El 50%
Informan de la constituci¨®n de un Movimiento de Liberaci¨®n de los Libros. Es una buena noticia pues los libros tambi¨¦n son seres vivos. Hay libros perseguidos, encadenados, prohibidos, maltratados. Esos son casos clamorosos, que piden una inmediata intervenci¨®n salvadora. La ¨²ltima vez que las hordas quemaron libros en mi ciudad, los primeros en arder fueron La Rep¨²blica, de Plat¨®n, y una Enciclopedia de la carne, que, a pesar del t¨ªtulo, trataba de gastronom¨ªa. ?Quedar¨¢ alguna librer¨ªa en Grozni? De muchos lugares del planeta llega un eco amargo: 'Dicen que tenemos libertad, pero no tenemos papel'. Hace poco, en Palestina, la violencia militar de las excavadoras del odio arras¨® con la librer¨ªa de Mahmoud Darwich. Entre cascotes, pueden verse v¨ªsceras de poemas 'encarados al crep¨²sculo y al ca?¨®n del tiempo'. Hay tambi¨¦n una violencia catastral, una impaciencia inmobiliaria, que a la consigna de ?Nada a largo plazo! se nos lleva por delante peque?as librer¨ªas como arrecifes de coral o bosques de serbal y mu¨¦rdago. Hay magn¨ªficos libros marginados, olvidados, secretos o intimidados por el mordisco de alg¨²n cr¨ªtico de presa. A un editor ingl¨¦s, idealista y exigente con la calidad, una admiradora le pregunt¨® si conservaba un ejemplar de cada uno de los libros que hab¨ªa publicado: '?Uno? ?Conservo miles, se?ora!'. Estos libros parecen perplejos, sorprendidos, cuando alguien se fija en ellos y una mano liberadora los abre. Son esa clase de libros a los que les tiemblan las hojas porque ten¨ªan dentro el viento, que ahora sopla entre las pesta?as como por un brezal. Hay libros malos que ejercen la atracci¨®n irresistible de Mae West: 'Cuando soy mala, soy mucho mejor'. A veces los libros escapan solos. El propietario cree que lo ha perdido o que se lo han robado. Pero no. Es el libro que se ha ido en el bolsillo de una amante o de un m¨²sico de blues. Hay libros que se caen de los estantes para llamar la atenci¨®n. Hay libros taciturnos, cascarrabias, deprimidos. Como a los cactus, les cambia el car¨¢cter con la luz. Y de repente nos hacen re¨ªr como s¨®lo saben hacerlo los libros gru?ones: '?Tarde piache!'. Hay libros enamorados. Enamorados de alguien que nunca llega, del 50% que nunca lee. Son estos libros de una rara belleza. Dalias, crisantemos, siemprevivas.
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