La conversi¨®n de Lula
El candidato socialista brasile?o evoca la figura de Felipe Gonz¨¢lez en 1982
Emilio Bot¨ªn, el patriarca del Banco Santander, no se horroriz¨®, ni mucho menos, cuando en 1977 fue legalizado el Partido Comunista de Espa?a. En 1982, apreci¨® los cambios del Partido Socialista Obrero Espa?ol de Felipe Gonz¨¢lez. En febrero de 1983, cuando el Gobierno expropi¨® el holding Rumasa, el patriarca envi¨® a Miguel Boyer un tarjet¨®n. A la luz de los datos que el entonces ministro de Econom¨ªa y Hacienda ofreci¨® a los medios de comunicaci¨®n, el banquero le felicitaba por la decisi¨®n.
El pasado jueves, su hijo y sucesor en el trono, Emilio Bot¨ªn, presidente del Santander Central Hispano (SCH), entidad que opera en Brasil a trav¨¦s de Banespa y la marca Santander, se entrevist¨® con el presidente del Banco Central brasile?o, Arminio Fraga. M¨¢s tarde, desde R¨ªo, declar¨®: 'Independientemente del proceso electoral, nuestro compromiso con Brasil es firme y definitivo'.
Muchos banqueros e inversores temen que Lula y su partido sean la misma organizaci¨®n sindical de izquierdas con un nuevo disfraz
El hist¨®rico l¨ªder sindical sostiene que su plan es hacer que Brasil funcione, que el capitalismo brasile?o supere sus debilidades
Si las palabras de Bot¨ªn -muy diferentes a las que suele escoger cuando habla de Argentina- han a?adido un toque espa?ol a la actual situaci¨®n brasile?a, no es menos cierto que la evoluci¨®n del hombre que est¨¢ en liza por cuarta vez por la presidencia de Brasil, Luis In¨¢cio Lula da Silva, candidato por el Partido de los Trabajadores (PT), evoca la candidatura de Felipe Gonz¨¢lez en las elecciones del 28 de octubre de 1982.
El actual Lula, un hombre de 56 a?os, es un nuevo producto. El experto en m¨¢rketing pol¨ªtico Duda Mendon?a ha conseguido desde diciembre pasado convertir a un dirigente sindical de la industria del metal en un pol¨ªtico profesional moderno. 'El PT era un partido muy intelectual. Y Lula no hablaba el lenguaje del pueblo', explic¨® Mendon?a en una entrevista con el semanario Isto¨¦.
Mendon?a cree que sigue siendo el mismo Lula. 'Lo que ha cambiado es la forma. Usted puede mostrar las mismas cosas de otra forma. Es el mismo PT de manera diferente. La televisi¨®n no es el sitio para hacer discursos, es un lugar para conversar. Usted entra en la casa de la gente. Hay una mujer que puede estar dando de mamar a su hijo. Otro est¨¢ en la mesa tomando caf¨¦. Usted tiene que conversar. La cara rabiosa, los gritos, todo eso irrita'.
Mira por d¨®nde, lo que dice Mendon?a podr¨ªa reforzar la desconfianza en su candidato. Es lo que muchos banqueros e inversores temen. A saber: que Lula y el PT sean el mismo partido sindical de izquierdas pero que ahora se presenta con un nuevo disfraz para obtener la victoria.
Si uno se zambulle en Brasil para todos -un mamotreto de 88 p¨¢ginas que constituye su programa de gobierno-, no hay rastros de su pasado izquierdista. Lula, que visit¨® a Lionel Jospin durante la ¨²ltima campa?a electoral francesa, podr¨ªa decir aquella frase tan rompedora del entonces candidato del partido socialista: 'Nuestro proyecto no es socialista'.
En cambio, Lula sostiene que el punto central de su plan es hacer que Brasil funcione, que el capitalismo brasile?o supere sus debilidades y funcione a todo vapor.
