Nueve mil desahuciados
El centro de mayores La Vaguada ven¨ªa funcionando desde el a?o 1988, ocupando la primera y segunda plantas del centro c¨ªvico La Vaguada. Espacio escas¨ªsimo para este n¨²mero de socios, en constante aumento, capacidad para unas 300 personas distribuidas entre el sal¨®n comedor, la sala de lectura y la oficina de la Junta Directiva.
Desde hace unos tres a?os, vistas las carencias, se ven¨ªa prometiendo por la Junta Municipal su ampliaci¨®n.
Pues bien,;la ampliaci¨®n ha llegado, pero ¨²nicamente para la Unidad de Cultura, con exclusi¨®n de los mayores. El 1 de julio de 2002 (aprovechando el verano, las vacaciones, la can¨ªcula...) lleg¨® al centro de mayores la orden de desahucio y traslado a la calle de Ginzo de Limia, s/n, un peque?o edificio propiedad del Ayuntamiento de Madrid, construido hace unos tres a?os y sin inaugurar.
El centro consta de planta baja con dos salas, una para lectura y otra que se utiliza para juegos de mesa y comedor; comida servida tipo catering; capacidad para unas cuarenta personas apretaditas, comunicada por medio de un peque?o mostrador con la cafetera y dem¨¢s utensilios para servicio de bar, y oficina de Junta Directiva. En la primera planta est¨¢n el gimnasio y peque?as salas para talleres y televisi¨®n. Acostumbrados a la comida cocinada en el propio centro, ahora la servida tipo catering ha tenido muy poca aceptaci¨®n, llegando alg¨²n d¨ªa a tener que devolverla.
As¨ª pues, los afiliados no suelen ir por su nueva sede, en vista de su poca habitabilidad. A lo que se le suma su dificultuoso acceso. Ttengamos en cuenta que son personas mayores, muy mayores o parcialmente imposibilitadas para tomar un necesario autob¨²s (seis paradas) al que hay que subirse y bajarse, o ir andando unos 2.000 metros en los que hay que atravesar la M-30 con seis carriles m¨¢s dos laterales y subir por Ginzo de Limia con una cuesta bastante pronunciada.
Recordemos que muchos de estos mayores viven solos o en viviendas poco confortables y sin ayuda, para los cuales la comida del mediod¨ªa era muy importante, y el estar despu¨¦s pasando la tarde en un local caliente y acogedor con sus amigos, junto a una barra en la que por bajo precio pod¨ªan tomarse un cafetito o su copita; era el respiro de su vida.
Hoy los ves en los bancos de la calle. ?Qu¨¦ pasar¨¢ cuando llegue el invierno?
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