Clamor de sentimientos
Estos d¨ªas, en el Archivo del Territorio Hist¨®rico de ?lava, podemos encontrar un grito de sensibilidad y finura. Fieles a una pol¨ªtica expositiva donde prevalece la deconstrucci¨®n del paradigma fotogr¨¢fico inspirado en la fugacidad del tiempo, mitificado por el 'instante decisivo' propuesto por Cartier-Bresson, sus responsables nos ofrecen los trabajos de Lionel Bayol Th¨¦mines (Castelsarrasin, Francia, 1968). Son fotograf¨ªas de car¨¢cter atemporal en las que los sentimientos del autor afloran sobre los modelos o el sujeto de las tomas.
La trayectoria art¨ªstica de este fot¨®grafo franc¨¦s arranca por casualidad. Nacido en el medio rural del sur de Francia, hijo de un empleado de una empresa de electricidad, se interes¨® m¨¢s por realizar algunos cortometrajes con sus amigos que por la bioqu¨ªmica, a la que estaba destinado de haber seguido sus previsiones de estudiante. Despu¨¦s comenz¨® a realizar sus primeras fotograf¨ªas. Eran sobre acontecimientos callejeros, pero pronto dej¨® de hacerlas. No se sent¨ªa atra¨ªdo por este tipo de aspectos documentales. Prefer¨ªa trabajar sobre esa otra perspectiva que son las ideas y conceptos, utilizar la fotograf¨ªa para expresar sus propias emociones.
Hurgando en este camino se convirti¨® en el director de Forum de l'Image, una peque?a galer¨ªa de arte en Toulouse desde la que organizaba actividades relacionadas con la pl¨¢stica y la imagen en general. Una vez dejada atr¨¢s esta etapa, se volc¨® en la estricta pr¨¢ctica de la creaci¨®n art¨ªstica, que hoy d¨ªa se ha convertido en el motor de su existencia. Desde 1993, sus exposiciones, individuales y colectivas, han llegado a distintos pa¨ªses de Europa e incluso a Jap¨®n. Lo que ahora ense?a en Vitoria viene de Estrasburgo y de la Primavera Fotogr¨¢fica de Barcelona.
Son fotograf¨ªas resueltas con una t¨¦cnica marcada por la intensa sobreexposici¨®n de los negativos a la luz del motivo, por lo que en el positivado el negro cede ante el blanco. El resultado final es una imagen muy delicada en los tonos, cuyas formas dibujan evanescentes contornos.
En una primera mirada, ofrece cierta sensaci¨®n de relajo, ya que la suavidad del contraste acaricia los ojos del espectador y le proyecta hacia un mundo de apacibles algodones. En una segunda etapa, propone una recapacitaci¨®n sobre el cuerpo humano y sus huellas, los grupos, la ambig¨¹edad en el descubrimiento de la identidad o sobre la esencia de los objetos. Todo ello a partir de cinco series de im¨¢genes, distintas en tem¨¢tica y formato, realizadas con t¨¦cnicas mixtas, algunos virados parciales y presentadas sobre aluminio.
Un grupo se centra en unos Cojines sobre los que aparentemente ha descansado una cabeza humana y donde ha dejado la huella (exagerada) de sus cabellos. Un rastro que remite al pasado y habla de un tiempo vivido. Cabezas son tambi¨¦n las Nucas y peinados que nos sirven como referencia identitaria de las personas que han servido como modelos. Aunque ya conocida, esta formula de retratar por la espalda rompe la tradicional representaci¨®n del sujeto y siempre a?ade un fuerte grado de ansiedad ante un misterioso semianonimato.
Por lo que respecta a la serie Piernas, al prescindir su representaci¨®n de la mitad del cuerpo al que pertenecen, cuestiona tambi¨¦n los c¨®digos de reconocimiento m¨¢s ortodoxos. Un quebranto de criterios que alcanza una inquietante intriga capaz de subyugar al espectador exigente. La serie de veinte fotograf¨ªas de Flores juega con la distribuci¨®n en diferentes formas geom¨¦tricas de grupos de peque?as margaritas. Pueden evocar un panel de alfileres sobre el que trabaja una bordadora de puntillas, un extra?o c¨®digo de se?ales y, llevados a un extremo, hasta un fantasioso abecedario.
Finalmente, el apartado Colosos recoge figuras de mujeres desnudas, embarazadas, tumbadas en el suelo. Desde una postura de relajo fingido, se resalta con un leve picado la grandiosidad de unos cuerpos convertidos por el artista en s¨ªmbolos de fertilidad.
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