Mea culpa

De la pasi¨®n al ¨¦xtasis. El viejo curso pol¨ªtico se despidi¨® con un golpe de gubia y el nuevo nos recibe con una noticia prodigiosa: la consejera de Econom¨ªa anunci¨® el martes que Andaluc¨ªa ha logrado la 'convergencia real con las econom¨ªas de nuestro entorno'; lo que, dicho sea con palabras simples, significa que nuestra econom¨ªa ha alcanzado a las de nuestros escurridizos vecinos. A la espera de que Magdalena ?lvarez precise los datos en los que se basa su diagn¨®stico, hay que reconocer que el esfuerzo ha debido de ser sobrehumano; al menos que el prodigio haya sido provocado por lo de la gubia, vaya usted a saber.

Cuando, hace apenas unos meses, la Junta vaticinaba que, dentro de diecinueve a?os, Andaluc¨ªa estar¨ªa entre las veinte primeras regiones europeas, los agoreros, envidiosos y aguafiestas de siempre -yo mismo, sin ir m¨¢s lejos- se pusieron a hacer cuchufletas. Afortunadamente, a¨²n queda esp¨ªritu de sacrificio, porque la verdad es que no s¨¦ c¨®mo hay a¨²n gente dispuesta a gobernarnos, con lo descre¨ªdos e ingratos que somos. F¨ªjense si no: los peri¨®dicos andaluces escondieron las declaraciones de la consejera en p¨¢ginas interiores y los nacionales ni siquiera la recogieron. Cochina envidia. Y eso que ya est¨¢bamos avisados: hace meses que la Junta nos viene advirtiendo que Andaluc¨ªa comparte problemas con las naciones m¨¢s desarrolladas del continente, lo cual, as¨ª, al pronto, parec¨ªa que no quer¨ªa decir gran cosa, porque en el mundo en el que vivimos todos los pa¨ªses comparten problemas con otros -por remotos y diferentes que sean-, lo que no les convierte en semejantes.

Pero, de pronto, acaba agosto y nos encontramos con la gran noticia. Qu¨¦ callado se lo ten¨ªan. Mientras est¨¢bamos todos panza arriba en la playa, el gobierno andaluz, humildemente, en silencio, conclu¨ªa en un par de meses la tarea que se hab¨ªa asignado para los pr¨®ximos diecinueve a?os. As¨ª da gusto. Imagino que en Bruselas se llevar¨¢n una alegr¨ªa al ver que, por fin, ya no necesitamos fondos para la convergencia. ?Y ahora qu¨¦? Ahora, ha anunciado Magdalena ?lvarez, una vez completado lo cuantitativo debemos de dedicarnos a dar un salto cualitativo. Reconozco que no lo he entendido bien: no sab¨ªa que hubiera aspectos econ¨®micos tan espec¨ªficamente cualitativos que fueran imposibles de cuantificar. Pero, en fin, uno desconoce tantas cosas... Por ejemplo, desconoc¨ªa que estuvi¨¦ramos tan cerca de la convergencia. Mea culpa.

Ha llegado, pues, la hora de la autocr¨ªtica. No es cosa de esperar a la cuaresma: cubr¨¢monos de ceniza todos los descre¨ªdos y pong¨¢monos de rodillas. Comenzando por los miembros del renegado Consejo Econ¨®mico y Social de Andaluc¨ªa; sin duda, un aut¨¦ntico submarino del PP. Pid¨¢mosles cuentas por sus imposturas a los servicios de estudios del BBVA, de la Caixa y de la Funcas, que tan listos se cre¨ªan. Adem¨¢s, qu¨¦ har¨¢n ellos meti¨¦ndose en nuestras cosas, si ni siquiera son andaluces. Y qu¨¦ decir de Eurostat, el agorero servicio estad¨ªstico de la Uni¨®n Europea... Que se chinchen, que ya hemos alcanzado la convergencia.

Ya lo dec¨ªa Franco: en el extranjero lo que hay es mucha envidia.