La nueva colonizaci¨®n
El verano no ha sido pl¨¢cido. Nubes, chaparrones y tormentas han impedido olvidarnos de que nos movemos en un medio natural, econ¨®mico y pol¨ªtico inestable.
Las noticias sobre la econom¨ªa espa?ola son preocupantes. El crecimiento del PIB es inferior al previsto. Disminuye la producci¨®n industrial. Disminuye el turismo. Aumenta el d¨¦ficit exterior. La inflaci¨®n se mantiene m¨¢s alta que la de la UE. Las ventas de coches bajan. Cae la contrataci¨®n laboral y aumenta el paro. La bolsa, los fondos de inversi¨®n y los fondos de pensiones contin¨²an acumulando p¨¦rdidas. Se incrementa la siniestralidad laboral. El salario m¨ªnimo de Espa?a es el m¨¢s bajo de Europa y en gasto social nos situamos en el pen¨²ltimo lugar de la cola. La inversi¨®n se est¨¢ refugiando en la vivienda, estimulando el sector de la construcci¨®n pero encareciendo aqu¨¦lla a¨²n m¨¢s. La contaminaci¨®n es una de las m¨¢s altas de Europa.
Las informaciones econ¨®micas globales tampoco auguran mejor¨ªas. Algunos ejemplos: las previsiones con respecto a la recuperaci¨®n de las econom¨ªas de los pa¨ªses industrializados a partir del segundo semestre del a?o no se est¨¢n cumpliendo y se est¨¢n rebajando las previsiones sobre el crecimiento referidas a los pr¨®ximos meses y a 2003. Las informaciones acerca de actividades fraudulentas de grandes empresas americanas no han cejado y contin¨²an teniendo efectos muy negativos sobre la confianza de los inversores. EE UU otorga ayudas financieras a la exportaci¨®n, que benefician especialmente a empresas como Microsoft y Boeing, que vulneran los acuerdos internacionales. Alemania, motor de la econom¨ªa europea, mantiene un crecimiento econ¨®mico muy peque?o y tasas de paro inusualmente altas, y contin¨²a la desconfianza de inversores y consumidores. Francia e Italia anuncian recortes en el gasto p¨²blico para poder cumplir el pacto de estabilidad. La econom¨ªa de los principales pa¨ªses latinoamericanos est¨¢ sufriendo grandes quebrantos. Jap¨®n no consigue enderezar su econom¨ªa. ?frica subsahariana contin¨²a ausente.
?Por qu¨¦ nos hallamos en una situaci¨®n de semicrisis global? Porque est¨¢n fallando los mecanismos ideados principalmente por J. M. Keynes y J. Myrdal para compensar los desequilibrios econ¨®micos y sociales que genera el capitalismo liberal. La creciente y renovada influencia de los dogmas del liberalismo est¨¢ reduciendo la intervenci¨®n del sector p¨²blico en las econom¨ªas nacionales e impide la creaci¨®n de un organismo p¨²blico a nivel internacional que regule el proceso de mundializaci¨®n de la econom¨ªa.
De esta forma el proceso de concentraci¨®n de la econom¨ªa, tendencia natural de la econom¨ªa de mercado, se ha acelerado. Y las estrategias de las grandes empresas est¨¢n influyendo cada vez m¨¢s en el desarrollo de la econom¨ªa mundial. Las estrategias para maximizar el rendimiento del capital son m¨²ltiples: localizar y desplazar las inversiones buscando las mejores condiciones de producci¨®n, captar mercados por medio de fusiones, subcontratar para eludir responsabilidades y reducir costes, investigar, publicitar.
Pero la generalizaci¨®n de la subcontrataci¨®n inducida por las grandes empresas se est¨¢ convirtiendo, seguramente, en una de las caracter¨ªsticas definitorias de nuestra ¨¦poca. Todo se subcontrata y todos subcontratamos. Es m¨¢s, las multinacionales est¨¢n subcontratando a los Estados. Nos hallamos ante una nueva forma de colonizaci¨®n protagonizada cada vez m¨¢s directamente por empresas transnacionales que ofrecen inversiones y financiaci¨®n a los gobiernos (y a menudo a partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n) a cambio de obtener unas condiciones de producci¨®n m¨¢s favorables a sus intereses.
Precisamente un rel¨¢mpago que ha sobresaltado nuestra deseada paz veraniega y que puede ayudar a esclarecer el intrincado entramado econ¨®mico en el que nos movemos han sido unas declaraciones (EL PA?S, 18 de agosto) de Jeffrey Immelt, presidente de General Electric desde la jubilaci¨®n del m¨ªtico Jack Welch. Esta empresa americana, n¨²mero nueve en 2001 en el ranking mundial de las multinacionales m¨¢s importantes seg¨²n cifra de negocios (datos publicados por la revista Fortune), est¨¢ presente en m¨¢s de 100 pa¨ªses y tiene una influencia creciente en Europa. Sus intereses en Espa?a abarcan la producci¨®n de pl¨¢sticos, la dotaci¨®n de infraestructuras, el mercado inmobiliario, la generaci¨®n de energ¨ªa e¨®lica, los mercados financieros, los seguros... En la citada entrevista, ante la pregunta de si las multinacionales pretenden cambiar leyes y transformar las comunidades, J. Immelt afirmaba que General Electric simplemente lo que hace es decidir si le interesa invertir o no seg¨²n lo que ve en cada lugar. Nos explicaba tambi¨¦n que a ra¨ªz de su frustrada fusi¨®n con Honeywell, que atribu¨ªa a la divergencia de normativas entre Europa y EE UU, han aprendido que deben tener una representaci¨®n en Bruselas y han instalado en esta ciudad las oficinas de su principal representante en Europa. Y se mostraba optimista respecto al proceso ya iniciado de convergencia de dichas normativas, fruto de los contactos habidos y que pensaban tener en el futuro con el comisario se?or Monti.
Claridad meridiana respecto a la estrategia de General Electric en Europa. Ahora Europa tiene la palabra. Y en estos momentos, quiz¨¢ la UE sea el ¨²nico contrapoder democr¨¢tico con suficiente fuerza para enfrentarse al nuevo colonialismo. ?Querr¨¢, sabr¨¢, podr¨¢? ?Y para cu¨¢ndo?
Carme Massana es profesora de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB
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