Traficantes de olivos
Lo mismo que a muchas personas a las que se les hace dif¨ªcil pasarse sin fumar un cigarrillo nada m¨¢s levantase, yo no puedo echar a andar cada ma?ana sin leer los peri¨®dicos. Entre las muchas razones por las que no hago nada para corregir esta adicci¨®n est¨¢ cierta tendencia de mi car¨¢cter a ver las cosas de una manera completamente desenfocada, lo que logro corregir con una lectura atenta de las noticias, evitando as¨ª decir los disparates m¨¢s descomunales. Por ejemplo, si en estos d¨ªas no hubiera le¨ªdo un par de reportajes sobre el tr¨¢fico de olivos centenarios en Andaluc¨ªa, en general, y en la Alpujarra en particular, y alguien me hubiera preguntado mi opini¨®n sobre el asunto, le habr¨ªacontestado, primero que desconoc¨ªa ese tr¨¢fico y, segundo, que me parec¨ªa estupendo que en lugar de convertir sistem¨¢ticamente en le?a a nuestros olivos m¨¢s viejos se les permitiera seguir viviendo como ¨¢rboles decorativos porque cre¨ªa que su destino natural, dado su bajo rendimiento en aceite, era el de arder en los hogares de las chimeneas andaluzas.
Afortunadamente, mi costumbre matinal me ha servido, una vez m¨¢s, para evitar contestar de esa forma disparatada y ahora ya estoy informado el importante tr¨¢fico de 'codiciados olivos centenarios' que est¨¢ perjudicando al 'paisaje y al turismo' de nuestra comarca m¨¢s famosa por satisfacer el capricho de unos multimillonarios dispuestos a pagar hasta 120.000 euros para decorar los 'patios de sus lujosas propiedades privadas' en la Costa Azul, Italia, B¨¦lgica, Suiza, etc¨¦tera. Mucho antes de que la mayor¨ªa de los hombres de la calle nos enter¨¢ramos y empez¨¢ramos a protestar por un expolio que puede dejar peque?o al de la venta del patio del Castillo de V¨¦lez Blanco al Metropolitan Museum en 1904, diversos poderes p¨²blicos se han puesto a trabajar para evitarlo. As¨ª, el Ayuntamiento de ?rgiva en pleno trata de luchar contra esa pr¨¢ctica y ha encargado un dictamen jur¨ªdico para saber si tiene competencias para prohibir 'estos abusos'; la Junta estudia catalogar los ejemplares m¨¢s valiosos como '¨¢rboles singulares' para poder acabar con este 'expolio ambiental y cultural' y la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia ha abierto unas diligencias informativas para aclarar si 'el arranque de olivos de la ¨¦poca morisca' constituye un delito.
Mientras se materializan estas iniciativas en los correspondientes informes jur¨ªdicos, y a falta de nuevos reportajes que me ilustren, me he puesto a calcular por mi cuenta y riesgo la densidad de este tr¨¢fico y su regulaci¨®n jur¨ªdica. De la primera tarea he abdicado enseguida porque mis pesquisas, tanto en el mundo real como en el de Internet, no me han conducido m¨¢s all¨¢ de encontrar una oferta de venta de olivos centenarios en ?rgiva, ninguna de compra y la informaci¨®n de una compraventa de tres olivos centenarios este verano en las Alpujarras.
Como este resultado, tan distante del importante tr¨¢fico que detectaban los reportajes period¨ªsticos, s¨®lo puede ser producto de mi incapacidad investigadora, me paso a estudiar la vertiente jur¨ªdica del asunto.Despu¨¦s de un buen rato de consultar la legislaci¨®n vigente, no acabo de encontrar por ning¨²n lado donde est¨¢ la ilegalidad de que un agricultor arranque y venda sus olivos centenarios. En el C¨®digo Penal no, desde luego, ni siquiera en la m¨¢s que complicada redacci¨®n del delito ecol¨®gico, que lleva a inacabables discusiones entre los especialistas y entre los propios Tribunales sobre las conductas que proh¨ªbe, impidiendo que nuestro Derecho Penal alcance el ideal de 'leyes simples y claras para que el pueblo las entienda' que reclamara Beccaria hace ya doscientos cincuenta a?os. Tampoco creo que haya ninguna 'laguna legal' ni ning¨²n 'conflicto de competencias' entre Administraciones, como se se?alaba en estos art¨ªculos period¨ªsticos. Simplemente nos encontramos ante uno de los principios esenciales de todo Estado de Derecho: los particulares pueden hacer todo aquello que no est¨¦ prohibido por las leyes. No hay norma que proh¨ªba transplantar olivos de un lugar a otro, ni que los excluya del comercio. Muy especialmente, el frondoso Decreto 226/2001, de 2 de octubre, que declara 23 monumentos naturales en Andaluc¨ªa, no incluye ni un solo olivo al lado de acebuches, encinas, quejigos, pinsapos y chaparros. As¨ª que comprendo que las personas que han vendido sus olivos centenarios lo digan 'sin recato'. ?De qu¨¦ tienen que avergonzarse? ?De vender un olivo a 4.000 euros para decoraci¨®n que hubieran vendido a 400 para le?a?
Me parece muy bien que la Consejer¨ªa de Medio Ambiente incluya en su cat¨¢logo de ¨¢rboles protegidos los olivos antiguos que considere conveniente, y no ser¨¦ yo el que le reproche que esa preocupaci¨®n le venga ahora cuando algunos propietarios se han dado cuenta de su valor ornamental y no antes, cuando se limitaban a venderlos para le?a, pero mientras tanto creo que es del todo punto desproporcionado tratar a las personas que intervienen en ¨¦sta compraventa de olivos centenarios poco menos que de peligrosos traficantes de ¨®rganos. A no ser, claro est¨¢, que pensemos como aquel famoso director de peri¨®dico que siempre recomendaba a sus periodistas: no dej¨¦is que la realidad os arruine una buena noticia.
Agust¨ªn Ruiz Robledo es Profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Granada
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.