La econom¨ªa del miedo
El mayor efecto econ¨®mico del 11-S fue el psicol¨®gico. Los ataques contribuyeron a aumentar el temor de los inversores y consumidores en un momento que econ¨®micamente ya era malo
El ataque del 11 de septiembre lleg¨® en un momento que econ¨®micamente era ya malo, y aunque provoc¨® reacciones de pol¨ªtica econ¨®mica y monetaria coordinadas y adecuadas, su mayor efecto econ¨®mico es probablemente psicol¨®gico: contribuy¨® a aumentar el temor de inversores y consumidores. El 11 de septiembre no s¨®lo ech¨® abajo el World Trade Center, sino que aument¨® la desconfianza en la econom¨ªa -una crisis de confianza que creci¨® con los posteriores esc¨¢ndalos contables- y puso de relieve la vulnerabilidad de un pa¨ªs ante un ataque terrorista, realizado esta vez no con armas habituales, sino con aviones comerciales secuestrados y convertidos en bombas volantes.
El 10-S la desaceleraci¨®n econ¨®mica mundial era ya un hecho, como recuerda el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de Empresa Emilio Ontiveros. Jap¨®n llevaba a?os en recesi¨®n. A partir de la fuerte purga de los mercados de acciones de marzo de 2000, la econom¨ªa de Estados Unidos empez¨® a frenarse, y, seg¨²n revelan los ¨²ltimos datos, entr¨® en recesi¨®n en el segundo trimestre de 2001.
EE UU protegi¨® su acero y pr¨¢cticamente dobl¨® las subvenciones agr¨ªcolas tras el 11-S
Washington estima una p¨¦rdida del 0,15% del PIB estadounidense a causa de los atentados
En Europa, el 10-S la mala situaci¨®n de las econom¨ªas centrales era tambi¨¦n evidente. Si el ataque hubiese venido antes, estiman algunos economistas, probablemente hubiera causado m¨¢s destrozos, pues hubiera pillado a EE UU antes de la purga de muchas de sus empresas de la nueva econom¨ªa.
Para Ontiveros, la principal consecuencia del temor generado fue un aumento en la prima riesgo, y la huida del dinero hacia refugios, con un aumento del precio de los bonos p¨²blicos de pa¨ªses avanzados, del precio del oro y una nueva ca¨ªda de la Bolsa. Pero la guerra que no acaba en Afganist¨¢n, el peligro de un nuevo ataque terrorista, la evoluci¨®n del conflicto de Oriente Pr¨®ximo o la posibilidad de una guerra contra Irak, a?aden preocupantes factores de incertidumbre.
Algunos sectores, como los seguros, el turismo y el transporte se han visto seriamente afectados. Pero al mezclar los efectos del 11 de septiembre con la crisis econ¨®mica, la burs¨¢til y la inseguridad general, es dif¨ªcil deslindar qu¨¦ corresponde a una causa y qu¨¦ a otra, en un ambiente general de desconfianza, incertidumbre e inseguridad.
VULNERABILIDAD
Durante una semana, los mercados financieros permanecieron cerrados en Nueva York, y durante varios d¨ªas tambi¨¦n lo estuvo el espacio a¨¦reo de EE UU, una situaci¨®n sin precedentes. Pero el sistema aguant¨®. Y la descentralizaci¨®n de las comunicaciones que supone la nueva econom¨ªa no s¨®lo permitieron que otros mercados, como el de Chicago, siguieran funcionando, sino que el de bonos de Nueva York reanudara sus actividades cuatro d¨ªas despu¨¦s, y el de acciones en siete d¨ªas.
LOS DA?OS DIRECTOS
Adem¨¢s de las p¨¦rdidas en vidas humanas, desde un punto de vista estrictamente econ¨®mico, el c¨¢lculo del NIPA (US National Income and Product Accounts) estima la p¨¦rdida de bienes derivada del 11 de septiembre en unos 16.000 millones de d¨®lares, o 0,15% del PIB estadounidense, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI), unas p¨¦rdidas de propiedad menores que en el terremoto de California de 1994. Hay que a?adir que las muertes y heridas causadas por el atentado pueden ascender a unos 5.000 millones de d¨®lares m¨¢s. Las quiebras de Enron o WoldCom han supuesto p¨¦rdidas superiores. Seg¨²n el World Economic Outlook (octubre y diciembre de 2001), del FMI, incluso con los da?os humanos, el terremoto que sacudi¨® Kobe en Jap¨®n en 1995 tuvo un impacto econ¨®mico mucho mayor: unos 120.000 millones de d¨®lares o 2,5% del PIB anual japon¨¦s, a lo que hay que sumar los da?os de la paralizaci¨®n de la econom¨ªa de la regi¨®n.
REACCIONES DE POL?TICA ECON?MICA
Para Emilio Ontiveros, fueron 'las adecuadas'. Hubo una coordinaci¨®n de los bancos centrales, de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo para salir en defensa del d¨®lar e 'inyectar liquidez para que el sistema siguiera funcionando', adem¨¢s de una reducci¨®n coordinada de los tipos de inter¨¦s. Por parte de Estados Unidos, casi de inmediato hubo un apoyo p¨²blico de 16.000 millones de d¨®lares a las compa?¨ªas a¨¦reas, reducciones impositivas adicionales y un aumento extraordinario del presupuesto del Pent¨¢gono.
