Becas menguantes

Sostiene la ministra de Educaci¨®n, Cultura y Deporte que el rector de la Universidad de Salamanca, presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Espa?olas, 'quiz¨¢ no tenga la informaci¨®n adecuada' sobre la pol¨ªtica de becas del ministerio al quejarse de la disminuci¨®n de las becas llamadas compensatorias. ?stas se destinan a los alumnos cuyas familias tienen un nivel de renta tan bajo, del orden de 2.300 euros por persona y a?o, que el hecho de que uno de sus miembros estudie supone un sacrificio a veces insalvable.

Lo cierto es que, en un escrito dirigido el pasado mes de mayo a las delegaciones de Educaci¨®n y a las universidades, el ministerio ha restringido las condiciones para poder optar a dichas becas. Ahora ya no es suficiente con tener un bajo nivel de ingresos, tiene que concurrir tambi¨¦n alguna de las circunstancias siguientes: orfandad absoluta, desempleo del sustentador principal, invalidez, familia monoparental, etc¨¦tera. Se convierte en requisito lo que antes era una circunstancia coadyuvante para obtener una beca. Durante el curso pasado ya se aplicaron estas nuevas exigencias a los alumnos que iniciaban sus estudios en cualquiera de los niveles educativos, pero en este curso se aplicar¨¢n con car¨¢cter general.

Se puede retorcer la argumentaci¨®n hasta donde se quiera, pero es dif¨ªcil concluir que no estamos ante un endurecimiento de las condiciones para obtener una ayuda compensatoria y, por lo tanto, ante una medida que se traducir¨¢ en su reducci¨®n. Debido a su car¨¢cter de compensaci¨®n a las familias m¨¢s desfavorecidas para que sus j¨®venes tengan alguna oportunidad de estudiar, estas becas son un ejemplo indiscutible de pol¨ªtica social necesaria, ahora en retroceso, pero el problema es m¨¢s general.

La disminuci¨®n en el n¨²mero de becados universitarios ha sido continua a lo largo de los ¨²ltimos seis a?os a pesar de que el censo total de estudiantes ha permanecido constante. Puede la ministra sostener lo contrario, pero el esfuerzo en ayudas a los estudiantes ha disminuido en relaci¨®n al PIB aunque haya aumentado en t¨¦rminos nominales.

El Informe Universidad 2000, o Informe Bricall, ya se?alaba la enorme distancia en las ayudas a los estudiantes entre Espa?a y los pa¨ªses europeos: un 14% de alumnos becados frente a un 40% de media en Europa. Y recomendaba aumentar este cap¨ªtulo de forma sostenida. La pol¨ªtica del ministerio no parece ir precisamente en esta direcci¨®n, sino en la contraria. De hecho, el n¨²mero de becarios y otros alumnos que se benefic¨ªan de reducci¨®n de matr¨ªcula se reduce en la previsi¨®n presupuestaria para 2003 en 28.000 respecto a los presupuestos de 2002. Y a ello se a?ade que, en pesetas constantes, la cuant¨ªa media de las becas universitarias se ha reducido en un 4,9%, y las no universitarias, en un 3,8%.

Es posible que los responsables educativos de sistemas europeos que han demostrado una eficacia muy superior a la del sistema espa?ol se hayan venido equivocando en todos esos pa¨ªses y en todo momento, y que lleven raz¨®n nuestras propias autoridades y sus ide¨®logos. Hay, sin embargo, motivos para dudarlo. Adem¨¢s de evidentes razones de justicia social, ser¨ªa prudente fijarse en lo que hacen otros pa¨ªses cercanos que, m¨¢s all¨¢ de los problemas siempre presentes en la pol¨ªtica educativa, pueden acreditar una nota de sobresaliente en este campo.