Cuesti¨®n de medida
La desproporci¨®n de fuerza entre Madrid y Sevilla siempre ser¨¢ decisiva ante el COI
'Nuestro proyecto se ajusta al nuevo esp¨ªritu internacional deportivo que se abre paso, basado en la calidad de las propuestas, su enfoque humanizado y deportivo, y la competitividad de los criterios de inversi¨®n con menos costes y mejores resultados'. As¨ª se manifest¨® Alfonso Seoane, el presidente adjunto de la candidatura de Sevilla 2012 el pasado 25 de septiembre tras presentar ante el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol el informe que deber¨¢n valorar ahora sus miembros en comparaci¨®n con el de Madrid para decidir el 21 de enero qu¨¦ ciudad ser¨¢ la representante espa?ola en la carrera por ser la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de la XXX Olimpiada de verano dentro de 10 a?os.
Al d¨ªa siguiente, Conrad Blanch, director ejecutivo de la candidatura de Andorra, recientemente eliminada por el COI, como Jaca, en el corte para los Juegos de Invierno de 2010, declaraba: 'Las candidaturas de los Pirineos, con las infraestructuras que contamos, tenemos un dif¨ªcil futuro porque no responden a los patrones o modelos instaurados por el COI de elegir grandes ciudades en las monta?as'.
El m¨¢ximo organismo ol¨ªmpico se ha decantado hist¨®ricamente por elegir grandes ciudades
?Qui¨¦n se ajusta a la realidad? ?Seoane o Blanch? ?Ciudades peque?as o capitales grandes? Blanch acaba de sufrir el rev¨¦s y podr¨ªa decirse que quiere justificar la herida a¨²n abierta. Pero tiene toda la raz¨®n de los hechos y la historia. No es un problema puntual de instalaciones, humanidad o mejor ambiente, sino de megaproyectos pol¨ªticos globales con pa¨ªses enteros detr¨¢s. Seoane ya sufri¨® el batacazo en el a?o 2000, cuando Sevilla tampoco pas¨® el corte para los Juegos de 2008, y era el segundo para la ciudad andaluza. Entonces dijo: 'Cre¨ªamos haber mejorado con respecto a Sevilla 2004, que hab¨ªamos corregido sus defectos. Pero, curiosamente, aquella vez no tuvimos el inconveniente del alojamiento y ahora s¨ª. ?Hay otros se?ores en el COI o es que han cambiado de criterios?'. Y a?adi¨®: 'Si prefieren las ciudades grandes que lo digan: 'Los Juegos se organizar¨¢n en ciudades con m¨¢s de cinco millones de habitantes'. Pues muy bien. Pero que no nos digan que no hay requisito de poblaci¨®n m¨ªnima porque entonces vamos a por todas'.
El COI no lo dice expl¨ªcitamente, pero s¨ª con sus exigencias, en puros macron¨²meros. Por algo ha vadeado temporales pol¨ªticos y econ¨®micos con mucha mayor hipocres¨ªa, cargas de intereses y ambig¨¹edades, que cualquier otra empresa para sobrevivir. Y lo ha hecho con dirigentes que casi lo llevaron a la ruina, o astutos y geniales que lo salvaron y levantaron, pero siempre con miembros en su mayor¨ªa no muy dotados, que han votado conservadoramente para elegir las sedes casi siempre. ?Qu¨¦ significa eso? Coger lo grande y seguro. Basta mirar qu¨¦ ciudades han sido ol¨ªmpicas. S¨®lo en los Juegos de Invierno, y porque no hay tantas zonas de nieve en el mundo, se han concedido en los ¨²ltimos a?os organizaciones a peque?as localidades. A Albertville en 1992, como centro de las estaciones de la Saboya francesa, y a la noruega Lillehammer, en 1994. Pero en el resto, los ejemplos de Sarajevo 1984, Calgary 1988, Nagano 1998, Salt Lake City 2002 y Tur¨ªn 2006, son elocuentes. Y las grandes favoritas ahora para 2010 son Vancouver, sobre todo, por cambiar de continente, y Salzburgo. No hace falta que la nieve est¨¦ al salir de casa, pero s¨ª que la casa sea fuerte. Los tiempos de negocio, con recesi¨®n o no, no est¨¢n para experimentos, dice el COI con sus decisiones.
Y si la mirada se hace a los Juegos de Verano, entonces no hay resquicio porque a mayor volumen de organizaci¨®n, mayor ciudad, y si es capital, mejor. Habr¨ªa que remontarse a Amberes, en 1920 y a San Luis, en 1904, para encontrar dos sedes raras entre las 29 de la historia. Y con la justificaci¨®n de la belga porque despu¨¦s de la I Guerra Mundial no hab¨ªa otro sitio, y de la estadounidense, que fue un desastre, porque eran los primeros balbuceos. Pero el resto, con mayor o menor ¨¦xito, todo han sido, o ser¨¢n, capitales o metr¨®polis de gran calado. Pek¨ªn 2008, Atenas 2004 y 1896, Sydney 2000, Atlanta 1996, Barcelona 1992, Se¨²l 1988, Los ?ngeles 1984 y 1932, Mosc¨² 1980, Montreal 1976, M¨²nich 1972, M¨¦xico 1968, Tokio, 1964, Roma 1960, Melbourne 1956, Helsinki 1952, Londres, 1948 y 1908, Berl¨ªn 1936, Amsterdam, 1928, Par¨ªs, 1924 y 1900, Estocolmo 1912. Con la ¨²ltima influencia de Samaranch, hasta el conservador COI se ha embarcado en la aventura china al elegir a Pek¨ªn. Con dudas pol¨ªticas, pero porque se abre un marco econ¨®mico y potencial inmenso.
El nuevo COI de Jacques Rogge, aparte de querer hacerse m¨¢s amigo de Estados Unidos -precisamente porque es su mayor mecenas de televisi¨®n y patrocinios-, s¨®lo quiere poner freno al gigantismo, que el gran negocio de los Juegos puede llegar a convertir en ingobernable. Pero eso no es una marcha atr¨¢s. Humanizar los Juegos, quiz¨¢, pero con gaseosa m¨¢s fuerte. Sin obligar, por poner s¨®lo un ejemplo, a ciudades como Sevilla a crear miles de plazas hoteleras m¨¢s, que no necesita para s¨®lo 700.000 habitantes.
El list¨®n, repetido a lo largo de la historia, dif¨ªcilmente va a bajar.Madrid no lo saltar¨¢ ni a la primera ni quiz¨¢ en varios intentos (Barcelona necesit¨® cinco), pero tiene, al menos, medidas de capital y fuerza para saltarlo. Sevilla lo ha derribado dos veces porque es una espl¨¦ndida ciudad para organizar competiciones deporte a deporte. Pero el COI dif¨ªcilmente confiar¨¢ en ella antes que en muchos otros pesos pesados, inclu¨ªdo Madrid, para encargarle 28 a la vez.
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