Nuevas f¨®rmulas para publicar ciencia
En una reuni¨®n celebrada d¨ªas atr¨¢s, cient¨ªficos de varios pa¨ªses hablamos sobre la publicaci¨®n de los resultados de nuestras investigaciones. Llegamos a dos conclusiones. Una, que trabajar en ciencia, jugar a descubrir, es la madre de toda actividad humana. La segunda, que publicar y m¨¢s publicar es un sinsentido, un caldo de cultivo de arbitrariedades que se propagan por todo el sistema universitario mundial. En mi opini¨®n, el proceso que se sigue en la actualidad hasta llegar a la publicaci¨®n de un resultado cient¨ªfico se separa muchas veces del m¨¦todo cient¨ªfico porque responde fundamentalmente a nuestra vertiente humana de ejercicio de la libertad, en la que se conjugan por igual el bien y el mal.
Tambi¨¦n nos preguntamos si siempre hab¨ªa sido as¨ª. En este punto o¨ªmos con atenci¨®n la opini¨®n del experto en historia de la ciencia, que nos asegur¨® que las estupideces actuales no tienen parang¨®n con las del pasado: son mucho m¨¢s grandes. Las disputas entre los Einstein, Schr?dinger, Bohr, etc¨¦tera, y sus respectivos seguidores cient¨ªficos tambi¨¦n tuvieron elementos irracionales, pero nunca alcanzaron el grado de estupidez de la mayor¨ªa de nuestras miserias. La publicacionitis actual responde m¨¢s al modelo anglosaj¨®n de que el fin -la promoci¨®n personal y del campo de investigaci¨®n- justifica los medios, que a la pura divulgaci¨®n de la ciencia. Muchas veces, de lo que se trata es simplemente de tener el poder de decir lo que es o no importante para a continuaci¨®n 'poner la mano'. En otras palabras, lo importante no es el contenido sino el formato, y de ah¨ª que una moneda de uso corriente entre cient¨ªficos sea decir 'he publicado en tal o cual revista', sin comentar el contenido del trabajo. En definitiva, que los cient¨ªficos caemos en los mismos vicios que todos los dem¨¢s humanos, como no pod¨ªa ser de otra manera.
Publicar en las llamadas revistas de calidad, aunque parezca poco cre¨ªble lo que digo, es muchas veces una cuesti¨®n de suerte; depende de una o dos personas que juzgan tu trabajo. Si estas personas son buenos cient¨ªficos y adem¨¢s honestos, te ha tocado la loter¨ªa y tu trabajo ser¨¢ bien le¨ªdo y mejor juzgado. Pero la realidad es que, dada la inflaci¨®n de trabajos cient¨ªficos y el reparto de regal¨ªas, hay una gran probabilidad de que la publicaci¨®n dependa m¨¢s de factores torticeros. Y puede pasar que un mal trabajo se publique, mientras que uno bueno no se publique o se haga con un a?o de retraso. ?C¨®mo se pudieron llegar a publicar en revistas de primera fila 17 trabajos de Jan Hendrik Sch?n que tras una revisi¨®n a fondo se ha concluido que est¨¢n basados en datos falsos?
Tal es el hartazgo entre los cient¨ªficos sobre las arbitrariedades de los llamados referees que un grupo est¨¢ recopilando, para regocijo de todos, sabrosos comentarios de referees de diferentes revistas para rechazar trabajos cient¨ªficos de mucha importancia. En esa recopilaci¨®n queda claro que el rechazo se hizo en base a juicios totalmente re?idos con la ciencia y el m¨¦todo cient¨ªfico.
Lo mejor de todo es que la ciencia, en su desarrollo y progreso, depende muy poco del formato de sus trabajos. En otras palabras, solamente quedan aquellos trabajos, independientemente de su formato, que llevan el germen del cambio. Estos son los responsables del lento pero continuo, al menos hasta ahora, caminar de la ciencia. Es la promoci¨®n de los cient¨ªficos la que est¨¢ totalmente determinada por la llamada calidad de la revista en la que se han publicado sus trabajos. Curioso ?verdad?
El debate sobre el futuro de las publicaciones cient¨ªficas est¨¢ abierto y se est¨¢n buscando nuevas f¨®rmulas. Todav¨ªa quedan cient¨ªficos que piensan que la ciencia se merece mucho m¨¢s, y algunos cient¨ªficos bastante menos.
Javier Tejada es catedr¨¢tico de F¨ªsica de la Universidad de Barcelona.
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