Despu¨¦s de Ferrari, la nada
Festival de la escuder¨ªa italiana en Monza, donde Barrichello gan¨®, Schumacher fue segundo y la amenaza de Montoya no fue tal
Llegar¨¢ un d¨ªa en el que Ferrari decida que sus dos pilotos, Schumacher y Barrichello, Barrichello y Schumacher, entren en la meta de la mano, pegaditos los coches, abrazados sus conductores, amigos para siempre, dibujando una r¨¢faga de color rojo. Llegar¨¢ ese d¨ªa, seguro. Pero hasta que llegue, la escuder¨ªa italiana se conforma con ver c¨®mo en cada carrera gana uno de sus dos chicos. ?Qui¨¦n? Pues depende. Si se trata de que Michael Schumacher se apropie de alguno de los r¨¦cords que todav¨ªa no le pertenecen, y ayer se apropi¨® de uno que ya ten¨ªa, el de mayor puntuaci¨®n en una temporada, pues bueno ser¨¢ que gane ¨¦l; si se trata de que Rubens Barrichello refuerce su segunda plaza en la general, pues que lo haga, que hasta el caballo del escudo se est¨¢ poniendo gordo de tanto triunfo.
Se disputaba la prueba en Monza, en Italia, en la casa de Ferrari, repletas las gradas de aficionados prestos a asistir al en¨¦simo paseo de su equipo, de Schumacher o de Barrichello, que tanto da. Quince grandes premios se han disputado y 13 han visto triunfar a uno de los dos, 10 al jefe y tres al fiel escudero. Ayer, sin embargo, los precedentes anunciaban intriga. Porque fue all¨ª, en Monza, donde Juan Pablo Montoya logr¨® la pasada temporada la primera y ¨²nica victoria de su corta carrera. Y porque fue all¨ª donde el s¨¢bado el piloto colombiano de Williams dej¨® a todo hijo de vecino perplejo, al hacer la vuelta m¨¢s r¨¢pida que jam¨¢s piloto alguno consigui¨® con un f¨®rmula 1.
Nuevo fracaso de Williams
Amenazante estaba Montoya, ense?ando los dientes en el primer puesto de la parrilla de salida. Era la s¨¦ptima ocasi¨®n en la que arrancaba en el lugar de honor. Y fue la s¨¦ptima ocasi¨®n en la que de nada le sirvi¨®. Ser¨¢ cuesti¨®n de que Williams revise sus planteamientos, am¨¦n de sus coches, porque se le est¨¢ poniendo al equipo una cara de perdedor que asusta.
Y ser¨¢ cuesti¨®n, tambi¨¦n, de que Montoya estudie sus puestas en escena. La de ayer, por ejemplo, en la que 'el carro', que dice ¨¦l, casi se le apaga. Logr¨® Montoya tapar a Michael (Schumacher), segundo en la salida, pero no a Ralf, que se col¨® por la izquierda en la primera curva tras darse un garbeo por el c¨¦sped, que al fin y al cabo por all¨ª se acorta. Pero se acorta con riesgo de da?ar al monoplaza. Y tan da?ado se qued¨® que en la cuarta vuelta su motor comenz¨® a echar humo.
Despedido Ralf de la carrera, en cabeza se coloc¨® Montoya, que enseguida fue rebasado por Barrichello. Luego Schumacher imit¨® a su compa?ero. Era la quinta entrada por meta y nada hubiera pasado si en aquel momento alguien decide que la carrera hab¨ªa llegado a su fin. M¨¢s que nada porque hab¨ªa llegado a su fin. Todo lo que vino despu¨¦s fue un paseo de los dos Ferrari, ajenos por completo a cuanto ocurr¨ªa detr¨¢s: a la salida de pista de Montoya, que le llev¨® primero a los boxes y luego a descansar cuando era tercero; al abandono de Kimi Raikkonen (McLaren), que hab¨ªa heredado esa plaza antes de ced¨¦rsela a Eddie Irvine (Jaguar); ajenos, en fin, a la retirada del otro Jaguar, el de Pedro Mart¨ªnez de la Rosa, al que esta vez mand¨® a la calle de manera lamentable, tan lamentable que fue sancionado, Felipe Massa (Sauber). En la grada, 100.000 tifosi andaban por entonces expectantes por lo ¨²nico que hoy en d¨ªa se est¨¢ expectante en la f¨®rmula 1: por si Barrichello, que entr¨® dos veces en los boxes, perder¨ªa su primera plaza en favor de Schumacher, que s¨®lo entr¨® una. Pero no. El asunto se resolvi¨® con el triunfo de Barrichello, como bien pudo ser de Schumacher, como lo fue de Ferrari... Y tras ellos, de nuevo, la nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.