'Abrir ahora el frente iraqu¨ª agravar¨ªa otros problemas'
Desde su austero despacho en Bruselas, Solana busca un dif¨ªcil equilibrio entre la cr¨ªtica leal a las pol¨ªticas pol¨¦micas de Washington y la complicidad b¨¢sica con el gran aliado transatl¨¢ntico de Europa.
Pregunta. Desde el 11-S habitamos un mundo m¨¢s desequilibrado.
Respuesta. Sacar conclusiones definitivas a¨²n es prematuro. Algunas nuevas tendencias se consolidar¨¢n, otras no. El 11-S fue un tremendo acontecimiento para todos, pero sobre todo para el pueblo americano. Parece que el mundo ha cambiado mucho, pero es porque ha cambiado Estados Unidos. Por primera vez se ha sentido vulnerable. Ese cambio de percepci¨®n del planeta desde EE UU nos da la impresi¨®n de que el mundo ha cambiado, dada la importancia que tiene ese pa¨ªs en el contexto internacional. Han cambiado sus relaciones con el resto del mundo, generando m¨¢s solidaridad global en la lucha antiterrorista, pero agrandando distancias en otros asuntos tan decisivos como ella. Dudo de que el 11-S acabe marcando en la historia un hito como el fin de la guerra fr¨ªa, pero s¨ª para EE UU. Algunos intelectuales americanos nos explican que el mundo que se ve a trav¨¦s de los ojos americanos se acerca al de Hobbes, compuesto por una jungla que requiere un orden dr¨¢stico, mucho m¨¢s que el mundo percibido por los europeos, un mundo de Kant, con su paz universal, que ellos juzgan ingenuo.
'No queremos competir militarmente con Norteam¨¦rica, pero debemos gastar un poco m¨¢s en defensa si queremos ser una potencia civil con medios militares'
'La UE usa los m¨¦todos del multilateralismo: trabajar juntos, entretejer el mundo, respetar un conjunto de reglas. Estados Unidos da marcha atr¨¢s en el multilateralismo'
'Europa vive su momento de m¨¢xima seguridad en la historia; al contrario de lo que sucede en EE UU, que se ve vulnerable en su territorio. Hay que ponerse en la piel del otro'
'Los europeos no podemos olvidar que Irak incumple 9 resoluciones' de la ONU, 'ni tampoco el peligro de que las armas de destrucci¨®n masiva lleguen a manos terroristas'
'Los palestinos debaten sobre la necesidad de acabar con los atentados suicidas, cambiar la naturaleza de la Intifada, convertirla en un movimiento pac¨ªfico. Ser¨ªa un gran paso'
'Jam¨¢s creer¨ªa en una Europa cuyo mensaje fuera '?ca?a al inmigrante!'. Se hace m¨¢s ruido sobre la inmigraci¨®n ilegal, pero a la vez hacemos una pol¨ªtica de integraci¨®n de la legal'
P. Usted es uno de los europeos que m¨¢s han hecho por tender puentes transatl¨¢nticos. Pero los europeos se despegan cada vez m¨¢s de Washington.
R. Europa dispens¨® al pueblo americano una enorme solidaridad. El despegue parcial actual se debe a una diferente percepci¨®n del mundo desde entonces. Los europeos no hemos vivido un momento de mayor seguridad que este final del siglo XX-principios del siglo XXI, en buena parte gracias al paraguas norteamericano. Quienes han vivido las dos guerras mundiales o el riesgo de invasi¨®n masiva saben que no hay riesgo de una tercera en su suelo, se sienten m¨¢s seguros que nunca. Adem¨¢s, los europeos conocen el terrorismo desde hace tiempo. En EE UU sucede todo lo contrario, existe la sensaci¨®n de m¨¢xima inseguridad. Se ven vulnerables en casa. Nunca hab¨ªan sufrido, tras la guerra civil, un trauma as¨ª sobre su territorio. Hab¨ªan participado en las guerras mundiales, pero siempre fuera, no hab¨ªan visto Nueva York o Washington como nosotros hemos visto Par¨ªs, Londres o Berl¨ªn. Es l¨®gico, pues, que los estados de ¨¢nimo difieran. Podemos y debemos ponernos unos en la piel del otro.
