Las juergas privadas de la Alameda
Si Triana est¨¢ considerada por la afici¨®n la cuna del flamenco, la Alameda de H¨¦rcules fue la universidad. Entre la d¨¦cada de los treinta y los sesenta del siglo pasado, el cante, adem¨¢s de en algunos teatros y cabar¨¦s, se desarrollaba principalmente en ¨¢mbitos reducidos e ¨ªntimos, el de los cuartos o reservados de las tabernas del barrio sevillano de la Alameda de H¨¦rcules como parte de las juergas privadas que organizaban los se?oritos andaluces. Dolores Pantoja Guerrero (Sevilla, 1959) ha investigado c¨®mo funcionaba el flamenco en espacios restringidos y privados para averiguar qu¨¦ hay de cierto en la aseveraci¨®n, compartida por muchos aficionados, de que el flamenco necesita de un ambiente ¨ªntimo para alcanzar su m¨¢xima expresi¨®n. El resultado es el libro El cante de cuartito. El flamenco en la Alameda de H¨¦rcules, publicado por la Diputaci¨®n de Sevilla.
'La Alameda fue el recurso de muchos flamencos cuando se acabaron los caf¨¦s-cantantes a finales del siglo XIX, convertidos algunos en cabar¨¦s y salas de cine hasta los a?os veinte', comenta la autora del trabajo, que recibi¨® la Beca Pedro Bac¨¢n 1999 para J¨®venes Investigadores del Flamenco. 'A la Alameda le debemos que el flamenco sea lo que es; permiti¨® que subsistiera de forma profesional cuando desaparecieron los caf¨¦s-cantantes. Los artistas ten¨ªan que ganarse la vida en las tabernas de la Alameda, en las juergas privadas de los se?oritos. Quer¨ªa averiguar por qu¨¦ el flamenco subsiste en un entorno marginal, mezclado con la prostituci¨®n y el alcohol', se?ala Pantoja, licenciada en Ciencias de la Informaci¨®n.
La autora hace un recorrido hist¨®rico por los cuartos de la zona a trav¨¦s de los testimonios de artistas flamencos mayores o ya desaparecidos, como Naranjito de Triana, Chocolate, Luis Caballero, Enrique Orozco, Calixto Arias o Polito de la Alameda, entre otras fuentes. 'No hab¨ªa otras opciones. Al flamenco se le daba la espalda, era el folclor de la gente de mal vivir, rechazado por los intelectuales y la Universidad'. En esa coyuntura, la Alameda se convirti¨® en 'el cuartel general, con m¨¢s tabernas con cuartos de Sevilla, aparte de las ventas'. Y tambi¨¦n en una escuela: 'All¨ª viv¨ªa y trabajaba toda una generaci¨®n de artistas, desde la Ni?a de los Peines a Pepe Pinto, los hermanos Pav¨®n, Manolo Caracol, y otros menos conocidos. El nivel de cante era alucinante'. Pantoja indica que se produjo una concentraci¨®n de artistas que no se ha repetido en la historia del flamenco.
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