En tranv¨ªa por Lisboa
Marchando una de cocina... ?Qu¨¦ ingredientes lleva su viaje estrella?
Primero, una exquisita selecci¨®n del compa?ero/a. Segundo, un destino lo menos civilizado posible. Y dejarme llevar. Y si puedo evitar el avi¨®n, mejor, porque soy un paranoico y paso p¨¢nico.
?Se dopa a bordo con alg¨²n somn¨ªfero?
No, viajo en la cabina del piloto y observo sus movimientos, ya que recopilo informaci¨®n de muchos modelos de aviones y de sus paneles de mando. Pero no crea que soy masoquista. Es que los paranoicos tenemos que controlar el medio. As¨ª que cuando aterrizo me duelen los ri?ones como si yo hubiera pilotado. Y beso el suelo, como el Papa.
Su paranoia debe limitarle mucho sus desplazamientos. Estoy por invitarle a hablar de un viaje a Benidorm.
No, pero hablemos de Portugal, uno de mis destinos favoritos. Me encanta llegar a Lisboa, tomar ese tranv¨ªa hacia el castillo de San Jorge e ir viendo el mar. Es algo que te acerca a la felicidad. Yo suelo bajarme en la plaza que hay antes del castillo y me tomo un caf¨¦. Sigo subiendo, me sit¨²o en el mirador a contemplar el estuario y al regreso recalo en la marisquer¨ªa Ramiro.
No se cuida mal del todo.No. La marisquer¨ªa es un bareto popular, con un buey de mar y unas zapateiras deliciosas. All¨ª trato de cambiar esa imagen del espa?ol prepotente que tienen de nosotros. Les hablo de Pessoa y tal. De bebida, mejor vino verde tinto. Y en todos los viajes hay que probar el bacalao a la dourada. Exquisito.
?Le deja su afici¨®n gastron¨®mica tiempo para las excursiones?
Desde luego. Imprescindible tomar un trenecito hasta Sintra y perderse en ese lugar maravilloso, con esos ¨¢rboles. Muy cerca de all¨ª pas¨¦ un tiempo escribiendo un gui¨®n y tengo recuerdos inolvidables, como esas carreteras de acceso al pueblo, bordeadas por robles y casta?os. Y ya si te quedas a dormir en el mismo hotel que lo hizo lord Byron, ni te cuento.
Bajemos hacia el Algarve, que creo que tambi¨¦n se lo tiene trillado.
S¨ª, pero prefiero detenerme en Sagres. Un tramo de playas salvajes golpeadas por el Atl¨¢ntico que sigue siendo un para¨ªso con muy pocos turistas.
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