Los conjurados de Cardiff
Miembros del consejo de Vivendi se inquietan, mientras el presidente habla de conspiraci¨®n
Se ha convertido en un ritual. Cada a?o, Claude B¨¦b¨¦ar (Axa), Henri Lachmann (Schneider), Christian Blanc (Merrill Lynch), Jean-Ren¨¦ Fourtou (Aventis), Serge Kampf (Cap Gemini), Thierry Breton (Thomson Multimedia) y Jean-Pierre Rives (ex capit¨¢n de la selecci¨®n francesa de rugby) se re¨²nen para seguir juntos los partidos de la selecci¨®n en el Torneo de las Seis Naciones, a los que se suman empresarios amantes de este deporte y del suroeste de Francia. El 16 de febrero de 2002 se dan cita en el aeropuerto de Le Bourget para asistir al partido Francia-Pa¨ªs de Gales en Cardiff. Han alquilado un avi¨®n, un Airbus de peque?o tama?o, con capacidad para unas 30 personas.
?Sorpresa! Se trata del avi¨®n de Jean-Marie Messier. Aqu¨¦l cuya existencia siempre ha negado. En 2000, Vivendi Universal compr¨® un Airbus A-319 para permitir a la direcci¨®n general viajar f¨¢cilmente entre Par¨ªs y Nueva York. El avi¨®n fue acondicionado con gran confort, tanto que se convirti¨® en pol¨¦mico. Para cortar de ra¨ªz las cr¨ªticas, el presidente de Vivendi Universal decidi¨® no utilizarlo nunca y tomar un Falcon-900. El Airbus fue cedido a una empresa de alquiler. Pero el asunto provoc¨® un alboroto tal que, durante el Sal¨®n de Le Bourget de 2001, el presidente de la Rep¨²blica solicit¨® visitar este avi¨®n, mejor equipado que el presidencial.
Messier presenta una factura inesperada: 13.600 millones de euros de p¨¦rdidas
Aunque los empresarios conocen la historia, cuando descubren el avi¨®n se quedan estupefactos. Enseguida, la conversaci¨®n se anima. Acaban hablando de Vivendi, de Messier, de su tren de vida. Recuerdan las comidas de relumbr¨®n, regadas con vinos excepcionales; los viajes personales organizados en el Falcon para cruzar el Atl¨¢ntico, con un helic¨®ptero a su disposici¨®n al bajar del avi¨®n para llevarlo directamente al centro de Nueva York; las vacaciones en las Bahamas; el avi¨®n para ir a esquiar a Courchevel los fines de semana; por no hablar del apartamento de Park Avenue, comprado por 17,5 millones de d¨®lares, m¨¢s de cuatro millones para renovar su interior, trabajo realizado por Jean-Michel Wilmotte. M¨¢s que lo que gast¨® Fran?ois Pinault, vecino de Messier en Nueva York, para renovar su apartamento.
Claude B¨¦b¨¦ar, el presidente del consejo de vigilancia de Axa, es uno de los m¨¢s cr¨ªticos. A este liberal convencido, que ha colocado a su grupo de seguros en el primer lugar mundial en 20 a?os, nunca le ha gustado demasiado Messier. El presidente de Vivendi aparece demasiado en los medios de comunicaci¨®n para el gusto de este hombre reservado y fr¨ªo. Las lecciones del adepto a un capitalismo 'con rostro humano', que charla con el l¨ªder campesino Jos¨¦ Bov¨¦ por la ma?ana y con el director del FMI, el alem¨¢n Horst K?hler, por la tarde, exasperan enormemente a este gran cazador que saborea los peligros de las batidas africanas. Nunca han llegado realmente a conectar, pero desde una cena en septiembre B¨¦b¨¦ar est¨¢ convencido de que Messier ha perdido el norte y no gestiona su grupo.
En ese mismo momento, en Vivendi ha llegado la hora de hacer las cuentas. Por primera vez, la Comisi¨®n de Operaciones Burs¨¢tiles (COB), la Comisi¨®n de Valores francesa, se muestra muy reticente sobre sus m¨¦todos contables. Philippe Danjou, el economista de la COB, se ha mostrado muy insistente sobre el tema ante G¨¦rard Rameix, director general de este organismo burs¨¢til: para ¨¦l, no se puede aceptar el trato que Vivendi Universal propone para su participaci¨®n en BSkyB. En octubre, el grupo obtuvo 4.000 millones de euros del Deutsche Bank a cambio de la puesta en garant¨ªa del 23% que posee desde 1999 en la compa?¨ªa de cadenas sat¨¦lites brit¨¢nicas propiedad de Rupert Murdoch. ?Se trata de un pr¨¦stamo o de una venta? La COB solicit¨® la opini¨®n de Andersen y de Salustro Reydel, las dos empresas auditoras que certifican las cuentas del grupo desde hace a?os. En una nota del 19 de febrero, Andersen explic¨® que hab¨ªa que considerar esta operaci¨®n como una cesi¨®n. El 21 de febrero, Xavier Paper, jefe de doctrina de Salustro Reydel, opina que se trata de una operaci¨®n de pr¨¦stamo.