Quiz¨¢ para romper con los tab¨²es, despu¨¦s de elegir como candidato a vicepresidente a un empresario, Lula visit¨® el pasado 5 de agosto la Bolsa de Valores de S?o Paulo (Bovespa). Como si estuviera en una asamblea de trabajadores del metal, el candidato del PT defendi¨®, ante 300 personas, la idea de popularizar el mercado de capitales -el Plan Director del Mercado de Capitales- impulsada por 45 entidades del sector. Los inversores presentes acogieron sus palabras con fuertes aplausos. Era la primera vez en sus 113 a?os que la Bolsa recib¨ªa la visita de un candidato a presidente.
El liderazgo de Lula en los sondeos -y el avance importante del otro candidato socialista de izquierdas, Ciro Gomes- ha metido miedo en el cuerpo de los acreedores internacionales de Brasil. En la actualidad, la deuda externa neta, p¨²blica y privada -descontando las reservas internacionales- asciende a 178.000 millones de d¨®lares.
El peso de la deuda exterior en t¨¦rminos del producto interior bruto (PIB) brasile?o supone, en cifras oficiales, un 41%. Fuentes solventes indican que es mucho m¨¢s elevado y que podr¨ªa llegar al 58%.
En Europa, la cifra no supondr¨ªa ninguna cat¨¢strofe. El Tratado de Maastricht, por ejemplo, impon¨ªa un tope de endeudamiento del 60% en relaci¨®n al PIB. Y pa¨ªses como B¨¦lgica o Italia superan con creces el 100%.
?Cu¨¢l es, entonces, el problema? A diferencia de los pa¨ªses industrializados, naciones como Brasil tienen una deuda enorme en moneda extranjera. Por otra parte, los tipos de inter¨¦s que deben pagar son bajos y estables. La clave, precisamente, es que una deuda como la brasile?a, a la menor se?al de fragilidad, tiene que pagar m¨¢s prima por sus bonos y cr¨¦ditos.
Aun cuando los acreedores saben que un pa¨ªs como Brasil puede tener razonables dificultades para pagar su deuda, al volver a prestarle facturan m¨¢s coste. Es terrible, porque de este modo se incrementa perversamente la posibilidad de la suspensi¨®n de pagos.
Seg¨²n un estudio recientemente elaborado por el economista John Williamson para el Institute for International Economics, el ratio de la deuda respecto de las exportaciones es del 326% y el servicio de la deuda brasile?a (intereses m¨¢s remisi¨®n de beneficios m¨¢s amortizaciones divididos por exportaciones) asciende 'a un astr¨®nomico 91%'.
Lula ha apoyado el reciente acuerdo del Gobierno de Fernando Henrique Cardoso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder contar con 30.000 millones de d¨®lares, de los cuales 8.000 millones ser¨¢n desembolsados en 2002 y el resto en el a?o 2003. Lula sabe que la segunda y m¨¢s importante parte del dinero s¨®lo ser¨¢ autorizada por el FMI si el nuevo presidente cumple el compromiso de mantener un super¨¢vit fiscal primario al a?o del 3,75%.
Y aqu¨ª est¨¢ el nudo gordiano. Una meta como ¨¦sta s¨®lo permitir¨ªa alcanzar objetivos de crecimiento econ¨®mico del 5% o 6%, como plantea Guido Mantega, uno de los asesores econ¨®micos de Lula, con un boom exportador de varios a?os. En las condiciones actuales del mercado mundial, es un plan irrealizable.
Lula, despu¨¦s de visitar el pasado lunes 19 al presidente Cardoso, declar¨® que su victoria en las elecciones presidenciales har¨¢ que Brasil ya no tenga que acudir cada tres meses al FMI para sobrevivir. Con todo, es seguro que tendr¨¢ que negociar con el FMI, que mantendr¨¢ la espada de Damocles de los 30.000 millones de d¨®lares a¨²n pendientes de desembolsar.
Un fantasma vuela por la campa?a electoral brasile?a. Es el de Lionel Jospin. ?Qui¨¦n ser¨¢ el Jospin, es decir, el candidato que no pasar¨¢ a la segunda vuelta? Jos¨¦ Serra, el candidato de Fernando Henrique Cardoso, tiene todas las papeletas. Pero nunca se sabe.
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