con los pu?os sobre el negro charol de la tapa mientras las gotas de sudor se deslizan en un lento, pero constante fluir de su frente enrojecida en su choque contra el teclado. Frente al piano, Carles Santos se transmuta, ruge como una fiera henchida de pasi¨®n que pierde el mundo de vista en un sublime acto de amor que termina de forma s¨²bita con el brusco cierre de la tapa del dolorido instrumento. S¨®lo una peque?a muestra, apenas 15 minutos de su nuevo concierto para piano solo No al no, que se estrenar¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado en el Festival de Edimburgo, en el Usher Hall, basta para comprobar que pese a sus 62 a?os Carles Santos est¨¢ en plena forma.
El compositor de Vinar¨°s recorre a trav¨¦s de una intensa hora su propia historia frente al piano
'El tiempo pasa. Ya no soy aquel joven pianista que a finales se los sesenta y principios de los setenta militaba en las vanguardias musicales. Hay cosas que ya no puedo hacer con la misma fuerza, pero si no tuviera la energ¨ªa suficiente no hubiera podido hacer esto', dice, aunque vista la demostraci¨®n es m¨¢s que evidente que el volc¨¢n que habita en el interior de Carles Santos sigue vivo y que los problemas con su mano izquierda, que le han apartado del mundo de los recitales durante casi tres a?os, pertenecen al pasado. 'Me siento bien f¨ªsicamente y me ha angustiado mucho que un huesecito, algo muy peque?o, de la mano izquierda no funcionara bien. En ello he coincidido con los partidos pol¨ªticos de izquierda, que tampoco han funcionado bien estos ¨²ltimos a?os', bromea. 'Si f¨ªsicamente mi cuerpo fuera una ruina lo hubiera entendido, pero encontr¨¢ndome bien como me he encontrado no pod¨ªa asumir una situaci¨®n como ¨¦sta y he tenido que hacer un gran esfuerzo para poder normalizar en muy poco tiempo mi mano izquierda para poder estrenar esta obra'.
Con No al no Carles Santos vuelve al solitario al piano despu¨¦s de haberse sumergido en el mundo de la ¨®pera. ?peras de otros, como su debut como director de escena con El barbero de Sevilla, de Rossini, y ¨®peras suyas, como ese Ricardo y Elena, en lat¨ªn, en el que recrea la posguerra en familia y que el viernes se presenta en Salamanca, dentro de la programaci¨®n de la ciudad como capital europea de la cultura; o Sama Samaruck Suck Suck, en el que mezcl¨® la ¨®pera y el circo, que estren¨® el pasado mes de abril en el parque de La Villette de Par¨ªs y que a partir de septiembre llevar¨¢ de gira por Espa?a y Francia; o su ¨²ltima creaci¨®n de grandes dimensiones, El adi¨®s de Lucrecia, una ¨®pera-oratorio. Vuelve, pues, a un piano que nunca ha abandonado y al que siempre ha reservado un papel en sus espect¨¢culos, pero que ahora retoma el papel de protagonista exclusivo del escenario.
Un regreso al piano en el que el compositor de Vinar¨°s recorre a trav¨¦s de una intensa hora de m¨²sica su propia historia frente al instrumento que es su gran amor. 'Mis inicios fueron en las vanguardias, esa m¨²sica experimental con la que s¨®lo consegu¨ªa reunir a cien espectadores en mis recitales. Era m¨²sica que la sociedad no acept¨® y que con esta obra quiero recuperar y reividicar como una parte de la historia de la m¨²sica del siglo XX, una parte que los conservatorios espa?oles obvian en sus programas de estudios como si nunca hubiera existido. A lo m¨¢s que llegan es a Sch?nberg,una aut¨¦ntica verg¨¹enza. Es por todo ello que he titulado el concierto No al no, un no rotundo a la negaci¨®n de todas las cosas' clama.
'Que conste que no reivindic¨® el regreso de las vanguardias', puntualiza. 'Reivindico su normalizaci¨®n, su papel en la historia. Las cosas cambian y yo tambi¨¦n lo he hecho en mis 40 a?os como profesional de la m¨²sica, pero integrando como parte de un todo las vanguardias. En esta nueva obra repaso cuatro d¨¦cadas, que empieza con el piano de las vanguardias experimentales y acaba con el piano de Carles Santos, con las cosas que estoy haciendo actualmente'.
Niega el pianista que sus ¨²ltimos trabajos puedan llevar la etiqueta de la vanguardia. 'Todos, incluido yo mismo, creamos productos dentro del sistema. Me repiten que soy de los pocos que consigue hacer lo que quiere, pero es cierto s¨®lo en parte, porque no hago nada que no sea con intenci¨®n y en esa intenci¨®n est¨¢ la de no permanecer al margen, aunque sin hacer concesiones, ni traicionarme', asegura.
Esta cuarta visita de Carles Santos al Festival de Edimburgo no ser¨¢ la ¨²ltima. Ya tiene el encargo de participar en la edici¨®n del 2004 en la fiesta de despedida a Brian McMaster como director de la programaci¨®n de verano de la capital escocesa. Una participaci¨®n que complace mucho al m¨²sico ya que su reiterada participaci¨®n en el festival ha contribuido a proyectar internacionalmente su trabajo.
En Espa?a, No al no se presentar¨¢ a finales de este a?o en Valencia, y en Barcelona lo estrenar¨¢ en marzo de 2003, en el Teatre Lliure. Entre las giras de su ¨²ltimo espect¨¢culo Sama Samaruck Suck Suck, el pianista y compositor trabajar¨¢ en su ¨²ltimo encargo, una versi¨®n de Lisistrata, la comedia escrita por Arisf¨®fanes sobre el poder y el no poder que estrenar¨¢ en junio de 2003 en Sagunto. 'Es un encargo de Irene Papas, presidenta de la Ciudad de las Artes Esc¨¦nicas de Sagunto, en el que, manteniendo el rigor del texto original, pienso crear una obra de grandes dimensiones con cantantes y dos coros', avanza.
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