Rafael Fr¨¹hbeck triunfa con Antonio Jos¨¦, Falla y Brahms
Burgos vive con creciente entusiasmo la nueva edici¨®n de su Est¨ªo Musical, un empe?o cultural del Ayuntamiento que orienta el burgal¨¦s universal Rafael Fr¨¹hbeck. Este a?o, la buscada y efectiva significaci¨®n de los conciertos ha comenzado con pentagramas de Antonio Jos¨¦ Mart¨ªnez Palacios (1902-1936), un m¨²sico de tan largo talento como breve vida, pues fue sesgada violentamente al comienzo de la contienda civil.
En su primer concierto, la Orquesta Nacional y su director em¨¦rito expusieron dos fragmentos de la ¨®pera El mozo de mulas que Antonio Jos¨¦ dej¨® inacabada y ha completado otro gran compositor de la ciudad, Alejandro Yag¨¹e. En tanto llega el proyectado estreno, tan necesario como obligado, volvimos a disfrutar del aliento l¨ªrico del Preludio y la gracia fresca y bien trabajada de la danza popular, basada en uno de los temas que recogiera Antonio Jos¨¦ en su Cancionero. La versi¨®n, limpia, viva y contrastada, provoc¨® largas ovaciones, como las merecieron las cinco piezas de Alb¨¦niz, orquestadas en plena juventud por Fr¨¹hbeck, quien las entiende y comunica con verdadero primor de detalle y rica diversificaci¨®n de intenciones y matices. Ser¨ªa in¨²til encomiar la espl¨¦ndida Segunda sinfon¨ªa de Brahms, pues el director burgal¨¦s contin¨²a una tradici¨®n brahmsiana tan viva en sus antecesores Arb¨®s y Argenta.
El segundo programa de la ONE, que consigu¨® llenar el Teatro Principal, estuvo dedicado enteramente a Manuel de Falla, con partituras andalucistas anteriores a 1920. Si Josep Colom volvi¨® a mostrar tanto su alto pianismo como su voluntad de belleza y su poder¨ªo en la parte solista en las Noches en los jardines de Espa?a, Fr¨¹hbeck y la Nacional revalidaron, por en¨¦sima vez, la categor¨ªa referencial de sus versiones de El amor brujo, La vida breve y El sombrero de tres picos. Han sido dos triunfos muy grandes, envueltos en el clamor y correspondidos con 'propinas' de Granados y Chap¨ª, sin olvidar el canto colectivo, el d¨ªa inaugural, del Himno a Burgos, de Calleja. Calla la orquesta el viernes y ocupan su lugar las voces de la Capilla Real de Madrid que dirige el bonaerense ?scar Gershenssoln: m¨²sicas hermosas, bondad de ideas y emoci¨®n trascendente de ese misticismo musical espa?ol que estudiara Henri Collet, enamorado de Burgos y defensor del maestro Olmeda. Un miserere de Manuel de Eg¨¹es y una misa de Luis Bernardo Jal¨®n, herencia que hemos de mantener vigente en la memoria colectiva.
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