Ej¨¦rcito, alianzas y tecnolog¨ªa
El art¨ªculo 8 de la Constituci¨®n define la misi¨®n de las Fuerzas Armadas como garante de la soberan¨ªa e independencia de Espa?a, de la defensa de su integridad territorial y del ordenamiento constitucional. Resulta ocioso significar la transformaci¨®n que se ha operado en ellas desde 1978 y en diversos frentes: desde los sistemas de ingreso, a la cualificaci¨®n de los mandos, pasando por la introducci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas en la mayor¨ªa de campos y la integraci¨®n en estructuras de defensa de ¨¢mbito transnacional. En el oto?o de 1996, el Congreso de los Diputados autoriz¨® la plena integraci¨®n de Espa?a en la OTAN (l¨¦ase integraci¨®n en la estructura militar), con lo que el marco de actuaci¨®n se ampli¨® y devino la formalizaci¨®n de nuestra participaci¨®n plena en la estructura militar de la Alianza. Posteriormente, en diciembre de 1997, se pasaba de 64 mandos a 20, desapareciendo todos los de cuarto nivel. As¨ª las cosas, las Fuerzas Armadas tienen dos esferas de actuaci¨®n conc¨¦ntricas. Una la definida por la Constituci¨®n y, la otra, la configurada por la Organizaci¨®n. Es, por tanto, desde un doble plano desde donde debe ser contemplado el factor tecnol¨®gico, modernizando nuestro ej¨¦rcito y contribuyendo a la futura fortaleza de la OTAN. Es cierto que la mayor¨ªa de los 19 miembros de la Organizaci¨®n sufren restricciones presupuestarias que afectan, de forma notable, a la financiaci¨®n de sus respectivas fuerzas armadas. Esta caracter¨ªstica se agrava en aquellos miembros que, adem¨¢s, pertenecen a la UE como consecuencia del llamado, y titubeante, Pacto de Estabilidad Presupuestaria, que limita el d¨¦ficit presupuestario de los estados miembros al 3% del PNB.
El problema financiero es acompa?ado por un vertiginoso cambio de nuestro entorno, sobre todo, en los ¨²ltimos meses. M¨¢s all¨¢ de los avatares de los Tratados AMB y de Reducci¨®n de Cabezas Nucleares de Largo Alcance, el nuevo pacto OTAN-Rusia firmado en Italia en mayo ¨²ltimo inaugura un nuevo episodio en las relaciones militares de considerable relevancia de cara al futuro. En un escenario colindante con lo anterior, se presenta la ampliaci¨®n de la Organizaci¨®n a nuevos miembros procedentes del Este como Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa, y en un futuro m¨¢s remoto Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania, con la mirada atenta de Bulgaria y Rumania. An¨¢logamente, el papel desempe?ado por la OTAN en la lucha contra el terrorismo internacional, sobre todo a partir del 11 de septiembre de 2001, evidencia la necesidad, en principio, de que soldados con uniformes diversos defiendan colectivamente al mundo del terrorismo. Todo ello va a exigir m¨¢s recursos y mayores capacidades para la Organizaci¨®n y, por ende, crecientes exigencias de todo tipo para los estados miembros y sus fuerzas armadas. Pensemos que en Afganist¨¢n, aunque 12 estados de la Organizaci¨®n enviaron contingentes, su naturaleza y dotaci¨®n fue en exceso heterog¨¦nea, y la propia OTAN como instituci¨®n no estuvo representada. El camino a recorrer es tan largo como irreversible.
La reuni¨®n de la Organizaci¨®n en Praga en noviembre pr¨®ximo va a suponer un punto de inflexi¨®n a partir del que muchos de los temas que apresuradamente se han expuesto como trasfondo recobrar¨¢n un dinamismo in¨¦dito hasta ahora. En este doble escenario en el que desarrollan su misi¨®n nuestras Fuerzas Armadas, el nacional y el de la OTAN, la tecnolog¨ªa va a jugar un papel relevante en tanto que constituye una palanca de facilitaci¨®n de las misiones y de retorno de las inversiones m¨¢s sofisticadas. La creciente utilizaci¨®n por las Fuerzas Armadas de productos COTS IT (commercial-off-the-shelf) supone un claro ejemplo de convergencia entre tecnolog¨ªa civil y militar. El llamado plan director, la dinamizaci¨®n de los 'c¨ªrculos de tecnolog¨ªa y seguridad de la defensa'..., suponen una clara evidencia de la importancia que el ministerio concede a los aspectos tecnol¨®gicos.
