Propuestas para medio pa¨ªs
1 Nadie discute la legitimidad democr¨¢tica del Gobierno vasco. Pero ni su mayor¨ªa parlamentaria ni los apoyos recibidos por Batasuna permiten olvidar que el voto nacionalista y el no nacionalista se reparten casi a partes iguales el electorado vasco. Ese dato deber¨ªa servir para evitar esa frecuente identificaci¨®n que hacen los nacionalistas (y tambi¨¦n el lehendakari en su ¨²ltimo discurso parlamentario) entre comunidad nacionalista y sociedad vasca.
2. Decir que la mitad del electorado vasco no vota nacionalista no quiere decir que la mitad de la poblaci¨®n vasca est¨¦ amenazada por ETA. S¨®lo son unos pocos miles, pero es casi seguro que en ning¨²n pa¨ªs democr¨¢tico hay tanta gente con escolta, ni tantos reservan su libertad de expresi¨®n para el momento en que hablan con su pareja o con sus buenos amigos (y no siempre con todos sus buenos amigos, precisamente para intentar que sigan si¨¦ndolo). El no tener libertad no hace que se tenga raz¨®n, pero el que tanta gente carezca de aqu¨¦lla deber¨ªa afectar al orden de los problemas que quieren solucionar nuestros pol¨ªticos.
Se deber¨ªa evitar la identificaci¨®n entre comunidad nacionalista y sociedad vasca
3. No recuerdo que el PNV planteara en la ¨²ltima campa?a caminar hacia la constituci¨®n de Euskadi como Estado Libre Asociado a Espa?a, y ¨¦sta es una propuesta de tanta entidad que parecer¨ªa necesario presentarla expl¨ªcitamente al electorado. Los manuales de Derecho Constitucional dicen que lo l¨®gico en estos casos no es anunciar un refer¨¦ndum para cuya convocatoria no existe competencia, sino disolver el Parlamento y presentarse a las elecciones subsiguientes con el nuevo programa. (He de confesar que mantendr¨ªa mi desacuerdo con la propuesta aunque el nuevo Parlamento la apoyara, pero al menos sabr¨ªa que respond¨ªa a la voluntad mayoritaria de mis vecinos).
4. En la sociedad vasca existen proyectos pol¨ªticos contrapuestos: unos no quieren ser espa?oles y otros no renuncian a los muchos lazos que les unen con Espa?a. Si la convivencia llega a ser imposible, habr¨¢ que aceptar un procedimiento para que la minor¨ªa se adecue al deseo de la mayor¨ªa. La opci¨®n no es, sin embargo, una elecci¨®n que corresponda s¨®lo a los vascos. El Tribunal Supremo de Canad¨¢ afront¨® un problema semejante al analizar el derecho de Quebec a la autodeterminaci¨®n, y su respuesta me pareci¨® y me sigue pareciendo ejemplar. La resumo as¨ª: a) La cuesti¨®n de la autodeterminaci¨®n/independencia de Quebec no afecta ¨²nicamente a los quebequeses, sino a todos los canadienses. b) La autodeterminaci¨®n de Quebec no es posible seg¨²n la Constituci¨®n federal, pero Canad¨¢ no puede ignorar la eventual voluntad secesionista de la poblaci¨®n de Quebec. c) Tal voluntad, para ser tenida en cuenta, habr¨ªa de ser la de una mayor¨ªa suficientemente clara, que respondiera a una pregunta inequ¨ªvoca.
5. Ese planteamiento cabe en la Constituci¨®n Espa?ola (y dir¨ªa incluso que es el que mejor se deriva de una Constituci¨®n democr¨¢tica como la nuestra). El principio democr¨¢tico no podr¨ªa ignorar la voluntad mayoritaria de unos espa?oles que quisieran dejar de serlo: ning¨²n espa?ol dem¨®crata querr¨ªa mantener colonias interiores conservadas gracias a la fuerza.
6. Si no plantea problemas saber cu¨¢ndo una pregunta es clara, definir qu¨¦ sea mayor¨ªa suficiente no es f¨¢cil, como lo demuestran los contradictorios textos planteados por la Federaci¨®n canadiense y por Quebec. Es dif¨ªcil, y posiblemente sea in¨²til, aventurar porcentajes, aunque puede ser oportuno recordar que la Constituci¨®n de 1931 exig¨ªa el voto favorable de las dos terceras partes de los electores inscritos en el censo electoral de la regi¨®n para que pasara a las Cortes el proyecto de Estatuto.