El programa electoral de Bush ya promet¨ªa un aumento del gasto militar, pero el 11 de septiembre lo dispar¨®. La Administraci¨®n, con el Congreso, inyect¨® 48.000 millones de d¨®lares adicionales. Este rebrote del gasto militar puede servir para impulsar la ventaja tecnol¨®gica de Estados Unidos de sus aliados europeos. Y como apunta el Servicio de Estudios del BBVA y varios expertos, el incremento en gasto militar puede detraer fondos de otras inversiones m¨¢s productivas.
La necesidad del Gobierno de financiar los gastos militares saca capital del mercado privado en unos momentos en que era necesario par reforzar la econom¨ªa a medio plazo, como estima el economista Martin Carnoy. Seg¨²n la OCDE, citada por el BBVA, un incremento en el gasto p¨²blico militar y de seguridad del 1% del PIB y de 0,5% de seguridad privada podr¨ªa reducir el PIB de EE UU en un 0,7% en los pr¨®ximos.
D?FICIT DE EE UU
La recesi¨®n, la guerra contra el terrorismo y otras operaciones militares, adem¨¢s del pinchazo de la Bolsa, han reducido los ingresos del Gobierno. En abril pasado, ya estaban un 30% por debajo de un a?o antes. La recesi¨®n, en principio breve, el aumento en gasto militar que sigui¨® al 11 de septiembre y la previa reducci¨®n de impuestos ha hecho entrar a Estados Unidos en d¨¦ficit presupuestario por vez primera en cinco a?os, al optar el Gobierno por financiar estos gastos por medio de deuda p¨²blica, una situaci¨®n contra la que previno ayer el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. El Gobierno se vio obligado a empezar a buscar en mayo pasado 33.000 millones de d¨®lares, dos terceras partes para alimentar nuevos gastos y otro tercio para devolver deuda antigua. Con todo, el a?o puede acabar con un d¨¦ficit total de Estados Unidos de unos 80.000 millones de d¨®lares, menos de un 1% del PIB, lo que es poco comparado con los d¨¦ficit de los setenta o los ochenta, o incluso de muchos pa¨ªses europeos (Alemania puede superar el 3%) o Jap¨®n (7%).
MOVIMIENTOS DE PERSONAS
Pese a lo que apuntaron algunos observadores, el 11 de septiembre no ha cerrado la era de la globalizaci¨®n. Pero la reacci¨®n de Estados Unidos buscando una mayor seguridad puede contribuir a frenar la velocidad de expansi¨®n de los mercados que se estaban integrando, en tres dimensiones b¨¢sicas: movimiento de personas, de capitales, de bienes.
El 11-S se ha venido a sumar a los problemas econ¨®micos y burs¨¢tiles con un efecto negativo sobre el turismo. Seg¨²n Chris Donnelly, asesor del secretario general de la OTAN, el sector del turismo habr¨ªa perdido globalmente unos 50.000 millones de d¨®lares. Por vez primera desde 1982 (cuando a la segunda crisis del petr¨®leo se sum¨® la imposici¨®n de la ley marcial en Polonia y las guerras de las Malvinas y de L¨ªbano), el n¨²mero de turistas internacionales ha decrecido en la mayor¨ªa de los pa¨ªses: 0,6%, o 4 millones menos, en 2001 que en 2000.
El descenso en los viajes de recreo o de negocios provoc¨® una crisis en las compa?¨ªas a¨¦reas, en Estados Unidos -con m¨¢s de 100.000 despidos en el ramo- y en Europa, donde se produjeron varias quiebras, como la de Swissair o Sabena.
La lucha contra el terrorismo global ha introducido tambi¨¦n un mayor control de la inmigraci¨®n en Estados Unidos y en Europa. A¨²n es pronto para saber fehacientemente si ha afectado a los crecientes movimientos migratorios. En todo caso, s¨ª ha llevado a tomar en EE UU y en Europa medidas contra la inmigraci¨®n ilegal y a afrontar ¨¦sta a¨²n m¨¢s desde la perspectiva policial.
MOVIMIENTOS DE CAPITALES
La cooperaci¨®n en el control internacional de los movimientos de capitales, en la lucha contra las redes de financiaci¨®n del terrorismo y otras formas de crimen organizado, tambi¨¦n se ha incrementado aunque con resultados inciertos. Incluso despu¨¦s de los ataques, la industria bancaria sigue dudando de la necesidad de nuevas normas para combatir el blanqueo de dinero. Antes del 11 de septiembre, el Tesoro de Estados Unidos hab¨ªa vetado propuestas de la OCDE para limitar el secreto de cuentas y lavado de dinero.