El Ej¨¦rcito est¨¢ impulsando el uso de las nuevas tecnolog¨ªas en diferentes escenarios, al tiempo que introduce sistemas de control y racionalizaci¨®n de las inversiones. Tomando como ejemplo el Departamento de Defensa de los EE UU, el ambicioso proyecto Objective Force tiene como misi¨®n, entre otras, la utilizaci¨®n de nuevos materiales para que los uniformes y equipos de los soldados dispongan de mayores prestaciones con menor peso, considerando a cada unidad como un eslab¨®n de un sistema plenamente intercomunicado y dot¨¢ndoles, para ello, de sensores especiales, redes de comunicaci¨®n inal¨¢mbrica, sistemas de posicionamiento, monitorizaci¨®n sanitaria, etc. La colaboraci¨®n del MIT en este proyecto evidencia una inteligente colaboraci¨®n entre la Universidad y el Ej¨¦rcito. An¨¢logamente, la iniciativa NETCOM, Army's Network Enterprise Technology Command, tiene como misi¨®n asegurar que las adquisiciones que realiza el ej¨¦rcito en materia de sistemas de informaci¨®n y de redes de comunicaci¨®n se realizan desde una visi¨®n conjunta de las necesidades de defensa. Desde una visi¨®n de Intranet m¨®vil, segura y resistente, el proyecto WIN-T, War fighter Information Network-Tactical, utilizar¨¢ tecnolog¨ªas de red y sat¨¦lite, as¨ª como trasmisiones de datos y v¨ªdeo, para asegurar que los soldados dispongan de comunicaci¨®n permanente, y en cualquier circunstancia, con los puestos de mando. El proyecto WIN-T dar¨¢ soporte a otras iniciativas como el Future Combat System que, en esencia, supondr¨¢ la construcci¨®n de veh¨ªculos conducidos por ordenador. Las herramientas de e-business son progresivamente utilizadas por el ej¨¦rcito en ¨¢reas como el reclutamiento de personal (www.goarmy.com), registro de proveedores (Central Contractor Registration), recursos humanos (Integrated Military Human Resource System), formaci¨®n (Defense Acquisition University e-learning), archivos electr¨®nicos (Navy Marine Corps Intranet), outsourcing de funciones no estrat¨¦gicas (en el marco de NETCOM), etc.
Para finalizar, el proceso de creaci¨®n del Homeland Security Department, actualmente con rango de oficina y en pleno proceso de discusi¨®n en el Congreso de los EE UU, supone un claro ejemplo de c¨®mo la tecnolog¨ªa alcanza un valor estrat¨¦gico cuando se crea un nuevo ministerio en el siglo XXI. Adem¨¢s de dise?ar una estructura tecnol¨®gica que permita compartir la informaci¨®n a nivel federal, estatal y local, se ha creado un equipo que supervise y coordine la transici¨®n de los 170.000 empleados que componen las dos docenas de agencias integradas en el nuevo departamento y la racionalizaci¨®n de inversiones conjuntas en IT por valor de un bill¨®n de d¨®lares.
La industria de armamento representa un mercado de 200 billones de d¨®lares en base anual. El gobierno federal de los EE UU gasta anualmente 50 billones en IT. Es posible que nuestros hijos expliquen en el futuro la curva l¨ªmite de producci¨®n potencial en t¨¦rminos de ca?ones o ancho de banda. Hasta entonces, continuemos apostando por el ancho de banda.
Jos¨¦ Emilio Cervera es economista y ex eurodiputado por el CDS. jecervera@mixmail.com
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