El ¨²ltimo debate
La situaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco acapara buena parte de las intervenciones
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El ¨²ltimo debate no ha sido el mejor de Jordi Pujol. Un contundente Pasqual Maragall se enfrent¨® ayer en la sesi¨®n de orientaci¨®n sobre pol¨ªtica general del Gobierno a un Jordi Pujol que se despide en el peor escenario posible: sin poder hacer el traspaso de poderes a Artur Mas -que en estas sesiones ha quedado irremediablemente relegado al papel de mudo compa?ero de esca?o- y con una federaci¨®n -CiU- atada al Partido Popular si quiere completar la legislatura y propiciar as¨ª que el conseller en cap pueda mostrar sus capacidades de gestor.
Demasiadas hipotecas para un presidente que lleva 22 a?os en el poder, que est¨¢ acostumbrado -le ha dado un resultado excelente- a trabajar para s¨ª mismo, pero a quien a estas alturas le resulta dif¨ªcil sacar m¨¢s conejos de su brillante chistera.
El presidente catal¨¢n juzga 'chapucero' el discurso pronunciado por Maragall
Por eso, ayer, un Maragall inspirado por su discurso federalista de las Espa?as y un Josep Llu¨ªs Carod Rovira, que jug¨® con habilidad sus herramientas soberanistas, evidenciaron el desgaste de Pujol. El presidente hab¨ªa estado m¨¢s que brillante anteayer, en la sesi¨®n inaugural del debate de pol¨ªtica general, cuando al dar lectura a su discurso se movi¨® con comodidad en el terreno que m¨¢s le gusta: el de las ideas; entre los que sue?an una patria y las citas noucentistes de Eugeni d'Ors y Josep Pijoan.
Si anteayer Pujol, ¨²nico orador, realiz¨® su brillante despedida, ayer fue harina de otro costal: el protagonismo fue para un Maragall que llev¨® el debate al terreno de su visi¨®n de Espa?a. Como en otras ocasiones, el l¨ªder de la oposici¨®n socialista coloc¨® la prioridad de Catalu?a en la reforma de la Constituci¨®n y emplaz¨® a Pujol a definirse sobre la propuesta soberanista del lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Los nombres de Espa?a y de Euskadi planearon como pocas veces lo hab¨ªan hecho en 22 a?os por el hemiciclo. Y en ese terreno todos los partidos, excepto el del Gobierno, sacaron ostensiblemente su artiller¨ªa. Los populares, con un Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz liberado de pensar en su futuro en la C¨¢mara -encabezar¨¢ la lista del PP en el Ayuntamiento de Barcelona-, reprocharon a CiU no haber votado a favor de la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Carod puso 'el coraje de Ibarretxe' como ejemplo de lo que debe hacer un Gobierno nacionalista si pretende seguir llevando con dignidad ese nombre. Y Maragall, declar¨¢ndose contrario a la propuesta del lehendakari, quiso saber qu¨¦ pensaba el presidente de la Generalitat sobre c¨®mo solucionar el problema vasco, ese que a juicio del l¨ªder socialista envenena los sue?os del catalanismo.
Pujol rehuy¨® pronunciarse sobre el proyecto de Ibarretxe y puso todo su ¨¦nfasis en expresar la subordinaci¨®n de los socialistas catalanes al PSOE, incluso su deseo de instalarse en la Generalitat con la finalidad utilitarista de llegar a La Moncloa. 'Usted dice una cosa aqu¨ª y otra cuando tiene a Jos¨¦ Montilla [primer secretario del PSC, ayer presente en la tribuna de invitados del Parlament] a su lado', afirm¨® el presidente catal¨¢n. Era la respuesta a la acusaci¨®n de Maragall: 'Ustedes ya no pueden dar lecciones de catalanismo a nadie despu¨¦s de haber pactado con la derecha espa?ola [por la alianza con el PP]'.
El discurso del l¨ªder socialista, que Pujol consider¨® 'chapucero' y 'de perdigonada', tuvo la indudable habilidad de sacar de sus casillas a un presidente de la Generalitat que oy¨® -como no es muy habitual en la C¨¢mara- recitar una lista en la que aparec¨ªan conocidos demonios familiares: 'Demasiados negocios a la sombra de la Administraci¨®n, demasiado clientelismo y favoritismo, y una persistente voluntad de controlar la sociedad civil'.
Pujol vio como por la tarde se reproduc¨ªan las acusaciones, esta vez m¨¢s concretas, de la mano de Esquerra Republicana. Josep Llu¨ªs Carod dijo que los consejos de administraci¨®n de las concesionarias de autopistas son un 'Inem de lujo' para ex altos cargos de la Generalitat. El presidente del Gobierno catal¨¢n, visiblemente irritado, emplaz¨® a Carod a dar nombres de esos parados de lujo. Para sorpresa de Pujol, Carod recogi¨® el guante y le proporcion¨®, de forma discreta pero contundente, los datos facilitados por su compa?ero de esca?o Josep Huguet. Habl¨® de dos ex consejeros de Econom¨ªa y Finanzas, un ex titular de Medio Ambiente y un ex secretario general de Presidencia. En los bancos del Gobierno, Pujol, Mas y los consejeros de Pol¨ªtica Territorial, Felip Puig, e Industria, Antoni Subir¨¤, se revolvieron en sus esca?os.
La otra estocada de Esquerra Republicana estaba por llegar. Era la reforma del Estatuto, un tema tab¨² para CiU, pues en el pacto suscrito con el PP que dio la investidura como presidente a Pujol figura la expl¨ªcita renuncia a esta reivindicaci¨®n. Era un gesto que Esquerra pretend¨ªa, una especie de letra a 90 d¨ªas, pues la reforma lanzada por los republicanos debe realizarse en la pr¨®xima legislatura. Esquerra ya est¨¢ acostumbrada a los impagos, pues en 1980 apoy¨® la investidura de Pujol a cambio de reformar el Estatuto. Veintid¨®s a?os despu¨¦s a¨²n esperan que CiU se decida. Pujol quiso hacer mella en ERC enfatizando su falta de experiencia de gobierno. Todo ello movi¨® a un ir¨®nico Carod, que vio rechazadas sus propuestas, a sugerirle a Pujol: '?All¨¢nenos el camino a los que gobernaremos!'.
El l¨ªder de ERC, al igual que Maragall, apuesta decididamente por un futuro m¨¢s pol¨ªticamente prometedor para su formaci¨®n. Aunque quien m¨¢s prisa tiene por llegar a ese futuro es el l¨ªder de la oposici¨®n socialista. Maragall, por todo ello, solicit¨® la disoluci¨®n de la C¨¢mara y la convocatoria anticipada de elecciones. El l¨ªder socialista recrimin¨® a Pujol que no tenga prisa por dejar el poder y que financie todas las obras p¨²blicas por el sistema alem¨¢n, es decir, con pago en el futuro, en esa incierta pr¨®xima legislatura en la que tantos aspiran a gobernar.
Rafael Rib¨®, de Iniciativa per Catalunya Verds, se sum¨® a esa prisa y respald¨® la petici¨®n socialista de elecciones anticipadas. El ecosocialista, junto con el popular Alberto Fern¨¢ndez y el propio Pujol, particip¨® en su ¨²ltimo debate de pol¨ªtica general. Para Maragall y Carod se abre un futuro con interrogantes.
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