Cultura entre pitas
El parque de Cabo de Gata se convierte en anfitri¨®n de un completo festival cultural
La pita es una humilde planta oriunda de M¨¦xico que, en zonas desprovistas de verde frondosidad, realza su estampa estilizada y parece querer conversar con el cielo y el viento. ?sa es, al menos, una de las sensaciones que la planta transmite a quienes se topan con su altiva presencia en las tierras almerienses del parque natural de Cabo de Gata-N¨ªjar, una zona en la que la existencia de pitas forma parte indisoluble del paisaje.
Pero la pita, conocida igualmente como agave, no es s¨®lo una de las plantas caracter¨ªsticas del parque natural. Desde hace tres a?os se ha convertido tambi¨¦n en s¨ªmbolo de una decidida apuesta por la cultura y por las alternativas de ocio.
Esa apuesta lleva por nombre gen¨¦rico Espantapitas, denominaci¨®n que responde a un festival cultural que empieza a consolidarse con fuerza y que este a?o, desde el pasado d¨ªa 3, ha vuelto a celebrarse en la poblaci¨®n de San Jos¨¦, uno de los puntos m¨¢s conocidos del parque de Cabo de Gata.
La m¨²sica es uno de los ejes centrales de este festival, que, organizado por la asociaci¨®n juvenil y cultural El Marrajo, cuenta tambi¨¦n con el apoyo del Instituto Andaluz de la Juventud. Pero no todo se centra en los conciertos. Y eso, junto al hecho de tomar como escenario un espacio protegido, es uno de los rasgos distintivos de esta propuesta festiva y cultural.
La astronom¨ªa, la cer¨¢mica, la fotograf¨ªa y artes, como el yoga o un tipo de gimnasia terap¨¦utica oriental conocida como Chi Kung, son s¨®lo parte de la amplia oferta de actividades que se concentran en el Espantapitas, donde tambi¨¦n se han programado talleres sobre curiosos instrumentos de m¨²sica como el kats¨¢, un instrumento de percusi¨®n propio de la isla de Madagascar.
Muchas de las personas que trabajan desde el martes para que todas las actividades salgan adelante lo hacen movidas s¨®lo por la inquietud de demostrar que en un espacio como el parque natural de Cabo de Gata se puede compaginar el turismo al uso con la oferta de actividades alternativas.
Una de esas personas es ?lvaro Hern¨¢ndez P¨¦rez, un joven de 21 a?os que no ha dudado en acampar en la zona de San Jos¨¦ durante toda la semana que dura el festival para aprovechar al m¨¢ximo todas las posibilidades que ofrece el Espantapitas. ?lvaro vive el festival desde dos ¨®pticas. Por un lado, es uno de los monitores del taller de cer¨¢mica que ha logrado atraer la atenci¨®n de los m¨¢s peque?os. Por otro lado, participa activamente en el resto de propuestas, especialmente en los conciertos que se ofrecen durante la noche. 'En el taller de cer¨¢mica estamos personas que hemos acabado los estudios en la Escuela de Artes de Almer¨ªa y otros que a¨²n son alumnos. Hacemos esto porque nos gusta y trabajando con los ni?os siempre aprendes mucho. Adem¨¢s, a cambio de dar el taller, nos han permitido exponer parte de nuestros trabajos dentro de lo que es el festival', explica el joven.
La madrina Alaska
Desde el momento en el que se apost¨® por poner en marcha este festival, hubo personas que se comprometieron directamente con la iniciativa. Una de esas personas fue la cantante Alaska, convertida desde el principio en madrina del Espantapitas y encargada de clausurar ayer este encuentro cultural con una actuaci¨®n que se adentr¨® en la madrugada de hoy con su grupo Fangoria. Adem¨¢s de Alaska, habitual colaboradora del festival, por el Espantapitas han desfilado diversos grupos de m¨²sica que suelen huir de los c¨¢nones que marca el mercado m¨¢s comercial. Y es que, de hecho, uno de los objetivos del festival es abrir una puerta a todas esas experiencias, musicales y culturales, que no suelen tener un hueco f¨¢cil en las programaciones convencionales. Se trata de alternar la posibilidad de escuchar a grupos menos conocidos para el gran p¨²blico con la presencia de artistas ya consagrados, como el caso de Raimundo Amador, que fue el encargado de amenizar la noche del viernes. Las miles de personas que han respondido este a?o a la tercera edici¨®n del Espantapitas dan fe de que siempre tiene ¨¦xito una propuesta que conjuga actividades alternativas con ocio y respeto a los espacios protegidos. Las caracter¨ªsticas de los participantes en este festival tambi¨¦n destrozan los t¨®picos de que cada propuesta tiene un p¨²blico concreto y definido. Por el Espantapitas han pasado desde veraneantes que en un principio llegaron al parque natural s¨®lo en busca de sol, playa y bellos paisajes hasta militantes de tribus urbanas o nost¨¢lgicos de la cultura de calle, que siempre tuvo en el aire libre su mejor aliado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.