P. Hay m¨¢s razones para ese desapego.
R. Los Estados Unidos miden la lucha antiterrorista ¨²nicamente a trav¨¦s de un prisma militar. Pero para m¨ª el centro de gravedad de la lucha contra el terrorismo ni es ni debe ser militar, debe ser el intercambio de informaci¨®n franca entre unos pa¨ªses y otros, que a¨²n es insuficiente. Los europeos han hecho muchas cosas, muy importantes, y muy bien. La paz de Afganist¨¢n se hizo en una ciudad que se llama Bonn, que est¨¢ en Europa, y dirigida por equipos de europeos. El mayor contingente de fuerza para mantener la paz es europeo. Y la mayor y m¨¢s r¨¢pida ayuda econ¨®mica es europea. A los sectores norteamericanos mentalmente militarizados les parece que nadie les ayuda. Pero se equivocan.
P. Tambi¨¦n crece la divergencia sobre los m¨¦todos para resolver los conflictos.
R. Desde luego. Nuestra manera de enfrentarnos con los problemas de hoy es continuar usando los m¨¦todos del multilateralismo. Porque sabemos por experiencia que el multilateralismo, trabajar juntos y no cada uno por su lado, entretejer mejor el mundo, respetar un conjunto de reglas acordadas, es mejor. La UE es el mejor ejemplo de multilateralismo. Los pa¨ªses que configuran Europa han luchado sobre su suelo y han creado conflictos mundiales cuando practicaban la pol¨ªtica de las hegemon¨ªas. Todo eso cambi¨® cuando decidieron trabajar juntos. Para nuestros padres, la opci¨®n era o multilateralismo o guerra. Alguno dir¨¢ que el multilateralismo es hist¨®ricamente el refugio del d¨¦bil, y el unilateralismo, el recurso del fuerte. Nosotros pensamos que el futuro est¨¢ delante y no detr¨¢s. Fujiyama sostiene que el ¨²nico actor reconocible es el Estado-naci¨®n y que las instancias supranacionales no hay que tom¨¢rselas en serio. Para ¨¦l, el futuro no est¨¢ delante, sino detr¨¢s, en el Estado-naci¨®n cl¨¢sico como ¨²nica expresi¨®n del inter¨¦s nacional y ¨²nica fuente de legitimidad, en la pol¨ªtica hegem¨®nica..., lo que cre¨ªamos superado tras las dos guerras. As¨ª, constatamos una marcha atr¨¢s de EE UU en la valoraci¨®n del multilateralismo. Por el contrario, Europa no puede tolerar que en el orden internacional el to play by rules -actuar dentro de las reglas- se convierta en un to play with the rules, jugar con las reglas.
P. Ese regreso al unilateralismo, o a un neoimperialismo norteamericano, tiene aplicaciones inquietantes, como la obstaculizaci¨®n al Tribunal Penal Internacional (TPI), el nuevo proteccionismo agr¨ªcola de la Farm Bill y la ausencia de Johanesburgo.
R. Muchas de esas cosas son acentuaciones de tendencias anteriores al 11-S, como la posici¨®n sobre Kioto. Clinton firm¨® la creaci¨®n del TPI, pero a sabiendas de que el Senado nunca lo ratificar¨ªa, para darse un margen de negociaci¨®n en el futuro, soy testigo de excepci¨®n de eso. Clinton ten¨ªa que ser coherente. Con los europeos, cre¨® un tribunal penal para Ruanda y Yugoslavia. Fue fundamental para la ca¨ªda de Milosevic, y a¨²n hoy EE UU condiciona su ayuda comprometida con Serbia a que coopere con el tribunal. EE UU anim¨® esos tribunales y teme ahora al TPI, es contradictorio. Soy capaz de ponerme en su piel y entender que el pa¨ªs con m¨¢s responsabilidades globales tema que el tribunal se instrumentalice contra ¨¦l. Pero su entramado legal minimiza ese riesgo. En cuanto a Johanesburgo, EE UU s¨ª ha estado presente, aunque no su presidente, como tampoco lo estuvo el espa?ol. M¨¢s que la asistencia, lo importante son las posiciones que se defienden. Ciertamente, EE UU y Europa han diferido en este caso.
P. Sobre el TPI, ?qu¨¦ har¨¢ Europa frente a la presi¨®n de Washington para alcanzar acuerdos bilaterales que inmunicen a sus soldados?
R. Nosotros fuimos decisivos en la g¨¦nesis de esta nueva criatura de la multilateralidad, lo haremos todo para que no se debilite. Y a la vez para que se acomoden los pa¨ªses no firmantes.
P. Londres y Roma ya son sensibles a esa presi¨®n.
R. Eso es inexacto. Pese a unas declaraciones iniciales de Berlusconi, los Quince acordaron en Elsinor trabajar en la doble direcci¨®n de no debilitar el TPI y buscar f¨®rmulas de acomodo para quienes est¨¢n en contra.
