Atado a la izquierda
Pocos pol¨ªticos como Schr?der y Fischer representan mejor a la generaci¨®n de mayo de 1968. Sobre todo despu¨¦s de la derrota de la izquierda plural francesa en la primera vuelta de las presidenciales y la jubilaci¨®n de Lionel Jospin, que encabez¨® desde 1996 hasta mayo pasado el gobierno m¨¢s de izquierdas de la Europa del cambio de milenio. S¨®lo la socialdemocracia sueca, con su largu¨ªsima experiencia de gobierno, se hab¨ªa salvado hasta el domingo del bandazo hacia la derecha que vive el continente. Una victoria de Stoiber hubiera sido la puntilla para la ¨²ltima cohorte generacional europea que comulg¨® con las utop¨ªas.
Pero no ha sido as¨ª. El SPD sigue siendo la primera fuerza pol¨ªtica. Y si Schr?der puede formar gobierno es gracias al excelente resultado de Los Verdes, que se sit¨²an como tercera fuerza y superan a los socios naturales de Stoiber, los liberales. La victoria es muy ajustada, algo que no es anormal en Alemania desde las primeras elecciones que dieron la mayor¨ªa a Adenauer. Se debe al trasvase de votos en la antigua Alemania del Este de los ex comunistas del PDS al SPD y al buen comportamiento del voto ecologista. Es decir, al peso del voto izquierdista. Con un PDS m¨¢s fuerte y unos verdes algo m¨¢s d¨¦biles, ahora Stoiber ser¨ªa ya canciller de Alemania, y Schr?der s¨®lo un par¨¦ntesis.
Estos resultados permiten comprender el empe?o del canciller en jug¨¢rselo todo en la apuesta por la coalici¨®n rojiverde, con exclusi¨®n de cualquier otra combinaci¨®n. Rechaz¨® la eventualidad de un apoyo e incluso abstenci¨®n de los ex comunistas (aunque nada puede decirse sobre qu¨¦ hubiera hecho si los hubiera necesitado). Descart¨® la coalici¨®n sem¨¢foro, roja, verde y amarilla de los liberales (aunque ¨¦stos, oli¨¦ndose sus mediocres resultados, lanzaron se?ales de socorro durante la campa?a). No quiso tampoco escuchar la teor¨ªa de la gran coalici¨®n (con la que se ilusionaron algunos en la noche electoral ante un posible empate). Apost¨®, pues, por la combinaci¨®n vencedora, que tiene un serio inconveniente para el canciller: no le deja alternativa. La alianza con Los Verdes no es s¨®lo un matrimonio de convicci¨®n. Tambi¨¦n es de necesidad. La izquierda ha estado a punto de convertirse en marginal en Europa, pero ahora Los Verdes y el voto izquierdista pesan m¨¢s que antes. Lo cual no significa que Schr?der vaya a realizar un giro a la izquierda. Quiz¨¢s es la condici¨®n imprescindible para hacer todo lo contrario.
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