7. Volvamos a la propuesta del lehendakari. Se ha dicho de ella que tiene el m¨¦rito de aclarar, por fin, los objetivos nacionalistas, cuya perpetua indefinici¨®n les ha permitido siempre conseguir sus objetivos, que han sido, como dec¨ªa el recordado Gabriel Moral Zabala, no tanto el dejar de ser espa?oles, sino el ser espa?oles de primera. Gracias a eso, el Pa¨ªs Vasco dispone hoy de una autonom¨ªa con ampl¨ªsimos recursos, con un concierto econ¨®mico que permite que las Haciendas vascas paguen al Estado menos que lo que ¨¦ste invierte en la comunidad aut¨®noma. Quiz¨¢ por eso la radicalidad del lehendakari no le lleva a pedir la independencia, sino la conversi¨®n de la Comunidad Aut¨®noma en un Estado Libre Asociado: no parece haber confianza en que la independencia permitiera disponer de tantos recursos, ni facilitara el ingreso en la Uni¨®n Europea. La nueva radicalidad y la pretendida nueva claridad no consiguen convencer de que se haya renunciado a ser espa?ol de primera.
9. No he hablado hasta ahora de la constitucionalidad de la propuesta, porque creo que poco hay que decir sobre el tema.
En primer lugar, nadie sabe qu¨¦ implica: cuando se parte de que 'la soluci¨®n del problema de normalizaci¨®n pol¨ªtica estriba en asumir que el Pueblo Vasco no es una parte subordinada del Estado, sino un Pueblo con identidad propia, con capacidad para establecer su propio marco de relaciones internas y para incorporarse por libre asociaci¨®n a un verdadero Estado plurinacional', no es f¨¢cil concluir que la alternativa que se presenta 'encaja perfectamente con una interpretaci¨®n abierta y flexible de la Constituci¨®n basada en la plurinacionalidad del Estado, seg¨²n defienden expertos constitucionalistas espa?oles' (l¨¢stima que los discursos no tengan notas a pie de p¨¢gina, para conocerlos). A nadie se le oculta que alcanzar los objetivos expresados por el lehendakari obligar¨ªa a reformar la Constituci¨®n por el procedimiento previsto para la revisi¨®n total (que exige aprobaci¨®n del principio de la reforma por mayor¨ªa de los dos tercios de cada C¨¢mara, disoluci¨®n de las Cortes, y ratificaci¨®n de la decisi¨®n por las nuevas, que deber¨ªan discutir el texto de la reforma y aprobarlo por igual mayor¨ªa de dos tercios antes de someterlo a refer¨¦ndum de los espa?oles). Invocar la adicional primera de la Constituci¨®n, que ampara y respeta los derechos hist¨®ricos de los territorios forales, es referirse a una norma cuyo segundo p¨¢rrafo se?ala que la actualizaci¨®n de dicho r¨¦gimen foral se llevar¨¢ a cabo, en su caso, en el marco de la Constituci¨®n, y el marco constitucional de nuestro Estado auton¨®mico tendr¨ªa que ser modificado sustancialmente para que cupiera el nuevo Estado Libre Asociado. Tampoco es alegable la adicional estatutaria, en cuya virtud 'la aceptaci¨®n del r¨¦gimen de autonom¨ªa que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podr¨¢n ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jur¨ªdico'. En el caso en que convertirse en Estado Libre Asociado sea uno de los derechos que hubieran podido corresponder al Pueblo Vasco en virtud de su historia, su creaci¨®n deber¨¢ hacerse de acuerdo con lo que establece el ordenamiento jur¨ªdico, esto es, revisando la Constituci¨®n y reformando el Estatuto. Y finalmente, como se?alaba recientemente Santiago Gonz¨¢lez, no es f¨¢cil entender que se pretenda decidir unilateralmente un estatus de libre asociaci¨®n con alguien a quien no se pregunta si quiere asociarse con nosotros y en qu¨¦ t¨¦rminos.
10. Al lehendakari que tanto habl¨® de di¨¢logo no parece importarle que su propuesta s¨®lo sirva para dividir internamente, m¨¢s a¨²n, a la sociedad vasca. Aumentar¨¢ el silencio de muchos, pero otros creer¨¢n vivir m¨¢s cerca del pa¨ªs ficticio que han so?ado. Quiz¨¢ no se han enterado de que no est¨¢n solos, o quiz¨¢ no les importen nada los otros.
Javier Corcuera Atienza es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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