P. ?No diluir¨¢ su fuerza?
R. Intentaremos evitarlo. Y debatiremos con el esp¨ªritu del juez americano de Nuremberg, seg¨²n el cual los americanos jam¨¢s aplicar¨ªan una ley a la que no estuvieran dispuestos a someterse ellos mismos. ?sa es la mejor Am¨¦rica.
P. La Farm Bill dispara el proteccionismo agr¨ªcola.
R. Me parece mal. Pero delante m¨ªo, el presidente Bush dijo: 'Haremos todo para que la norma sea compatible con la Organizaci¨®n Mundial del Comercio'. Dicho esto, reconozcamos que en agricultura los europeos vamos con el pie cambiado, carecemos de fuerza para erigirnos en jueces morales. Al final, los subsidios agr¨ªcolas totalizan 250.000 millones de d¨®lares, cinco veces la ayuda oficial al desarrollo.
P. ?Ha dilapidado EE UU el capital de simpat¨ªa logrado hace un a?o? ?La gran coalici¨®n antiterrorista de ayer no se convierte en liga antiimperialista?
R. La reacci¨®n negativa coagul¨® con el discurso sobre el estado de la naci¨®n, por culpa de algunos t¨¦rminos, como el del 'eje del mal'. Pero se sigue cooperando, pese a los distintos enfoques. Algunos civiles y responsables del Pent¨¢gono lanzan frases como 'lo haremos solos, ya vendr¨¢n', que no ayudan. La pol¨ªtica americana ha olvidado el componente soft, convencer, para concentrarse en el hard, vencer militarmente. Consideran irrelevante a quien no tenga capacidades militares para ayudarles. Ser¨ªa correcto si los problemas mundiales fuesen s¨®lo militares, pero no es as¨ª. Adem¨¢s, cuando una acci¨®n militar termina, viene la parte dif¨ªcil, larga, policial, civil y econ¨®mica. Los europeos tenemos diez veces m¨¢s de peacekeepers (soldados en misi¨®n de paz) en el mundo que los estadounidenses.
P. Entonces, ?cu¨¢l es el papel de Europa? ?Apoyar a Colin Powell, que parece que pierda su pulso con Rumsfeld y Cheney?
R. Europa tiene que saber navegar sobre las olas de la relaci¨®n transatl¨¢ntica, porque es trascendental para nosotros. Pueden ser m¨¢s grandes en ocasiones, normalmente ser¨¢n manejables y la mayor¨ªa de las veces habr¨¢ mar en calma. Debemos ser capaces de navegar en cualquier circunstancia, tambi¨¦n en las m¨¢s dif¨ªciles, que ser¨¢n m¨¢s frecuentes porque la UE influir¨¢ m¨¢s en la escena internacional.
P. Para eso har¨ªa falta que Europa fuese relevante. No lo parece. Ni en Kabul, ni en Israel.
R. Se equivoca. En Afganist¨¢n, lo l¨®gico era que liderase EE UU, porque era el pa¨ªs m¨¢s directa y brutalmente afectado. Y despu¨¦s de la acci¨®n militar contra los talibanes, el mantenimiento de la paz y la reconstrucci¨®n los encabezan los europeos. Nosotros no podemos ni queremos competir militarmente con EE UU: el 90% de las bombas de la guerra de Afganist¨¢n iban guiadas por l¨¢ser. No las tenemos. Nuestro enfoque es otro, fijarnos objetivos pol¨ªticos claros y dotarnos de los medios militares para llevarlos a buen puerto. Mi preocupaci¨®n es que quiz¨¢ no estamos haciendo eso bien, ni con la suficiente rapidez ni seriedad, porque a los gobernantes les resulta dif¨ªcil solicitar a los ciudadanos recursos econ¨®micos para actualizar los ej¨¦rcitos.
P. Hace dos a?os declaraba a este diario lo contrario, que las pol¨ªticas exterior, de seguridad y defensa europeas se creaban 'a la velocidad de la luz'.
R. Desde entonces han surgido imprevistos presupuestarios. Cre¨ªamos vivir en una econom¨ªa mundial estable y ha surgido la cara del capitalismo real, casos como los de Enron o World Com. El crecimiento se reduce, como en Alemania. Pero ambas cosas son ciertas. Hemos ido r¨¢pido porque todo lo que hab¨ªa que hacer en lo institucional est¨¢ hecho. Y vamos despacio porque nos falta a¨²n elevar un poco, no mucho, los gastos para, por ejemplo, el Airbus 400 LX.
