Bandera sin viento

Horas despu¨¦s de que dos activistas de ETA perecieran en el barrio bilba¨ªno de Basurto al estallarles la dinamita que portaban, un guardia civil, Juan Carlos Beiro, era asesinado y otros dos resultaban heridos en una carretera que discurre entre Guip¨²zcoa y Navarra al hacer explosi¨®n una bomba camuflada tras una pancarta escrita en euskera con el siguiente mensaje: 'Viva ETA; Guardia Civil, muere aqu¨ª'.

En ning¨²n momento se ha propuesto ETA dejar de matar para favorecer una eventual defensa jur¨ªdica o pol¨ªtica de Batasuna frente al proceso de su ilegalizaci¨®n. Al rev¨¦s: desde que el juez Garz¨®n acord¨® la suspensi¨®n cautelar, ETA ha intentado matar al menos en otras tres ocasiones y el viernes pasado fueron detenidos en la vertiente francesa de los Pirineos dos activistas que se dispon¨ªan a cruzarlos para realizar atentados contra concejales del PP y PSOE y guardias civiles de la zona de Tolosa, seg¨²n la polic¨ªa francesa.

El atentado de ayer recuerda a algunos producidos poco despu¨¦s de la muerte de Franco. El 17 de enero de 1976 un explosivo conectado a una ikurri?a acab¨® con la vida del guardia civil Manuel Vergara cuando intentaba retirarla. En un comunicado difundido tres d¨ªas despu¨¦s, ETA argumentaba que el guardia 'no ha muerto por un ataque nuestro, sino por atentar contra las normas m¨¢s elementales de la democracia; nosotros no hemos hecho m¨¢s que defender uno de nuestros s¨ªmbolos pol¨ªticos'. Alguien hab¨ªa tenido esa ocurrencia, y para poder escribirla en un papel hab¨ªa ordenado matar a un ser humano. Ahora, alguien ha querido repetir el siniestro sarcasmo, asesinando a varios guardias civiles que acud¨ªan a retirar una pancarta con las siglas de ETA y el mensaje que anunciaba la muerte en euskera. Para poder decir, entre risotadas: que hubieran dejado la pancarta o hecho caso del aviso.

La explosi¨®n de Basurto, de madrugada, simboliza la deriva de una ETA sin otra pespectiva que morir matando, y el atentado del mediod¨ªa, entre Leitza y Ber¨¢stegui, la repetici¨®n compulsiva de lo hecho hace un cuarto de siglo con la esperanza de que ello haga realidad su delirio de que nada ha cambiado desde entonces. Pero s¨ª ha cambiado, y una prueba de ello es que desde el fin de la tregua ETA trata de justificar su recurso a la violencia no por su incidencia directa en la realidad, sino en otros partidos; por su capacidad para condicionar la pol¨ªtica nacionalista.

Durante a?os, un objetivo central de ETA era arrebatar al PNV la bandera del nacionalismo aut¨¦ntico; sustituirle como fuerza hegem¨®nica. Ahora se limita a intentar que el PNV abrace su bandera. De ah¨ª los emplazamientos a que se resista a aplicar la ley espa?ola o las resoluciones judiciales y a que rompa definitivamente con el Estatuto. Lo cual significa tambi¨¦n que el nacionalismo democr¨¢tico tiene ahora la responsabilidad de demostrar que no se deja intimidar; de dejar sin viento a la ¨²ltima bandera de ETA.

Ocasi¨®n tendr¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas ante la previsible reacci¨®n del conglomerado etarra a la muerte de sus dos activistas. Hace un a?o, con motivo del homenaje en memoria de Olaia Kastresana, militante de ETA muerta en Torrevieja al estallarle en las manos la bomba que manipulaba, el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, reivindic¨® como aportaci¨®n de ETA a la pol¨ªtica vasca haber conseguido situar la cuesti¨®n de la autodeterminaci¨®n en el centro del debate pol¨ªtico. Es decir, haberlo conseguido a bombazos.