Un adusto verano
Cuenta el narrador que la lectura de libros de caballer¨ªas le sec¨® el cerebro al caballero Alonso Quijano, que as¨ª se convirti¨® en Don Quijote; pero se admite que el sol estival manchego 'bastar¨ªa para derretirle los sesos si algunos tuviere'. Todav¨ªa hay quien dice que a l'estiu tot lo mon viu, un refr¨¢n de la ¨¦poca del hambre y t¨ªpico de la peque?a ciudad agr¨ªcola o de econom¨ªa mixta. No es un canto al estallido de la vida, sino a la abundancia de frutas y hortalizas. En el peor, pero muy frecuente de los casos, se daba uno un paseo por el campo y de paso llenaba el buche.
El verano que se va ha sido clim¨¢ticamente at¨ªpico y la gente del ramo no se aclara: unos dicen que no hay motivo de alarma y que no es la primera vez que el distintivo mayor de julio y agosto son las tormentas y las grandes cat¨¢strofes naturales; pero tienen que remontarse, o poco menos, al primer a?o de estos c¨®mputos para encontrar el paralelismo. Encima, la n¨®mina de estos expertos disminuye a ojos vista, mientras crece la de los convencidos de que el clima est¨¢ cambiando y lo que te rondar¨¦ si la humanidad no endereza sus pasos. Hay un dato muy sospechoso y que nadie, experto o profano, puede negar: los glaciares se derriten y eso no empez¨® este verano.
Con todo, este verano se ha repetido la t¨®nica. ?poca de ni?os y ancianos que se ahogan, de perros que muerden, de viviendas desvalijadas, de timos a los turistas, de bolsos y carteras escamoteados, de paellas que espantar¨ªan a Satan¨¢s y que, me temo, empiezan a espantar tambi¨¦n a los turistas. Tiempo para las revistas del coraz¨®n, que no paran de perseguir y de ser perseguidas por ese patio de Monipodio de la jet-set y su parentela pobre, la que vive de programas como T¨®mbola, qu¨¦ har¨ªan muchos de nuestros paisanos si les dejaran sin T¨®mbola; tengo un amigo convencido de que algunos cambiar¨ªan el voto y me dice que si yo no creo que sea para tanto no deber¨ªa estar escribiendo art¨ªculos, pues no le he cogido el tranquillo a la sociedad en que vivo. 'La cristalina esfera gira ba?ada en luz', le digo en salida de pata de banco y me contesta que est¨¢ lloviznando. Magn¨ªfica vara de medir, el absurdo tomado en serio.
Tambi¨¦n ha sido pr¨®digo el verano en festividades (son tradiciones), festejos, conmemoraciones, actos culturales, cursos universitarios y en competiciones deportivas. No ha brillado la actividad en nuestro Palacio de Congresos y es l¨¢stima, pues se trata de una apetecible fuente de ingresos. Estos congresos, en s¨ª, tienen mucho de camelo, como bien me s¨¦ de primera mano, pero llenan hoteles y de este modo, vengan profesores m¨¢s o menos ilustres a soltar su rollo y engorden el curr¨ªculo por m¨¢s badea que suelten o por m¨¢s que repitan la buena nueva; y disc¨²lpenme quienes no se nutren de badea ni a?aden lo mismo a lo mismo, que de todo hay as¨ª en la tierra como en el cielo. Por lo dem¨¢s, aqu¨ª en la ciudad, lo de siempre; motos trucadas y coches discoteca ensa?¨¢ndose con el vecindario de ciertos barrios (entre los ancianos causan estragos), ciudad cerrada porque los turistas no vienen o turistas que no vienen porque la ciudad est¨¢ cerrada. Eso s¨ª, la delincuencia ha ido a m¨¢s y, en el proceso, su cantidad se est¨¢ tornando en cualidad. Ahora utiliza m¨¢s las armas no como ni?er¨ªa y bravata, sino para descargarlas en los cuerpos de las v¨ªctimas. Cada vez se hiere m¨¢s sin que los pobres corderos de Dios hayan ofrecido el menor signo de resistencia. Esto se va pareciendo a un Detroit con desempleo y con m¨¢s murgas y m¨¢s tracas nocturnas con permiso de la autoridad. ?O no hay tal permiso? Qu¨¦ m¨¢s da, se lo toman. El consistorio no se ocupa de pamemas, y menos en verano.
Pero lejos de nosotros la funesta man¨ªa de quejarnos. Tenemos m¨®viles, tenemos Internet, cosa que no pueden decir la inmensa mayor¨ªa de los africanos, que no tienen ni agua, que no viven el presente, que carecen de futuro y se acuerdan demasiado del pasado, cuando hab¨ªa bosques que rend¨ªan con cierta amabilidad sus frutos. All¨ª acogota el hambre, acogota la sed, acogota el calor, acogotan las moscas y los mosquitos y esto parece un p¨¢rrafo de Carlos Llopis, pero en l¨²gubre. All¨ª el sol se refracta y recalienta en la hojalata de las shanty towns, repudre los vertederos que son comida y vivienda de tanta gente como se obstina en seguir mirando el mundo sin verlo.
Menos turismo en n¨²mero o en gasto y duraci¨®n de las estancias. Paquetes a precios reducidos y apelaci¨®n al patriotismo del turismo nacional. No entiendo esta compensaci¨®n. Yo cre¨ªa, c¨¢ndidamente, que la riqueza del turismo consist¨ªa en la entrada de dinero fresco a cambio de unos servicios y de desoir a los ecologistas. Pero si un madrile?o, que es part¨ªcipe del PIB como cada hijo de vecino, se gasta aqu¨ª el dinero ahorrado durante el a?o con tan loable prop¨®sito, ese dinero mermar¨¢ el ahorro de capital del pa¨ªs o bien se detraer¨¢ de otros gastos. La mano de pintura, la adquisici¨®n de un nuevo refrigerador, la renovaci¨®n del vestuario, tendr¨¢n que esperar. Aqu¨ª tendremos m¨¢s turismo ind¨ªgena pero la masa monetaria permanecer¨¢ constante.
Puede, me digo sin convicci¨®n, que el dinero invertido en turismo sea m¨¢s rentable. Disculpen mi magra sapiencia, pero de momento me quedo con el recuerdo de la vaca aut¨¢rquica de Hitler, a la espera de que alg¨²n experto me ilumine piadosamente; pues nada m¨¢s insidioso que la duda.
T¨ªpico del verano no hay mucho m¨¢s que decir. El sol nos ha causado menos agobio a quienes le odiamos. Alg¨²n que otro amigo casi ha dejado de serlo por marcharse al Caribe y no precisamente para inyectarles unos euros a aquellas econom¨ªas. Perejil pudo ocurrir en oto?o y s¨®lo las bombas de ETA en la playa son t¨ªpicamente veraniegas por razones obvias; aunque la costumbre adormece los sentidos y gracias a eso el mundo marcha, y si marcha mal, no es gracias a eso. El despanzurramiento de una criaturita ha provocado, eso s¨ª, un desorden en las vacaciones pol¨ªticas. Que sea para bien, aunque advierto muchas dudas entre notoria gente de leyes nada sospechosa ni de fu ni de fa.
El verano agonizante ya desata estad¨ªsticas oficiales de toda suerte. Batir¨¢n el famoso censo de la Xunta gallega, as¨ª Dios me valga.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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