El tercer grado est¨¢ vetado a los extranjeros 'irregulares'

A diferencia de los presos espa?oles, los inmigrantes irregulares no tienen la oportunidad de acceder al tercer grado cumplida una parte de la condena. Permanecen recluidos en prisi¨®n sin acceso al r¨¦gimen abierto hasta que alcanzan la libertad condicional, transcurridos los tres cuartos de la pena.

La legislaci¨®n penitenciaria permite el acceso al tercer grado a los reclusos que, seg¨²n sus circunstancias (personalidad, historial, duraci¨®n de la pena, medio al que retornar¨¢ y recursos econ¨®micos) est¨¦n suficientemente rehabilitados para la semilibertad.

Tanto la Administraci¨®n penitenciaria como los jueces de vigilancia deniegan sistem¨¢ticamente a los inmigrantes sin papeles el acceso a este grado de tratamiento. Alegan falta de arraigo.

Seg¨²n fuentes penitenciarias y judiciales, los sin papeles no tendr¨ªan la posibilidad de trabajar, por carecer de la documentaci¨®n necesaria, y en muchos casos ni siquiera disponen de casa o familia a la que retornar. Las mismas razones sirven para justificar que no disfruten de los 36 d¨ªas de permiso al a?os a que tienen derecho los presos clasificados en segundo grado (el r¨¦gimen al que acceden los reclusos que no son conflictivos o peligrosos) que hayan cumplido al menos un cuarto de la pena.