El loco rom¨¢ntico
Guti es el ¨²nico jugador del Madrid, junto a Zidane, que rechaz¨® una subida de sueldo
Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez, Guti, hace cosas de loco. De rom¨¢ntico. Cosas incomprensibles para sus amigos, para los directivos en el Bernab¨¦u, y para el p¨²blico, que mayoritariamente exhibe ante ¨¦l su vena s¨¢dica cada vez que se presenta la ocasi¨®n. El presidente madridista, Florentino P¨¦rez, lo comprob¨® hace dos a?os. Llevaba un mes en el cargo cuando el propietario del Milan, Silvio Berlusconi, le llam¨® para negociar la compra de ese delantero medio rubio, ancho y potente, que le hab¨ªa marcado tres goles a su equipo en San Siro, en un amistoso de verano. P¨¦rez cit¨® al jugador en su despacho y le avis¨® de dos cosas: que el Milan le doblar¨ªa el sueldo pag¨¢ndole otros 150 millones de pesetas [algo menos de un mill¨®n de euros por temporada], y que si se quedaba ser¨ªa ¨²til, pues Valdano y Del Bosque le apreciaban. Guti le respondi¨® que quer¨ªa permanecer en el Madrid y P¨¦rez, con l¨®gica empresarial, le propuso una subida de sueldo. Guti zanj¨® la entrevista con un lac¨®nico 'no'. Hasta hoy, s¨®lo Zidane ha rechazado dinero de P¨¦rez cuando se lo ha ofrecido.
'El Madrid ser¨ªa m¨¢s d¨¦bil con Guti', dijo Capello. Tras el partido, Guti no lo salud¨®.
Guti, de 25 a?os, remat¨® al Roma el martes. El lunes, Fabio Capello dijo que si Guti jugaba por Morientes, 'el Madrid ser¨ªa m¨¢s d¨¦bil'. Y Guti fulmin¨® al equipo de Capello con dos golazos. Hizo un gran partido en todas las fases del juego. Cabe preguntarse entonces lo inevitable: ?Por qu¨¦ un tipo con su calidad ha conseguido tan poca celebridad? ?Por qu¨¦ Portillo ha ganado en unos meses m¨¢s portadas de peri¨®dicos? La respuesta m¨¢s f¨¢cil es que su imagen inspira repugnancia en ciertas filas del madridismo, esa multitud que se jacta del 'se?or¨ªo' como si esto fuera una cualidad intransferible, ¨²nica en Chamart¨ªn, viril sin fisuras e incompatible con las mechas doradas y el amor al riesgo.
Como dice la publicaci¨®n oficial de la UEFA en Internet, 'Guti es el spice boy del f¨²tbol espa?ol'. O sea, un David Beckham a la castellana, un futbolista que acude mucho a la peluquer¨ªa, atento a la moda, a la ropa vanguardista y la prensa rosa. 'El Bernab¨¦u mira m¨¢s c¨®mo se peina que c¨®mo juega', dice un alto cargo madridista.
Guti vive en guerra con los prejuicios y sus detractores se irritan al comprobar que no se doblega. Pitado, abucheado -s¨®lo los Ultrasur lo defienden- no ha cedido ni un cent¨ªmetro de su estilo. Sigue pein¨¢ndose a su gusto: unas veces se deja perilla y bigote como Buffalo Bill, otras se echa reflejos y otras se deja el pelo largo. Su forma de jugar respeta siempre el primer impulso, acertado o disparatado: para regatear, pasar o tirar. Su dogma es hacer lo que siente.
Guti habita un mundo paralelo. A veces no est¨¢. Una vez le preguntaron a Del Bosque, su t¨¦cnico, si le colocar¨ªa en el equipo titular. 'Habr¨¢ que ver c¨®mo se levanta el chico ma?ana', replic¨® el entrenador. Y es que su pupilo, adem¨¢s de ser un dormil¨®n inmutable, no ha nacido para las relaciones p¨²blicas. Su conducta no obedece a patrones establecidos y a veces hasta resulta un completo maleducado. Quiz¨¢ por su apariencia la afici¨®n no se queda con su grandeza. No valoran su fuerza, su remate, su zurda, su coraje y su afici¨®n incondicional al Madrid. Tampoco saben apreciar su buen coraz¨®n. Y ¨¦l no hace ning¨²n esfuerzo por demostrarlo. No le interesa predicar virtudes propias y despu¨¦s de las grandes noches apaga el tel¨¦fono m¨®vil. No le gusta aparecer en la radio, ni en los peri¨®dicos. Le molestan los halagos cuando el viento sopla a favor. Es irrevocable. Tiene un ¨¢ngel de la guarda de trapo que cuelga en todos los espejos retrovisores de sus coches. Y escucha invariablemente una especie de neo punk muy ca?ero que contrasta con su paternidad. Un asunto, ¨¦ste, que se toma a pecho: su hija Zaira es el amor de su vida.
Guti ha ganado tres Copas de Europa y le duele no haber disputado ni un minuto en las tres finales. El martes, en Roma, no quiso saludar a Capello.
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