El guerrero tiene hambre
Ballack revoluciona el juego del Bayern y dispara las ambiciones del club muniqu¨¦s
Un curioso s¨ªndrome afect¨® al Bayern este verano: todos ten¨ªan prisa por acabar las vacaciones y volver al tajo. El inmediato rival del Deportivo empez¨® a entrenarse a mediados de julio, cuando los dem¨¢s conjuntos alemanes estaban de holganza. Jeremies, que al haber disputado el Mundial, descans¨® dos semanas m¨¢s, acudi¨® al trabajo un d¨ªa antes de lo estipulado. Para entonces, Elber ya sent¨ªa 'un hormigueo en el est¨®mago' por las ganas de jugar. 'Los futbolistas tienen hambre', concluy¨® el entrenador, Ot-tmar Hitzfeld. Y tambi¨¦n los aficionados, que acud¨ªan por miles, como no se recordaba en a?os, a ver los ensayos de la plantilla.
Un club tan arrogante como el Bayern vivi¨® una humillaci¨®n la pasada campa?a. Por primera vez desde 1998, acab¨® el curso en blanco, obligado a jugar la fase previa de la Liga de Campeones y eclipsado por el protagonismo del Bayer Leverkusen, un don Nadie al que ridiculizaban en M¨²nich con declaraciones desde?osas. El Bayern no lo pod¨ªa consentir. Saque¨® Leverkusen y se llev¨® las joyas de la corona: la gran figura, Ballack, comprometido desde meses atr¨¢s, y Z¨¦ Roberto. Al Hertha de Berl¨ªn tambi¨¦n le arrebat¨® a Deisler, el otro joven talento germano.
Hitzfeld: 'No quiero llegar al final con muchos elogios por jugar bien y las manos vac¨ªas'
El viejo guerrero, herido en su orgullo, se puli¨® la armadura y sinti¨® hambre de combate. Y ha empezado arrasando con todo. El Depor se encontrar¨¢ el mi¨¦rcoles, en M¨²nich, a un equipo que ha ganado siete de sus ocho primeros partidos, que ha marcado casi tres goles por partido y que ya comanda la Bundesliga. 'Parec¨ªamos un diesel contra un Ferrari, dijo el s¨¢bado el entrenador del Nuremberg, Klaus Augenthaler, tras su derrota por 1-2.
El h¨¦roe en Nuremberg volvi¨® a ser Ballack, autor de los dos goles y que, tocado, es dudoso para el encuentro contra el Depor. Tras su fulgurante desempe?o en el Mundial, suma cinco tantos en este curso. Adem¨¢s, su suministro de balones ha multiplicado la eficacia del ataque: Elber y Pizarro llevan once goles entre ambos. Con Ballack y Deisler se ha desatado la nostalgia en Alemania, el recuerdo de los Beckenbauer, Overath, Netzer..., a los que sucedieron interminables generaciones de metal¨²rgicos. Pero, como Deisler, con una grave lesi¨®n de rodilla, no estar¨¢ en condiciones hasta enero, Ballack acapara el reinado. Los periodistas le han designado jugador del a?o -por delante de su nuevo compa?ero, Kahn, al que se vot¨® como el mejor del Mundial- y hasta las aficionadas lo encuentran el m¨¢s sexy.
Nada m¨¢s llegar a M¨²nich, los veteranos marcaron el territorio a Ballack. 'Sabe que por ahora es nuevo aqu¨ª. El l¨ªder es Kahn', advirti¨® Elber. Pero una cosa son las jerarqu¨ªas del vestuario y otra el dominio de la situaci¨®n sobre el terreno. Y Ballack se est¨¢ forjando un liderazgo. 'Para nosotros ha representado un gran salto de calidad', admite el segundo entrenador, Michael Henke; 'adem¨¢s, nunca elude la responsabilidad y habla mucho con los compa?eros'.
Ballack resulta un tanto dif¨ªcil de ubicar porque su relaci¨®n con el gol es tan estrecha que nunca se sabe si su coraz¨®n pertenece al medio centro o a la media punta. Pero ¨¦l, corroborando la opini¨®n de su antiguo entrenador, Klaus Toppmoeller, no tiene dudas: 'Soy un centrocampista retrasado con un impulso a irse hacia delante'.
En M¨²nich, Ballack ejerce de pluriempleado. Distribuye el juego desde el medio del campo, surte a la delantera y se presenta en el ¨¢rea cuando la situaci¨®n lo requiere. Su efecto, y en menor medida el de Z¨¦ Roberto, ha contagiado al equipo. En el Bayern ha prendido el esp¨ªritu del Leverkusen, ese equipo paciente y trenzado que desminti¨® la pasada campa?a los t¨®picos del panzer. 'Hemos cambiado la forma de jugar', reconoce Salihamidzic; 'ya no nos saltamos el medio del campo con balones largos'. 'Alegr¨ªa y diversi¨®n. Eso son los secretos', presume el siempre ufano Karl Heinz Rummenigge, director del club.
Bravuc¨®n y dispuesto a la batalla como siempre, al Bayern ya s¨®lo le faltaba jugar bien. Por si acaso, Hitzfeld avisa que un car¨¢cter tan depredador no puede sufrir las frustraciones que vivi¨® el Leverkusen: 'No quiero llegar al final con muchos elogios por jugar bien y las manos vac¨ªas'.
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