Un ¨²ltimo informe de Naciones Unidas, que ha sido filtrado, viene a reconocer que las redes de financiaci¨®n de Al Qaeda est¨¢n pr¨¢cticamente intactas. Los terroristas han apostado por Internet y otros m¨¦todos informales, como el hawala, de transacci¨®n de dinero para mover los fondos sin ser detectados. De hecho, el intento de seguir la pista del dinero del grupo de Osama Bin Laden comenz¨® de forma seria cuando el presidente Bill Clinton firm¨® una orden clasificada el 21 de octubre de 1995. La orden secreta, Directriz de Decisi¨®n Presidencial 42, ordenaba a los departamentos de Justicia, Estado y Tesoro, al Consejo Nacional de Seguridad, la CIA y otras agencias de espionaje que incrementaran y unificaran sus esfuerzos contra el blanqueo internacional de dinero por parte de terroristas y criminales. No impidi¨® que Al Qaeda organizara el ataque del 11 de septiembre.
Tambi¨¦n se va imponiendo de forma general la exigencia de Estados Unidos, plasmada en ley, de que los operadores de Internet y las empresas conserven durante dos a?os, y no s¨®lo tres meses como era hasta ahora la norma, copias de los correo electr¨®nicos y p¨¢ginas de Internet visitadas por sus clientes.
COMERCIO MUNDIAL
Seg¨²n Conelly, se han perdido 75.000 millones de d¨®lares en comercio a consecuencia del 11 de septiembre. Sin embargo, seg¨²n otros analistas, como Moises Naim, director de Foreign Policy, el comercio mundial no s¨®lo no ha disminuido, sino que ha aumentado: se calcula que puede crecer en un 8% en esta segunda mitad del a?o, y 10% en el pr¨®ximo semestre. Pero en 2000 hab¨ªa crecido en un 12%.
Hay el peligro de que, por razones de seguridad, el intercambio de bienes se frene. En su temor a que en los contenedores o en los productos importantes se esconda alg¨²n tipo de ataque terrorista, la Administraci¨®n de Bush est¨¢ dise?ando un per¨ªmetro de seguridad, no ya en sus fronteras nacionales -han entendido que la globalizaci¨®n las ha hecho demasiado porosas-, sino que puede ir desde las f¨¢bricas en M¨¦xico de productos que luego van a Estados Unidos, hasta la vigilancia en zonas portuarias de los contenedores que se embarcan en Rotterdam, Hong Kong o Algeciras con destino a Estados Unidos, un plan de seguridad que deber¨¢ aprobar, o no, en diciembre la Conferencia Internacional sobre Seguridad Mar¨ªtima, parte de la Container Security Initiative lanzada por Washington, una especie de defensa global adelantada que se ha de concentrar en 20 megapuertos.
?sta demanda nuevas normas de tr¨¢fico mar¨ªtimo por parte de Estados Unidos, que ya cuenta con inspectores de aduana en algunos puertos, puede no s¨®lo causar fricciones con sus socios comerciales, sino tambi¨¦n aumentar los costes de los transportes. As¨ª, los nuevos esc¨¢neres para Rotterdam pueden suponer un coste de 14 millones de euros.
El 11 de septiembre aliment¨® no s¨®lo el unilaterialismo, sino tambi¨¦n el proteccionismo por parte de Estados Unidos, que tom¨® medidas para proteger su acero y pr¨¢cticamente doblar (80%) las subvenciones a sus agricultores. A pesar de esto, sin embargo, el 11 de septiembre probablemente facilit¨® el acuerdo en Doha (Qatar) para lanzar la ronda del desarrollo en el marco de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). La ronda, sin embargo, no bastar¨¢ para impulsar un desarrollo que suprima esa pobreza, que es caldo de cultivo y refugio para criminales, como en Afganist¨¢n.
Frente a la guerra fr¨ªa, que ten¨ªa el eje Este-Oeste en su centro, la actual ¨¦poca vuelve a estar marcada por las diferencias entre Norte y Sur. El 11 de septiembre deber¨ªa haber servido para prestar una mayor atenci¨®n a las desigualdades econ¨®micas en un mundo en el que 1.200 millones de personas viven con menos de un d¨®lar diario, el 46% de la poblaci¨®n mundial vive con menos de 2 d¨®lares diarios y el 20% de la poblaci¨®n mundial disfruta del 80% de sus rentas.
De hecho, ha llevado a la UE y sus Estados miembros a comprometerse en la cumbre de Monterrey en marzo pasado a aumentar su ayuda oficial al desarrollo hasta el 0,39% del PIB en tres a?os, la mitad del anterior compromiso. Sin llegar a esos niveles, Estados Unidos tambi¨¦n ha decidido el mayor aumento de su ayuda exterior en 40 a?os.
EL PETR?LEO
El impacto sobre el aumento o reducci¨®n del precio del petr¨®leo tiene mucho m¨¢s que ver con los avatres de las perspectivas de un posible ataque contra Irak que con lo ocurrido el 11 de septiembre. El precio del crudo cay¨® a partir del 19 de septiembre, ocho d¨ªas despu¨¦s del ataque terrorista, al observar que no sigui¨® ning¨²n otro atentado ni que tuvo consecuencias directas en el Golfo. La mayor inseguridad que se cierne a corto o medio plazo sobre el precio del petr¨®leo es la perspectiva de una guerra contra Irak.
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