?Un simple problema de teor¨ªa contable? Est¨¢n en juego 1.500 millones de euros. Seg¨²n el tratamiento elegido, el grupo tiene p¨¦rdidas o no las tiene. Por primera vez, la COB decide no dar su visto bueno a la direcci¨®n financiera de Vivendi y apoya el tratamiento m¨¢s riguroso. 'Me sorprende que un miembro de Gabinete pueda actuar as¨ª', se subleva Messier en un correo electr¨®nico enviado a Jean-Claude Reydel. Pero la decisi¨®n de la COB es irreversible: Vivendi Universal es condenada a presentar p¨¦rdidas.
'What is the finantial position of the group? . El 5 de marzo, en un ingl¨¦s m¨¢s que b¨¢sico, dado que ya por entonces los consejos del grupo se realizan en ingl¨¦s, Jacques Friedmann, administrador de Vivendi, trata de obtener aclaraciones sobre las cuentas. El ex presidente del grupo de seguros UAP, absorbido en 1997 por Axa, es una persona pr¨®xima a Messier. Fue ¨¦l quien lo descubri¨® en la ENA (Escuela Nacional de Administraci¨®n), quien lo introdujo en los c¨ªrculos de poder de la derecha y le recomend¨® cuando, en 1986, Chirac buscaba un asesor para el Gabinete de Camille Cabana, secretario de Estado encargado de las privatizaciones. Siempre le ha apoyado. Pero esta vez est¨¢ sorprendido por las cifras dadas. Como todo el consejo.
Por primera vez, los administradores murmuran ante las explicaciones de Messier. Todos hab¨ªan sido advertidos, tras el incidente con la COB, de que el grupo iba a optar por una gran pol¨ªtica de amortizaciones de fondos de comercio. El periodo se prestaba a ello: aprovechando la desaceleraci¨®n de la coyuntura, la bajada burs¨¢til y el paso al euro, numerosas empresas han anunciado imponentes p¨¦rdidas en sus balances. Pero, con todo, Messier les presenta una factura inesperada: 15.000 millones de euros de amortizaci¨®n de fondos de comercio, 13.600 millones de euros de p¨¦rdidas. Tanto como la deuda de Cr¨¦dit Lyonnais.
Aunque se trata de un d¨¦ficit contable, el efecto es desastroso. Y hay algo m¨¢s inquietante todav¨ªa: el endeudamiento. En junio de 2001, asegur¨® a sus administradores que el grupo casi no ten¨ªa deudas; en septiembre, que estas ¨²ltimas no superaban los 8.500 millones de euros, y en diciembre, que alcanzaban los 14.000 millones. Y ahora descubren que el montante bruto de la deuda superaba los 23.000 millones de euros a finales de a?o y que la deuda neta era de 19.000 millones... Al salir del consejo, Henri Lachmann (Schneider), Jean-Louis Beffa (Saint-Gobain), Jean-Marc Espalioux (Accor) y Bernard Arnault (LVHM) se sienten molestos. Todos tienen la sensaci¨®n de que Messier no les ha contado todo.
Al d¨ªa siguiente, el presidente ejecutivo ofrece el mismo discurso optimista ante la prensa y los analistas. 'El grupo va mejor que bien', asegura. En cuanto a las p¨¦rdidas, son s¨®lo 'contables'. En los pasillos de Vivendi Universal, el ambiente se ha relajado de forma repentina. La presentaci¨®n parece haber sido aceptada: se han reconocido las p¨¦rdidas, el discurso sobre la buena salud del grupo ha sido aceptado y la cotizaci¨®n en Bolsa sube. Parece que por fin se acaba el periodo negro. En el estado mayor, todav¨ªa no se habla de nuevas operaciones, pero s¨ª al menos de reorganizaci¨®n, tanto en Vivendi Environnement como en Canal +. En cuanto al tel¨¦fono, las dificultades han quedado resueltas: el compromiso -no anunciado en los mercados- de comprar en febrero al Gobierno marroqu¨ª el 16% del capital de Maroc T¨¦l¨¦com por 1.100 millones de euros ha sido renegociado, para gran alivio de Hannezo. La adquisici¨®n plena ha sido aplazada hasta 2003. Hasta entonces...
