Este verano sangriento
Los accidentes mortales han sido la pesadilla de los meses de julio y agosto. Aparentemente se ten¨ªa la impresi¨®n de que se sufr¨ªa una maldici¨®n b¨ªblica, sembrando dolor y luto en no pocas familias. Pero nada m¨¢s contrario a causas sobrenaturales; tan sangriento azote es el resultado de una serie de causas que el empresariado y los poderes p¨²blicos no quieren ver de ninguna manera; pero las medidas de siempre se han caracterizado por ser disposiciones burocr¨¢ticas que, como es natural, todav¨ªa no han dado resultado alguno. Con los datos en la mano, se puede afirmar que, desgraciadamente, la lucha contra la siniestralidad laboral ha fracasado estrepitosamente. A nuestro entender, las causas primeras que originan tanta mortandad y unos exorbitantes gastos financieros en los sistemas p¨²blicos de protecci¨®n social, est¨¢n en: a) partes del articulado del Estatuto de los Trabajadores que conceden al dador de trabajo toda la potestad para determinar los sistemas de organizaci¨®n de este trabajo; b) los elevados niveles de precarizaci¨®n de la mano de obra, y c) la interminable cadena de subcontrataciones que hace invisible la determinaci¨®n de la responsabilidad de las cosas. A continuaci¨®n vendr¨ªa toda una serie de consideraciones, tambi¨¦n de envergadura: la inoperancia de los poderes p¨²blicos para dotar de instrumentos eficaces a las pol¨ªticas preventivas, hoy pr¨¢cticamente inexistentes, y la taca?er¨ªa en dotaciones financieras (as¨ª de los empresarios como de las administraciones p¨²blicas), que siguen pensando en t¨¦rminos de gasto convencional.
Hay que entrar a fondo en lo que denominamos las causas primeras. De ah¨ª que venga a cuento la siguiente reflexi¨®n: la flexibilidad no es algo aislado, sino un m¨¦todo permanente y de largo recorrido. Es una flexibilidad que est¨¢ exclusivamente en manos del dador de trabajo sin ning¨²n tipo de controles; no existe v¨ªnculo alguno entre flexibilidad y seguridad. Por ello proponemos que el legislador, de manera pactada con los agentes sociales y los empresarios, elabore una ley de flexibilidad. Intuimos que a m¨¢s de uno se le pondr¨¢n los pelos de punta, pero estamos decididos a dejarnos la piel en su argumentaci¨®n. Esta ley de flexibilidad, junto a las reformas legislativas del Estatuto de los Trabajadores y otras que se desprenden de lo dicho anteriormente, supondr¨ªan un itinerario nuevo. Desde luego, son imprescindibles los comportamientos de los agentes sociales y el empresariado a la hora de establecer una contractualidad nueva que tome la salud como el centro de las condiciones de trabajo. M¨¢s todav¨ªa, ?por qu¨¦ no un pacto social entre administraciones, sindicatos y empresarios sobre salud y seguridad en el centro de trabajo?
Realmente, lo que estamos planteando se nos antoja un giro copernicano que deje atr¨¢s las pol¨ªticas que no s¨®lo no han avanzado en defensa de la salud en el centro de trabajo, sino que est¨¢n dejando las cosas como siempre. Por ejemplo, dejar las cosas como siempre es entender que la salud en el centro de trabajo es algo marginal, que no forma parte de la salud p¨²blica. La misma expresi¨®n 'salud laboral' est¨¢ siendo interpretada como algo que est¨¢ fuera de la city. Nosotros, por el contrario, pensamos que mientras no se conciba como un problema de salud p¨²blica las cosas seguir¨¢n como hasta ahora. Porque lo que est¨¢ fuera de toda duda es que el asunto s¨®lo estremece cuando aparece la tragedia, despu¨¦s viene aquello de a otra cosa, mariposa. As¨ª pues, se requieren reformas estructurales, el resto es pura ch¨¢chara como aparentando que se est¨¢ en el ajo.
Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla es diputado en el Parlament por ICV. Carles Navales est¨¢ afiliado al PSC y es director de La Factor¨ªa, revista de pensamiento pol¨ªtico.
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