Gobierno y alternativa, ante un curso electoral

El principal problema pol¨ªtico de la democracia espa?ola en estos 25 a?os, el del terrorismo, ha entrado en una nueva etapa con la suspensi¨®n cautelar de Batasuna y el inicio de los tr¨¢mites para su ilegalizaci¨®n. La apertura del nuevo curso pol¨ªtico est¨¢ marcada por ese acontecimiento, que condicionar¨¢ el desarrollo de un calendario en el que destacan las elecciones municipales y auton¨®micas de la primavera pr¨®xima y en el que se decantar¨¢ el aspirante a suceder a Aznar al frente del Partido Popular.

Aznar aspiraba a dejar resuelto, antes de irse, el problema del terrorismo. Crey¨® haberlo conseguido al declarar ETA su tregua de 1998, pero ahora sabe que la cosa es m¨¢s dif¨ªcil. As¨ª lo manifest¨® esta semana en su habitual discurso de apertura de la temporada en Quintanilla de On¨¦simo: la ilegalizaci¨®n de Batasuna contribuir¨¢ a hacer m¨¢s dif¨ªcil la vida al entorno de ETA, pero no acabar¨¢ con esa organizaci¨®n; para llegar a ese objetivo habr¨¢ que pasar por 'nuevos sacrificios'. El PP, sin embargo, no podr¨ªa haber dado este paso sin la previa iniciativa socialista del pacto antiterrorista, y la ley de partidos habr¨ªa nacido con una insuficiente legitimaci¨®n pol¨ªtica -que no es s¨®lo cuesti¨®n de n¨²meros- sin las enmiendas de CiU y los socialistas, que depuraron el proyecto inicial de peligrosos deslizamientos.

La pol¨ªtica parlamentaria favorece esos ajustes, sin los que no habr¨ªa sido posible una votaci¨®n como la del pasado d¨ªa 26, en la que tan s¨®lo 10 de los 350 diputados se pronunciaron contra la iniciativa de intentar sacar de la legalidad al brazo pol¨ªtico de ETA. El PSOE no s¨®lo ha evitado la confrontaci¨®n con el Gobierno en ese terreno tan delicado, sino que ha tenido inter¨¦s en compartir la responsabilidad de la iniciativa. Ello ha dado ocasi¨®n a Rodr¨ªguez Zapatero de seleccionar otros temas de diferenciaci¨®n con el poder que permiten desplegar una oposici¨®n m¨¢s visible. As¨ª se manifest¨® ya en el debate sobre el estado de la naci¨®n de julio, ganado por el futuro candidato socialista, seg¨²n las encuestas. El acercamiento del PSOE al PP en expectativas de voto que registra el ¨²ltimo sondeo del CIS parece avalar esa estrategia.

Pero, superado el ecuador de la legislatura, tambi¨¦n para el equipo de Zapatero se acerca el momento de la alternativa, de pasar de la denuncia de los efectos sociales de la pol¨ªtica de Aznar-Rato a la defensa de sus propias recetas. Las encuestas siguen reflejando una mayor confianza en la capacidad de gesti¨®n del PP, pero, al igual que en el Reino Unido del ¨²ltimo periodo de Thatcher, comienzan a aparecer zonas oscuras: la siniestralidad laboral, la violencia familiar, los ancianos que fallecen en soledad, por citar asuntos de actualidad esta misma semana, son s¨ªntomas de un cierto abandono de la dimensi¨®n social de la pol¨ªtica.

No se trata tanto de aumentar el gasto p¨²blico como de orientar mediante reformas legales y est¨ªmulos fiscales iniciativas p¨²blicas o privadas que creen empleos en los huecos detectados en los servicios sociales: guarder¨ªas, cuidado de enfermos y ancianos, en particular. Junto a ello, se esperan alternativas de la izquierda a las reformas laborales con recorte de derechos impulsadas por la derecha y que provocaron la huelga general de junio, inexistente seg¨²n el Gobierno, pero cuyos efectos se ver¨¢n en la negociaci¨®n social de este oto?o.

Adem¨¢s de la madurez de la oposici¨®n, las elecciones de mayo pondr¨¢n a prueba la fortaleza del PP a un a?o de las generales, para las que todav¨ªa no tiene candidato. Nadie duda de que Aznar tendr¨¢ la ¨²ltima palabra en la designaci¨®n, y son pocas las posibilidades de que adelante la decisi¨®n, como le piden algunos sectores de su partido. Tambi¨¦n le pidieron un adelanto de las ¨²ltimas generales, pero la mayor¨ªa absoluta justific¨® su empe?o de no modificar el calendario.

En Quintanilla, junto a la inoportunidad, por falta de respeto a la instituci¨®n, de designar a Juan Jos¨¦ Lucas como pr¨®ximo presidente del Senado, Aznar esboz¨® una cat¨¢logo de prioridades que van de la bajada de impuestos a la pol¨ªtica de inmigraci¨®n, pasando por la descentralizaci¨®n de las autonom¨ªas en favor de los municipios. Las tensiones nacionalistas, avivadas por la ilegalizaci¨®n de Batasuna, podr¨ªan impulsar la alianza plasmada en la Declaraci¨®n de Barcelona, cuyos socios, CiU, PNV y BNG, se reunir¨¢n el 10 de septiembre para estudiar posibles iniciativas conjuntas. Fue la influencia de Pujol, obligado a pactar con el PP para gobernar en Catalu?a, lo que evit¨® que la deriva soberanista del PNV se extendiera; pero el a?o pr¨®ximo tambi¨¦n hay elecciones catalanas (en las que Pujol no ser¨¢ candidato), con repercusiones nacionales que complican este de por s¨ª movido y re?ido curso.