Un torero moderno

Una pregunta: ?qu¨¦ motivo justifica que un torero se encierre con seis toros? Pues la culminaci¨®n de una temporada espectacular o el gesto de una gran figura. Ni uno ni otro supuesto se dan en V¨ªctor Puerto. ?Por qu¨¦, entonces, lo del se?or Puerto? Que se lo pregunten al empresario de Sevilla, que all¨¢ por el mes de febrero dise?¨® y cobr¨® la feria de San Miguel. Han pasado casi siete meses y el cartel, que nunca lo tuvo, sigue sin cr¨¦dito alguno.

Ni una vuelta al ruedo en la Maestranza, como dir¨ªa un gacetillero de los malos. Ni un momento de emoci¨®n. Ni un lance para el recuerdo. Ni un detalle. Nada. Dos horas de profunda tristeza. Dos horas de toreo moderno. Dos horas para el olvido. Fracas¨® el torero, que nunca debi¨® asumir tan importante compromiso. Fracas¨® el empresario, que se equivoc¨® con el cartel. Y, una vez m¨¢s, los burlados fueron los abonados: se les cobr¨® por anticipado un aut¨¦ntico tost¨®n.

?Qu¨¦ le pas¨® al torero? A lo peor es que as¨ª de incapaz, de torpe, de mal torero, en suma. Quiz¨¢ es que un torero moderno, corto de ideas y de arte, triste, soso y pesado.

No pudo con el manso encastado de Cebada, de embestida agresiva, pero tampoco tore¨® a los nobles cuarto y quinto. Muchos pases y ninguno como mandan los c¨¢nones. Todo el toreo para fuera, ventajista, insulso, aburrido. Lo intent¨® con el capote y a excepci¨®n de un par de chicuelinas, nada destacable. Y se desinfl¨® muy pronto con la muleta; cuando entendi¨® que su toreo despegado y sin ligaz¨®n no interesaba a nadie.

Decepcion¨® a todos y emborron¨® su m¨¢s que discreta carrera. Pero se cumpli¨® el principio de Peter: fue ascendido a su m¨¢ximo nivel de incompetencia. Nunca debi¨® asumir un compromiso para el que, a la vista est¨¢, no tiene condiciones.