P. ?No reduce Europa su ambici¨®n? Deber¨ªa aspirar a resolver sola un nuevo Kosovo, si llega.
R. Europa est¨¢ al frente del proceso de estabilizaci¨®n en Macedonia, tambi¨¦n en lo militar, y haremos toda la operaci¨®n de polic¨ªa en Bosnia, algo que hace muy poco ni pod¨ªa so?arse. Bastaron dos semanas para desplegarnos en Kabul, aunque a¨²n no institucionalmente como UE, sino como europeos. No zanjaremos los problemas internacionales militarmente, necesitamos resolver los dramas que propician los conflictos, pues el mapa de los conflictos y el de la pobreza se superponen en buena medida. Europa no es irrelevante, ni en Johanesburgo, ni impulsando el acceso de China a la OMC, ni en Kabul.
P. Muchos creen que va a remolque de Washington. ?Cu¨¢l es su vocaci¨®n?
R. Estados Unidos es imprescindible en muchas cosas. Pero la suma de EE UU y Europa pesa m¨¢s que su yuxtaposici¨®n, debemos preservarla. La realidad y la vocaci¨®n de la UE es ser una potencia civil con medios militares. Es el primer donante de ayuda al desarrollo, con el 55% del total; tiene capacidad diplom¨¢tica, fuerza comercial pareja a la de EE UU y capacidad de gesti¨®n de crisis pol¨ªtica y militar. Desde 1945, la misi¨®n de los ej¨¦rcitos europeos, quiz¨¢ salvo el brit¨¢nico, era defender las fronteras nacionales. La del norteamericano era desplegarse fuera de su territorio. Estamos impulsando un cambio enorme, desplegar los ej¨¦rcitos hacia afuera para hacer la paz. No se hace en dos minutos. Los alemanes no pudieron desplegar tropas en Bosnia, por imperativo constitucional, pero la operaci¨®n de paz de Kosovo ya la dirigi¨® un general alem¨¢n.
P. Algunos hablan de Europa como 'gu¨ªa moral'.
R. Me parece un punto pretencioso. Pero los europeos somos los ¨²nicos que hemos dado entrada, con tarifa cero, a los pa¨ªses m¨¢s pobres, para 'todo, menos armas'. Nos gustar¨ªa que otros hicieran lo mismo.
P. La reacci¨®n antiterrorista, con la euroorden de b¨²squeda y captura, fue eficaz. Pero seguridad y libertad se desequilibran.
R. Es un problema de poner mal el ¨¦nfasis. El primer ¨¦xito de los terroristas internacionales llegar¨ªa si la sociedad que atacan abandonase sus valores. No podemos aceptar Guant¨¢namos. Ser¨ªa nuestra derrota. No hay seguridad infinita salvo con libertad cero, y aun as¨ª. Debemos asumir alg¨²n riesgo.
P. Holanda endurece el asilo; Londres y Roma quer¨ªan combatir la inmigraci¨®n ilegal a ca?onazos; dificultamos la integraci¨®n de la legal al retrasar en Sevilla el Estatuto del Residente...
R. Sin referirme a pa¨ªses concretos, no podr¨ªamos construir Europa con la doble obsesi¨®n de dureza contra el crimen y dureza contra la inmigraci¨®n. Jam¨¢s creer¨ªa en una Europa cuyo mensaje fuera: ?ca?a al inmigrante! Eso hace sufrir la conciencia del dem¨®crata. Se hace m¨¢s ruido sobre la inmigraci¨®n ilegal que sobre la legal, pero desarrollamos a la vez pol¨ªticas para ambas.
P. ?Se retrasa la ampliaci¨®n?
R. No habr¨¢ retraso. Los nuevos miembros participar¨¢n en las elecciones europeas de 2004, como est¨¢ previsto. Quedan por cerrar los cap¨ªtulos presupuestarios para despu¨¦s de las elecciones alemanas.
P. Y el atraso polaco y el problema de Chipre.
R. Polonia ya est¨¢ mejor encaminada. Y las negociaciones internas en Chipre acaban de reemprenderse. En cualquier caso, ser¨¢ un candidato elegible. Espero que Turqu¨ªa facilite las cosas. Los preeuropeos han dado un golpe de tim¨®n, han impuesto reformas, han suprimido la pena de muerte, ojal¨¢ las elecciones de noviembre sean positivas.
