Por bares secretos en la Zona Centro de Tijuana
El Lladr¨®, El Tinieblo y el Club Ocampo son tres ejemplos de la nueva tendencia de ocio nocturno en la ciudad fronteriza de M¨¦xico, con los ¡®speakeasies¡¯ y locales clandestinos como protagonistas
En algunos bares se puede entrar como si fueras Neo en Matrix. Entras y, como hac¨ªa ¨¦l, sigues al conejo blanco, aunque en este caso es una camarera. Avanzas detr¨¢s de ella, cruzas una cocina o una c¨¢mara refrigeradora, esperas a que teclee una combinaci¨®n clave, se abre una puerta y te metes de lleno en un universo completamente diferente, pero este no tiene nada que ver con Matrix. En este mundo hay vasos de posguerra de un cristal muy exquisito, los camareros parecen de otra ¨¦poca ¡ªen concreto de los locos a?os veinte y treinta del siglo pasado¡ª, el ambiente es de luz tenue, muy acogedor, y la carta tiene una amplia oferta de c¨®cteles de autor. Esa aventura se puede vivir al norte de M¨¦xico, en concreto en la Zona Centro de la ciudad de Tijuana. Aqu¨ª, recientemente, se est¨¢ poniendo de moda lo clandestino, pero ¡°nice¡±, como dicen los fronterizos con ese manejo ambidiestro entre ingl¨¦s y espa?ol. Lo clandestino se traduce, a veces, en un speakeasy, otras, en locales que no est¨¢n se?alizados como bares y que desde la calle pasan desapercibidos, aunque una vez dentro est¨¢ clar¨ªsimo que se trata de un bar, bastante moderno y bien puesto.
Pero para empezar desde el principio, vayamos al concepto de speakeasy, que viene de Estados Unidos. En enero de 1920, en ese pa¨ªs se prohibi¨® vender bebidas alcoh¨®licas, medida que estuvo en vigor hasta 1933 ¡ªlo que se conoce como la Ley Seca¡ª. En esa d¨¦cada empezaron a proliferar locales clandestinos, donde hab¨ªa que hablar bajo (speak easy, en ingl¨¦s) para no ser descubiertos, en los que los cantineros se pusieron creativos a la hora de crear mixolog¨ªa para enmascarar la mala calidad de los destilados no regulados. Normalmente, esos locales estaban escondidos en restaurantes u otros establecimientos, y se acced¨ªa a trav¨¦s de otras zonas, como la cocina o la despensa. Hoy ese tipo de lugares existen en muchas ciudades, son chic y atractivos por su nostalgia y secretismo ¡ªque ahora es solo para darle misterio, porque son completamente legales, regulados y tienen hasta cuentas en redes sociales¡ª.
En Tijuana hace un tiempo que se est¨¢ empezando a apostar por esta moda de lo clandestino. Lo llamativo ¡ªo contradictorio¡ª es que en esta ciudad fronteriza nunca se tuvo la necesidad de esconderse de esa manera. De hecho, Tijuana creci¨® sobre todo gracias a la Ley Seca porque muchos negocios de Estados Unidos, en especial del vecino Estado de California, se trasladaron al otro lado de la frontera, en M¨¦xico, donde s¨ª estaba permitido consumir alcohol. Eso dio pie a un bum econ¨®mico que tambi¨¦n promovi¨® la expansi¨®n de otras aristas del vicio, como el juego y el trabajo sexual. Es decir, Tijuana se convirti¨® en un pre Las Vegas, porque esa ciudad, que ahora es tan conocida, empez¨® a crecer sobre todo despu¨¦s de que en 1931 se legalizaran las apuestas en Nevada.
Volviendo a la reciente moda en Tijuana, varios de esos bares se encuentran en el ¨¢rea conocida como la Zona Centro, erigida alrededor de la avenida Revoluci¨®n, una de las arterias principales de la vida nocturna en la ciudad. Uno de esos lugares est¨¢ justo en esta avenida: el Lladr¨®, escondido en la planta baja del restaurante Piedra Santa. Para acceder al speakeasy, en la puerta del restaurante tienes que decir que vas al Lladr¨®. Entonces esperas a que salga alguien del personal a recogerte, te gu¨ªa, atraviesas una c¨¢mara fr¨ªa, se abre una puerta que descubre unas escaleras flanqueadas por paredes llenas de espejos y, finalmente, llegas al bar en el s¨®tano. Es un lugar elegante, de est¨¦tica art d¨¦co, con m¨²sica suave, y una carta de c¨®cteles de autor que incluye uno que reproduce con los colores de las diferentes bebidas mezcladas La noche estrellada, el cuadro de Vincent van Gogh. Aunque hay muchos m¨¢s combinados, con mezcales, ginebras, ron y whisky, adem¨¢s de los cl¨¢sicos c¨®cteles. Y al final de la carta, una frase que resume su intenci¨®n: ¡°Lladr¨® speakeasy, where the drinks come true¡± (Lladr¨® speakeasy, donde las bebidas se hacen realidad).
Esta ruta de escondites se puede continuar caminando unas pocas calles, hasta llegar a El Tinieblo. Est¨¢ al fondo de un restaurante muy recomendable, La Corriente Cevicher¨ªa Nais. Una vez m¨¢s, en la entrada, tenemos que decir que queremos ir al speakeasy El Tinieblo. Entonces esperamos, vienen a recogernos y nos conducen hasta all¨ª. En este caso no se han querido tomar al pie de la letra el nombre, y no han aplicado lo de poner m¨²sica a bajo volumen para pasar desapercibidos. Hay DJs en vivo y los decibelios son m¨¢s bien de club o discoteca, aunque la est¨¦tica y la disposici¨®n es m¨¢s cercana a la de un bar glamuroso para hacer peque?as reuniones y sentarse a hablar, no tanto a bailar.
La tercera parada puede ser el Club Ocampo, ya acerc¨¢ndose a las afueras de la Zona Centro, aunque tambi¨¦n accesible a pie desde El Tinieblo. Ah¨ª se puede terminar la noche por todo lo alto ¡ªeso s¨ª, no muy tarde porque suelen cerrar a las dos de la madrugada¡ª. En este caso, no hay ning¨²n cartel afuera, ninguna se?alizaci¨®n que indique que eso es un bar, m¨¢s all¨¢ de que en la entrada suele haber un par de personas que te dan el acceso al local. Se sube por unas escaleras y se entra a un lugar bastante amplio y con una peque?a terraza. Aqu¨ª tambi¨¦n hay DJs e incluso m¨²sica en directo ¡ªesa fue un poco la semilla de este proyecto¡ª, y esta vez s¨ª, hay espacio para bailar, ya sin discreci¨®n. Tambi¨¦n se puede comer y beber envuelto en una decoraci¨®n exquisita.
Esos son solo unos ejemplos, lo bonito es ir explorando y descubriendo m¨¢s, no solo por esta ¨¢rea, sino por otras partes de la ciudad, como la Zona R¨ªo, donde tambi¨¦n se ocultan este tipo de aventuras clandestinas.
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