Ayudas y becas al estudio: otros modelos son posibles
Apuntes
Cuando el curso pasado los rectores de las universidades p¨²blicas espa?olas se?al¨¢bamos la falta de atenci¨®n del legislador a la financiaci¨®n de las universidades en la LOU, algunos responsables pol¨ªticos transmit¨ªan a los ciudadanos dos ideas. Una, que los rectores siempre estaban pidiendo m¨¢s recursos econ¨®micos y, otra, que la financiaci¨®n de las universidades no era responsabilidad del Estado, sino una responsabilidad exclusiva de las comunidades aut¨®nomas en virtud de las transferencias previstas en los correspondientes estatutos.
Pasado el hervir de ideas y el fervor de los que ve¨ªan muy necesaria una ley que 'ordenase' el sistema universitario espa?ol, la realidad demuestra que es testaruda. Se pone de manifiesto que el principal problema de las figuras retributivas que se contemplan en la ley es qui¨¦n va a asumir los costes de las mejoras en las retribuciones de un personal mal pagado, o el de las nuevas figuras contractuales o las retribuciones en funci¨®n de la productividad y la calidad, o cu¨¢nto se van a incrementar las inversiones en investigaci¨®n. No quiero volver a temas manidos, y por ello me gustar¨ªa centrarme en una cuesti¨®n nuclear y hablar de algo que no se aborda nunca, un tema tab¨²: los estudiantes. En concreto, de las ayudas y becas a los estudiantes, un asunto que todas las administraciones p¨²blicas (estatal, auton¨®mica y local) y las organizaciones sociales y financieras deber¨ªan empezar a tomar seriamente en consideraci¨®n, como voy a tratar de explicar seguidamente.
Reflexionemos: ?Cu¨¢nto tiempo gastan nuestros alumnos intentando culminar sus estudios? ?Cu¨¢ntos los abandonan? ?Qu¨¦ calificaciones obtienen? ?Cu¨¢l es la percepci¨®n que tienen del centro o de la universidad en la que han estudiado? ?Qu¨¦ grado de motivaci¨®n manifiestan usualmente? ?Qu¨¦ tiempo dedican (o pueden dedicar) nuestros estudiantes a su formaci¨®n integral extracurricular (idiomas, cultura, nuevas tecnolog¨ªas, deporte, valores humanos...)?
Como hemos santificado la palabra calidad, y la calidad docente parece el ung¨¹ento milagroso que va a cambiar el decepcionante panorama de la educaci¨®n en Espa?a, este verano me pareci¨® necesario leer algo acerca de estas cuestiones. Mi sorpresa fue que pa¨ªses europeos vecinos, como el Reino Unido, presentaban unos resultados magn¨ªficos. En una alt¨ªsima proporci¨®n los estudiantes acababan en el tiempo previsto por el plan de estudios y una parte importante de ellos obten¨ªan calificaciones brillantes. La participaci¨®n y los gastos en actividades culturales y deportivas parec¨ªan constituir un indicador de calidad universitaria.
Estas lecturas y posteriores reflexiones me animaron a pensar en cu¨¢l ser¨ªa la causa. Pueden imaginar mi zozobra intelectual en pleno est¨ªo, sin los agobios del d¨ªa a d¨ªa en el campus, intentando buscar explicaciones a esta diferencia palpable. Evidentemente, nuestros profesores, a pesar de que sus retribuciones no son adecuadas, sin apenas medios econ¨®micos para investigar y con una carga docente m¨¢s elevada en general que sus hom¨®logos ingleses, han puesto a la Universidad espa?ola en un lugar casi impensable hace apenas dos d¨¦cadas en cuanto a investigaci¨®n se refiere. Desde hace ya tiempo son pura an¨¦cdota y excepci¨®n en este panorama los profesores 'hueso' o con escasa investigaci¨®n. A¨²n as¨ª, quiz¨¢ tengamos que mejorar la preparaci¨®n de los alumnos que acceden a la Universidad, modernizar en profundidad los m¨¦todos de docencia, rebajar los contenidos docentes de nuestras titulaciones, sobre todo adapt¨¢ndolos al esquema de la Declaraci¨®n de Bolonia...
Pero una diferencia, posiblemente significativa, entre nuestros estudiantes y otros estudiantes europeos son las ayudas al estudio y las becas que reciben. En el Informe Universidad 2000, donde se recog¨ªan modelos y propuestas a este respecto, se puede leer textualmente: 'En el Reino Unido, Holanda y los pa¨ªses n¨®rdicos al menos el 75% de los alumnos reciben alg¨²n tipo de ayuda financiera. En el extremo opuesto se sit¨²an los pa¨ªses mediterr¨¢neos: Francia, Portugal, Italia, Grecia y, por supuesto, Espa?a (17%), si bien estos pa¨ªses tienen d¨¦biles o nulas tasas de matr¨ªcula'. En el mismo informe se suger¨ªa la conveniencia de explorar por parte de la Administraci¨®n P¨²blica la posibilidad de pr¨¦stamos a los estudiantes, con diferentes opciones de concesi¨®n y reintegro. En este sentido resulta interesante el modelo australiano de reembolso de los pr¨¦stamos-beca una vez se haya acabado la titulaci¨®n universitaria e iniciado la vida profesional, sistema en que se toma como referencia para su devoluci¨®n las rentas obtenidas por el beneficiario del pr¨¦stamo-beca a consecuencia de su actividad profesional.
En el libro Becas y ayudas a estudiantes universitarios en Europa, de la colecci¨®n Cuadernos de Gesti¨®n Universitaria de la UPC, se puede ver c¨®mo Espa?a gasta en concepto de ayuda a estudiantes unos 21 euros mensuales por alumno frente a los 285 de Holanda, o los 117 del Reino Unido. Y que en Dinamarca, Suecia, Finlandia y Holanda, la ayuda al estudio en la ense?anza superior cubre mas del 40% de los gastos medios de los estudiantes y en el Reino Unido el 31%, mientras que Espa?a est¨¢ en el 4%.
Si fu¨¦ramos mejorando paulatinamente nuestro sistema de ayudas al estudio, parece evidente que la universidad tendr¨ªa estudiantes con una gran responsabilidad por alcanzar unos buenos resultados para obtener o mantener una ayuda. Los estudiantes tendr¨ªan posibilidad real de escoger una universidad a su medida o unos estudios a su gusto, y todo ello sin tener que presionar las casi siempre d¨¦biles econom¨ªas familiares. Estos estudiantes formar¨ªan una universidad mucho m¨¢s eficiente, con mejores resultados acad¨¦micos, con menor tiempo de permanencia en el nivel de pregrado, y con un mayor aprovechamiento y rentabilidad de los medios humanos y de las infraestructuras disponibles. En definitiva, otra universidad, que es posible y, sobre todo, necesaria.
Salvador Ord¨®?ez es rector de la Universidad de Alicante.
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