Siete manchas de ocres y rojizos

Las mejores excursiones por el monte coinciden con el tiempo en el que el mundo vegetal culmina su ciclo anual. La oto?ada convierte los boscajes ib¨¦ricos en lugares id¨ªlicos manchados de luces y olores intensos. Los bosques continentales y atl¨¢nticos de la Espa?a h¨²meda resuelven sus instantes de madurez revestidos de los dorados, ocres y bermejos m¨¢s vehementes. Mientras, la mitad mediterr¨¢nea rebosa opulencia, tras las lluvias del final del est¨ªo, con una montanera de bellotas dulces y amargas tan abundante que los bichos del monte no dan abasto. Siete tipos de bosques destacan por el indudable primor de su trance oto?al.

Hayedo de la Fageda d'en Jord¨¢

(GIRONA)

Esta foresta se encuentra enclavada en el interior del parque natural de la Zona Volc¨¢nica de La Garrotxa, acompa?ada de un amable paisaje de vegetaci¨®n atl¨¢ntica, que sorprende por su corta distancia con la orilla del Mediterr¨¢neo. Las coladas de lavas petrificadas de los volcanes Croscat y Santa Margarida acogen sobre su lecho el m¨¢s c¨¦lebre de los hayedos gerundenses. Un camino se?alizado que parte de la carretera de Santa Pau se interna por las umbr¨ªas de esta arboleda caracterizada por las formaciones volc¨¢nicas y el tapiz de musgos y helechos.

Bosque de ribera de la foz de Arbay¨²n

(NAVARRA)

Labrada por el r¨ªo Salazar entre las estribaciones de la sierra de Leyre, esta foz navarra es capaz de albergar entre sus paredones verticales una riqueza biol¨®gica dif¨ªcil de encontrar en otras riberas. Su encajonado perfil arropa de los vientos norte?os una vegetaci¨®n mediterr¨¢nea compuesta por encinas, madro?os, lentiscos y durillos, que se agarra al desfiladero alineada sobre balcones y cornisas. Sin embargo, en el fondo, all¨¢ donde la humedad moja, el bosque de galer¨ªa se hace presente entre tilos, fresnos, arces, olmos y serbales para inundar el oto?o con todo su colorido. Desde Us¨²n sale un camino que acerca hasta la salida de la hoz.

Robledal de la dehesa de La Acebeda

(MADRID)

Oculto entre los desmadejados vericuetos del cauce del r¨ªo Madarquillos, aparece un rebollar bien conservado. El melojo o rebollo es el representante de los robles ib¨¦ricos m¨¢s abundante y extendido en toda la Pen¨ªnsula, y este bosque, el m¨¢s acogedor de las laderas de la sierra de Guadarrama. Desde que se dej¨® la pr¨¢ctica del carboneo y la extracci¨®n de le?a se redujo al m¨ªnimo, los bardales que se extienden entre las localidades de La Acebeda y Robregordo, en la Sierra Norte madrile?a, se han convertido en espesas selvas llenas de diversidad biol¨®gica.

Alcornocales de Las Villuercas

(C?CERES)

El gastado macizo monta?oso de Las Villuercas forma la estructura de una de las zonas naturales m¨¢s valiosas de Extremadura. Las cuarc¨ªticas y agrestes laderas de la comarca, influenciadas por su clima mediterr¨¢neo, acogen una rica vegetaci¨®n compuesta por melojares, encinares, casta?ares y alcornocales. Manipulados por el hombre desde tiempos muy remotos, los bosques de alcornoques tienen aqu¨ª, como en el resto del suroeste pen¨ªnsular, una gran importancia econ¨®mica, paisaj¨ªstica y natural. El tramo de carretera que va desde Caba?as del Castillo hasta Ca?amero muestra buenos ejemplos del uso sostenible de estas arboledas domesticadas.

Encinares de Jerez de los Caballeros

(BADAJOZ)

Al sur de la tierra pacense, trasponiendo los l¨ªmites de las provincias vecinas, medran los mejores encinares adehesados de toda Espa?a; algunos expertos aseguran que se trata del mayor bosque continuo del territorio ib¨¦rico. Miles de hect¨¢reas de cerros alomados cubiertos por una foresta de incontables ¨¢rboles centenarios, que durante la oto?ada se convierten en una aut¨¦ntica despensa. Pasear por las dehesas en este tiempo de montanera supone encontrarse con todo un despliege de fauna salvaje y dom¨¦stica apurando los sabrosos frutos de la encina. Los alrededores del embalse de Brovales, muy cerca de Jerez de los Caballeros, son una buena alternativa para conocer esta dehesa.

Abedulares de las fuentes del Oma?a

(LE?N)

Las rec¨®nditas vallejadas de la cabecera del r¨ªo Oma?a albergan en sus laderas algunos de los abedulares m¨¢s extensos y mejor conservados de la Pen¨ªnsula. Al mismo tiempo que se acortan los d¨ªas, las pertinaces lluvias y nieblas carean a diario en los puertos de la monta?a leonesa robando el espacio a los grandes reba?os trashumantes, que inician su temporal exilio hacia las tierras sure?as. El verdor veraniego de los abedules languidece entre las brumas para tornarse en los rubios y cobres que, junto al encarnado de arandaneras y serbales, convierten estos montes en los m¨¢s vivaces del oto?o. Los abedulares de Montrondo, Fasgar y Murias de Paredes, en la ribera alta del Oma?a, son las masas forestales m¨¢s bellas de la comarca.

Casta?ares de la Ribera Sacra del Sil

(LUGO-ORENSE)

El espacio natural gallego nombrado como Ca?¨®n del Sil se halla ligado de igual manera a la memoria hist¨®rica y religiosa de la comarca como a la naturaleza. Un copioso r¨ªo serpentea entre acantilados de hasta 600 metros de altura, salpicado de santuarios y monasterios escondidos entre las espesuras de un inmenso casta?ar. Lugar perdido en el que durante la Edad Media se refugiaron monjes y ascetas. Desde Os Peares, en la confluencia del Mi?o y el Sil, parte una vieja ruta llamada Camino de la Barca que por la orilla izquierda del r¨ªo lleva hasta el monasterio de Santo Estevo. A partir de aqu¨ª, el recorrido contin¨²a por lo que fue el sendero medieval del ca?¨®n fluvial, hacia el otro gran monasterio ribere?o, el de Santa Cristina.