?No!
La respuesta negativa que precipitada y casi un¨¢nimemente buena parte de los actores pol¨ªticos espa?oles han dado a la propuesta del jefe del Ejecutivo vasco incluye, no obstante, tal variedad de argumentos que, puestos en com¨²n, acaban traduciendo una aut¨¦ntica confusi¨®n en el partido del ?No! enf¨¢tico que, l¨®gicamente, puede traducirse a medio plazo en un beneficio a?adido al planteamiento de Ibarretxe. Desde quienes apelan a que la f¨®rmula pol¨ªtica de la Constituci¨®n es poco menos que intocable, adhiri¨¦ndose as¨ª a la regla (inconstitucional) no escrita de que la Constituci¨®n no admite reforma en eso, hasta quienes recuerdan ahora que el verdadero pacto que da salida a esta crisis entre instituciones es alinearse detr¨¢s del Estatuto de Guernika (cuando antes dejaron fuera de combate el Pacto de Ajuria Enea, y despreciaron la Propuesta Ardanza de pacificaci¨®n), pasando por quienes ni siquiera se han tomado la molestia de leer el mensaje lanzado a la C¨¢mara Vasca por el lehendakari (que son la mayor¨ªa de ide¨®logos de un espa?olismo cerril para el que el Estado auton¨®mico fue un descuido de UCD), sin olvidar a los que escriben ahora recordando que el conflicto vasco va a cumplir pronto doscientos a?os y que ha estado en la cabecera de buena parte de las guerras civiles entre espa?oles (de cuya tesis, por cierto, no han aprendido nada) o, en fin, los que izan la bandera espa?ola al grito de '?Santiago y cierra Espa?a!' para recuperarse an¨ªmicamente de ese cuarto de siglo en que parec¨ªa que simularon aceptar la plurinacionalidad del Estado, (ahora apelan a la ley de hierro constitucional que permitir¨ªa disolver una comunidad aut¨®noma si se porta mal) se da una curiosa coincidencia amn¨¦sica: de pronto se olvidan de ETA, de sus criminales e inaceptables m¨¦todos, y se enzarzan obcecadamente en asuntos como la inoportunidad de la propuesta, lo inaceptable, sin m¨¢s, de su contenido, y, la confusi¨®n entre soberan¨ªa particular y crimen organizado. En lugar de esto, les ser¨ªa mucho m¨¢s provechoso ocuparse seriamente de: a) entender por qu¨¦ despu¨¦s de veinticinco a?os de vigencia de la CE, el pacto pol¨ªtico que permiti¨® una integraci¨®n precaria del PNV en el sistema constitucional necesita, como m¨ªnimo, un nuevo impulso; b) que, a pesar de todo, no se ha acabado con el terrorismo; c) que una parte del batacazo final del socialismo espa?ol se debi¨® a una pol¨ªtica llam¨¦mosle equivocada para erradicar el terrorismo; d) que si Gonz¨¢lez se equivoc¨® con ETA, y no se le perdon¨® a pesar de que se trataba de una organizaci¨®n clandestina con objetivos inmediatamente criminales, Aznar podr¨ªa estar equivoc¨¢ndose innecesariamente con el PNV, con EA, con EB-IU, y, de paso, con CiU, ERC, BNG, PSM, etc., llevando el conflicto justo al amparo de los r¨®tulos obsoletos del Fuero de los Espa?oles, de triste memoria. Porque el ?No! sin matices de buena parte de la clase pol¨ªtica espa?ola, la alegr¨ªa con que se acogen las dudas de actores sociales y civiles vascos ante la rueda de consultas iniciada por el lehendakari, y la formidable ofensiva del donpelayismo pol¨ªtico, de rancia sinergia con lo peor del franquismo cumple, adem¨¢s, con el ritual de fijar la posici¨®n ante el electorado que se ubica en la frontera ahora muy marcada entre constitucionalismo y nacionalismo (seg¨²n la jerga de la agenda espa?olista) para que llegado el caso se replieguen hacia lo primero. Y eso es hacer trampa.
Vicent.Franch@eresmas.net
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