P. ?C¨®mo ve a Rusia y China?
R. El 11-S permiti¨® que se denunciase el tratado ABM. Y Bush fue a China, pese al conflicto a¨¦reo de mayo. Han mejorado las relaciones de EE UU con China y con Rusia. En su campa?a electoral, Bush dijo: 'Trataremos a Rusia como lo que es, no como lo que cree que es'. ?Cu¨¢nto ha llovido desde entonces! Pero se recrudece la tensi¨®n India-Pakist¨¢n y pasa lo que pasa en Oriente Pr¨®ximo.
P. Ahora viene Irak.
R. A Irak hay que exigirle que cumpla las resoluciones del Consejo de Seguridad en todos los temas de no proliferaci¨®n. Ha incumplido nueve resoluciones del Consejo de Seguridad y 24 recomendaciones. Los europeos no podemos obviarlo, ni tampoco el peligro de que las armas de destrucci¨®n masiva lleguen a manos de los terroristas. Es un riesgo para todo el mundo.
P. ?C¨®mo afrontarlo?
R. Los europeos pensamos que hay que seguir la v¨ªa de Naciones Unidas. Kofi Annan dispone de margen para negociar, aunque no es infinito. Hay que aprovecharlo, pues abrir ahora el frente iraqu¨ª agravar¨ªa la soluci¨®n de otros problemas. Incluso si se lanza un ultim¨¢tum, debe seguirse esa v¨ªa. Otros piensan lo contrario, creen que acabar con Sadam es la soluci¨®n a todos los problemas del terrorismo. Pero nosotros pensamos que es mejor ir resolviendo cada uno por su orden. Tambi¨¦n deben evaluarse los riesgos de que una eventual acci¨®n implique una presencia militar durante decenios en un escenario muy complejo y de que desemboque en una implosi¨®n del pa¨ªs.
Callada siembra en Palestina
AL RESPONSABLE de la pol¨ªtica exterior europea desde hace dos a?os, Javier Solana Madariaga, el 11-S le pill¨® en Yalta, en una cumbre UE-Ucrania. Son¨® el m¨®vil mientras una orquesta de j¨®venes estudiantes empez¨® a tocar jazz. Ard¨ªan las torres.
Volvi¨® a u?a de caballo a Bruselas, y redobl¨® su diplomacia del avi¨®n, con especial ¨¦nfasis en Oriente Pr¨®ximo, a¨²n m¨¢s clave (y m¨¢s dif¨ªcil) en el tablero mundial, por ser el polvor¨ªn del mundo ¨¢rabe.
Y m¨¢s decisivo para el futuro de Europa, porque con la ampliaci¨®n en marcha, 'al mover ¨¦sta sus fronteras exteriores hacia el Este, Oriente Pr¨®ximo es su vecino', recalca. Hasta ahora, el ¨²nico -y magro- ¨¦xito estriba en que 'sin la UE, la Autoridad Palestina ni siquiera existir¨ªa', describe.
La pen¨²ltima novedad para la zona es que los Quince acaban de proponer una hoja de ruta en tres fases: la primera, hasta las elecciones, a principios de 2003; la segunda 'es el reconocimiento del Estado palestino, aunque sus fronteras no sean definitivas', y la tercera culminar¨ªa en la negociaci¨®n final sobre fronteras, capitalidad, Jerusal¨¦n, refugiados. 'La voluntad es que el proceso finalice en 2005'.
?Un sue?o? No para Solana, quien cifra en el cese de la violencia de los desesperados la clave para desencallar el conflicto. Tras silente siembra, espera la noticia: el fin de la violencia palestina. 'Muy discretamente y estimulado por nosotros', explica, 'entre los palestinos se est¨¢ desarrollando un debate sobre la necesidad de cambiar la naturaleza de la Intifada, acabar con los atentados suicidas y convertirla en movimiento pac¨ªfico'. Ser¨ªa 'un gran paso', 'la v¨ªa para volver a la mesa pol¨ªtica, como en Camp David'. Sabe mucho m¨¢s, pero sujeta su lengua.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- PESC
- Declaraciones prensa
- Investigaci¨®n antiterrorista
- Irak
- Diplomacia
- Javier Solana Madariaga
- Operaciones antiterroristas
- Estados Unidos
- Preparativos b¨¦licos
- Guerra Golfo
- 11-S
- Oriente pr¨®ximo
- Guerra
- Atentados terroristas
- Uni¨®n Europea
- Gente
- Organizaciones internacionales
- Asia
- Relaciones internacionales
- Lucha antiterrorista
- Conflictos
- Terrorismo
- Sociedad
- Pol¨ªtica exterior
- Relaciones exteriores