'?Stagflation?'
El t¨¦rmino ingl¨¦s stagflation (espa?olizado como estagflaci¨®n o estanflaci¨®n) se acu?¨® para describir la crisis de la econom¨ªa mundial en los a?os setenta. Significa estancamiento con inflaci¨®n y est¨¢ compuesto por las palabras inglesas stagnation e inflation. Quiz¨¢ tengamos que volver a usar el neologismo para describir la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola en este oto?o de 2002. Porque los precios contin¨²an aumentando a una tasa elevada para las condiciones europeas, a la vez que se reduce el consumo, aumenta el desempleo y se frena significativamente el crecimiento. ?ste es el movimiento de variables que caracteriza la stagflation. Un t¨ªpico desplazamiento de la curva de Philips hacia la derecha y hacia arriba, como dir¨ªan los economistas.
Esta situaci¨®n es dif¨ªcil de combatir por medios tradicionales, porque, con un solo instrumento de intervenci¨®n, la pol¨ªtica fiscal, el Gobierno espa?ol no puede reactivar la demanda agregada sin aumentar la inflaci¨®n. Y no puede combatir la inflaci¨®n por medios fiscales sin aumentar el estancamiento de la econom¨ªa. Para afectar los dos objetivos, inflaci¨®n y desempleo, necesitamos dos instrumentos. Es el conocido principio de Tinbergen. En esta coyuntura necesitar¨ªamos una pol¨ªtica monetaria m¨¢s estricta, que el BCE no est¨¢ dispuesto a hacer, con una expansi¨®n fiscal, que el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar rechaza. Es lo que hizo el t¨¢ndem Paul Volcker, en la Reserva Federal, y el presidente Ronald Reagan, en la Casa Blanca, en 1981 para sacar a la econom¨ªa norteamericana de la stagflation de los a?os setenta. De otra manera no hay salida.
En el caso de Espa?a, sin embargo, no se puede esperar que la soluci¨®n venga de una expansi¨®n fiscal. En primer lugar porque el Gobierno, con una ex¨¦gesis fundamentalista del Pacto de Estabilidad, ha renunciado a una pol¨ªtica fiscal contrac¨ªclica. Por otro lado, no se podr¨ªa atajar la inflaci¨®n con medidas restrictivas nacionales, como ser¨ªa un excedente fiscal, porque eso aumentar¨ªa el estancamiento de la econom¨ªa. Espa?a lo tiene peor que Estados Unidos en 1981, porque sus socios en la Uni¨®n Monetaria est¨¢n en una coyuntura distinta, una coyuntura que tiende m¨¢s bien al estancamiento con deflaci¨®n, es decir, a una recesi¨®n en toda regla, que es el caso de Alemania, con una tasa de inflaci¨®n del 1% y un crecimiento del PIB del 0,2%. Por eso, la direcci¨®n presumible que tomar¨¢ la pol¨ªtica monetaria en la Uni¨®n Europea ser¨¢ para combatir la recesi¨®n de Alemania, no para frenar nuestra inflaci¨®n.
Si la intervenci¨®n por el lado de la demanda parece condenada al fracaso, la ¨²nica esperanza que queda es la intervenci¨®n por el lado de la oferta, supply economics de nuevo. B¨¢sicamente, hay que hacer que los mercados funcionen bien, es decir, que sean plenamente competitivos en la medida en que lo puedan ser, para lo cual hay que extremar la vigilancia y hacer cumplir las leyes y normas que regulan el ejercicio de la competencia ('enforcement, stupid!'). Luego hay que aumentar la productividad del trabajo, por medio de educaci¨®n, entrenamiento e inversi¨®n en infraestructura y equipos, en todos los sectores de servicios y en los de bienes que no est¨¢n expuestos a la competencia internacional. Los servicios b¨¢sicos, o utilidades, como agua, gas, electricidad, tel¨¦fono, transporte, etc¨¦tera, tienen que aumentar su productividad por medio de inversiones prudentes para hacer posible reducciones significativas de las tarifas sin que las empresas pierdan. Lo mismo se podr¨ªa decir de los operadores del sistema bancario y financiero.
Sin embargo, para que las medidas del lado de la oferta funcionen es necesario que las autoridades centrales y auton¨®micas consigan de todos los agentes econ¨®micos un compromiso formal para moderar los aumentos de precios. La lucha contra la inflaci¨®n es una lucha de toda la sociedad espa?ola contra un enemigo com¨²n, y no s¨®lo de un gobierno central seriamente limitado por sus pactos internacionales. Es una lucha de empresas grandes y peque?as para asegurar su existencia en el mediano y largo plazo. Hace falta un pacto contra la inflaci¨®n entre los gobiernos central y auton¨®micos, ayuntamientos, centrales sindicales y centrales empresariales, porque en esta condici¨®n de stagflation no podr¨ªamos aguantar mucho tiempo en la Uni¨®n Monetaria. La cosa es as¨ª de grave.
Luis de Sebasti¨¢n es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de ESADE.
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