Las potencias europeas rechazan una ofensiva contra Irak sin mandato de Naciones Unidas

Los tambores de guerra que suenan desde hace semanas en Washington gustan cada vez menos en Europa. Par¨ªs, Berl¨ªn, incluso Londres, han unido sus voces en las ¨²ltimas horas para rechazar un ataque militar norteamericano contra Irak sin mandato de la ONU. Ayer, el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, conden¨® cualquier acci¨®n militar 'unilateral o preventiva' de EE UU contra Bagdad sin contar con el visto bueno del Consejo de Seguridad, y el Gobierno brit¨¢nico propuso fijar un plazo para la vuelta de los inspectores de armas de la ONU antes de tomar una decisi¨®n.

'Vemos asomar la tentaci¨®n de legitimar el uso unilateral y preventivo de la fuerza', afirm¨® ayer Chirac ante los embajadores de Francia reunidos en el Palacio del El¨ªseo, en referencia a las reiteradas amenazas de Washington de intervenir militarmente en Irak para derrocar a Sadam Husein. Y a?adi¨®: 'Si Bagdad se obstina en rechazar el regreso sin condiciones de los inspectores , ser¨¢ necesario entonces que el Consejo de Seguridad y s¨®lo ¨¦l, decida las medidas que se vayan a tomar'.

El presidente franc¨¦s subray¨® que cualquier acci¨®n norteamericana contra Irak 'va contra la noci¨®n francesa de la seguridad colectiva, un concepto basado en la cooperaci¨®n entre Estados, el respeto a la ley y la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU', del cual Francia es miembro permanente. Las cr¨ªticas de Chirac recogen la posici¨®n mayoritaria de la opini¨®n p¨²blica francesa. Recientes sondeos revelan que el 75% de los franceses se oponen a una nueva guerra en el Golfo.

En la misma l¨ªnea, el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, inmerso en la campa?a electoral, ha repetido su oposici¨®n a un ataque unilateral norteamericano. Tambi¨¦n su contrincante, el democristiano Edmund Stoiber, ha declarado la necesidad de contar con la aprobaci¨®n de la ONU antes de lanzarse a una operaci¨®n b¨¦lica de consecuencias imprevisibles.

Dinamarca, pa¨ªs que ostenta la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea, insisti¨® ayer por boca de su ministro de Exteriores, Per Stig Moeller, en agotar las v¨ªas diplom¨¢ticas para obligar a Sadam a aceptar la vuelta de los inspectores y en dejar la decisi¨®n ¨²ltima en manos del Consejo de Seguridad.

Tambi¨¦n el Reino Unido, aliado incondicional de Washington, intenta calmar los vientos de guerra o al menos encontrar una base legal para la acci¨®n. Londres contempla lanzar un ultim¨¢tum internacional a Sadam consistente en establecer un plazo l¨ªmite para que el presidente iraqu¨ª permita a los inspectores de armas de la ONU entrar en su pa¨ªs, de donde fueron expulsados bajo la acusaci¨®n de espionaje en 1998.

Ultim¨¢tum a Sadam

La idea del ultim¨¢tum parte del comit¨¦ parlamentario de Asuntos Exteriores que, en su ¨²ltimo informe, recomienda fijar una fecha l¨ªmite para el cumplimiento por parte de Bagdad de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En su respuesta al documento, publicada ayer, el Gobierno de Tony Blair advierte de que las resoluciones de la ONU, incluidas las inspecciones de armas, requieren 'la conformidad inmediata' de Irak, pero acepta tomar en cuenta la recomendaci¨®n. Asimismo, el Gobierno brit¨¢nico evita incluir el derrocamiento de Sadam entre sus ojetivos, pero afirma con claridad que 'Irak ser¨ªa un lugar mejor sin Sadam Husein'. 'Nuestra pol¨ªtica se dirige a asegurar el cumplimiento total de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Estamos decididos a resolver la amenaza que presenta Irak', se?ala la respuesta oficial.

Esta estrategia podr¨ªa aportar cierta base legal a la reanudaci¨®n de las hostilidades militares contra Sadam y ayudar al primer ministro laborista a vencer la creciente resistencia que su apoyo a EE UU est¨¢ encontrando en el Reino Unido. 'Londres necesita una base legal, que le est¨¢ siendo denegada a base de marginar al Consejo de Seguridad. ?No ser¨ªa mejor intentarlo y demostrar al mundo que la ruta de la ONU no fue viable pero que la amenaza es genuina, antes que ignorar simplemente al Consejo de Seguridad?', se?al¨® ayer a la BBC el diplom¨¢tico estadounidense Richard Holbrooke, en una cr¨ªtica directa a la actuaci¨®n de la Casa Blanca.

La oposici¨®n a la guerra en el Reino Unido no s¨®lo parte del c¨ªrculo de diputados de la izquierda laborista, sino tambi¨¦n de los sindicatos y organizaciones religiosas. Rowan Williams, nuevo arzobispo de Canterbury, sum¨® su firma a una reciente petici¨®n que denuncia por 'ilegales e inmorales' los ataques contra Irak.

Incluso el Gabinete brit¨¢nico parece dividido ante la cuesti¨®n, con ministros como Jack Straw y Gordon Brown, adem¨¢s de Robin Cook, anterior jefe de la diplomacia, aparentemente contrarios a secundar los planes de EE UU. 'No hay divisiones serias en el Gabinete, hay debates', sali¨® al paso hace d¨ªas el viceprimer ministro, John Prescott.

Las pretensiones brit¨¢nicas fueron rechazadas de plano ayer por el r¨¦gimen de Bagdad. El vicepresidente iraqu¨ª, Taha Yas¨ªn Ramad¨¢n, declar¨® que ser¨ªa in¨²til permitir la vuelta de los 'esp¨ªas' (en alusi¨®n a los inspectores de la ONU) cuando la 'criminal' Administraci¨®n estadounidense ya ha decidido atacar a su pa¨ªs.

Por su parte, el presidente de Pakist¨¢n, Pervez Musharraf, aliado de EE UU en la guerra de Afganist¨¢n, se manifest¨® ayer en contra de un ataque a Irak, ya que tendr¨ªa 'muy negativas repercusiones en el mundo isl¨¢mico'.