Se?as de identidad
Esta primera pel¨ªcula de un veterano director alem¨¢n, Frank Strecker (1941), que llega a nuestras pantallas, El llanto de la mariposa, es un laborioso, pel¨ªn esforzado y a la postre respetable drama de identidades conflictivas, enfermedad y romanticismo. El filme tiene como protagonistas a dos j¨®venes, Paulina -Zielcke, una de las actrices m¨¢s en forma del actual cine alem¨¢n-, que est¨¢ enferma de leucemia, y Pablo -Harloff, convincente h¨¦roe h?lderlinguiano-, un frustrado suicida con serios problemas paternofiliales, que deber¨¢n aprender un par de cosas antes de encontrar el cruce de caminos que lancen a uno en los brazos del otro.
Un dram¨®n
EL LLANTO DE LA MARIPOSA
Director: Frank Strecker. Int¨¦rpretes: Marie Zielcke, Marek Orloff, Hannelore Elsner, Dietmar Sch?nherr. G¨¦nero: drama, Alemania, 1999. Duraci¨®n: 106 minutos.
Convendr¨¢ el lector que con una descripci¨®n como ¨¦sta lo m¨¢s factible es que la pel¨ªcula El llanto de la mariposa bien pudiera ser un melodrama desaforado. Pero lo que lo aleja del m¨¢s denostado y lacrim¨®geno de los g¨¦neros cl¨¢sicos es lo que ha separado siempre al drama respetable del dram¨®n desatado: la puesta en escena, orientada o no, hacia la b¨²squeda de la complicidad del espectador a cualquier precio; la falta de obscenidad sentimental, en dos palabras.
No hay aqu¨ª esa b¨²squeda, aunque de antemano haya que advertir que l¨¢grimas tampoco faltan. Porque lo que el director Frank Strecker intenta es contar una historia de amor entre dos seres perdidos, con identidades problem¨¢ticas y virtual ausencia de figuras protectoras -dos seres que, a la postre, se tienen principalmente uno al otro, y poco m¨¢s-, que encontrar¨¢n en el amor la fuerza necesaria para salir adelante.
No tiene la pel¨ªcula la elegancia formal que su tema hubiese requerido para elevarse por encima de la media, abusa un tanto de la m¨²sica rock -con la excusa de que Paulina es cantante, y tambi¨¦n lo es el padre de Pablo- y a veces, como en la secuencia de la muerte del ni?o internado en el mismo hospital que la muchacha, parece perder la compostura.
Pero se deja ver sin problemas, lo que vuelve a demostrar, por si hiciera falta, la consistencia de las viejas tramas de amores torturados y m¨¢s tozudos que la muerte.
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