En cambio, en los medios bancarios el malestar aumenta. Tras la publicaci¨®n de las cuentas, Messier se ha negado a realizar encuentros en las principales capitales burs¨¢tiles para reunirse con los inversores. Ha ofrecido una serie de conferencias por tel¨¦fono y la mayor¨ªa de los analistas se ha quedado con la sensaci¨®n de una falta de claridad en las cifras y los m¨¦todos contables, de una confusi¨®n en la estrategia. En Par¨ªs y en Londres los medios financieros empiezan a mostrar dudas. 'Hay un efecto Messier que pesa sobre el grupo', murmuran los analistas. En los mercados, el grupo ha perdido m¨¢s de una cuarta parte de su capitalizaci¨®n burs¨¢til en tres meses. M¨¢s de 20.000 millones de euros se han volatilizado.
Por primera vez, un estudio de Cr¨¦dit Lyonnais sobre Vivendi Universal, publicado el 20 de marzo, se atreve a mencionar p¨²blicamente la posibilidad de echar al presidente del grupo. La hip¨®tesis es considerada muy poco probable, pero de todos modos... Se ha roto un tab¨². Por primera vez, Messier ya no parece insustituible.
Agn¨¨s Touraine (VUP), Philippe Germond (Cegetel) y Eric Licoys, director general del grupo, que forman la guardia pretoriana de Messier, est¨¢n como noqueados. Claro est¨¢, su jefe se ha expuesto demasiado, ha hablado en exceso, nunca hubiese debido conceder esa entrevista a Paris Match, mofarse de los medios empresariales franceses. Pero esto no justifica tama?o castigo. ?Por qu¨¦ la cotizaci¨®n se hunde tanto? ?Por qu¨¦ los juicios sobre el grupo se vuelven tan negativos? ?Se debe a que los malos resultados no son aceptados? No, hay algo m¨¢s. Messier, que s¨®lo ha conocido el crecimiento, la euforia burs¨¢til, las burbujas especulativas, pero nunca momentos dif¨ªciles, es el primer convencido de ello. Si las acciones caen, ha explicado, es que existe una conspiraci¨®n. Rupert Murdoch, el australiano due?o de News Corp, quiere hacerle pagar su intento de tomar el control de BSkyB e impedirle convertirse en su verdadero rival.Unos fondos especulativos participan en esta campa?a de desestabilizaci¨®n. Hay que organizar una respuesta.
La explicaci¨®n no convenci¨® a todo el mundo. Tras el partido de rugby de febrero, preocupados por la evoluci¨®n del grupo, algunos miembros del consejo, con Henri Lachmann a la cabeza, solicitaron ayuda y consejo a B¨¦b¨¦ar. ?ste, en parte por disponer de tiempo libre y en parte para demostrarse a s¨ª mismo que, tras el fracaso de la candidatura de Par¨ªs a los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008, pod¨ªa todav¨ªa desempe?ar un papel y ser ¨²til, acept¨® ayudarles y empez¨® a informarse. Un estudio de los servicios de Axa le confirmaron su opini¨®n: el grupo corre un gran peligro financiero. Y el mercado de Par¨ªs tambi¨¦n, piensa B¨¦b¨¦ar. 'La situaci¨®n se vuelve peligrosa para el grupo. Est¨¢ en juego vuestra responsabilidad. Si no hac¨¦is nada puede producirse un grave perjuicio para la Bolsa', asegura a sus interlocutores.
'B¨¦b¨¦ar desea, sin duda, ser el ¨²nico empresario que triunfa en EE UU', ironiza Messier, quien acaba de descubrir en este comienzo de abril la conspiraci¨®n de los 'abuelos pistoleros' encabezada por B¨¦b¨¦ar. Incluso se adelanta un nombre para sustituirlo, el de Thierry Breton. Aunque trata de no parecer afectado, est¨¢ muy preocupado. ?Qu¨¦ pretende B¨¦b¨¦ar? ?Afirmarse como el nuevo padrino del mercado de Par¨ªs? ?Se trata de una nueva conjura, como las que el capitalismo franc¨¦s ha conocido alrededor de Suez, de la Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale o de Paribas?
Queda fijada una cita entre los dos hombres para el 17 de abril en el domicilio de B¨¦b¨¦ar. El presidente del consejo de vigilancia de Axa ataca fuerte, reprocha a Messier salir demasiado en la prensa, sus meteduras de pata, sus mentiras y el poner en peligro al grupo. La acci¨®n ha ca¨ªdo hasta los 40 euros. 'Cuando ten¨ªa 20 a?os era muy introvertido. Ahora tengo la impresi¨®n de vivir la adolescencia que no he tenido', trata de explicar Messier. 'A los 45 a?os, uno ya no puede pasar su crisis de adolescencia', responde B¨¦b¨¦ar. 'Ya nadie conf¨ªa en ti'. Al salir, Messier telefonea de inmediato a sus allegados: 'Todo ha ido muy bien. B¨¦b¨¦ar est¨¢ de acuerdo conmigo. Le he convencido'.
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