Un chicle en la suela del zapato

Carme-Laura Gil lleva casi desde el inicio de su mandato un molesto chicle pegado a la suela de su zapato del que no consigue desprenderse: las presuntas irregularidades en los cobros de algunos centros privados concertados. Todo empez¨® cuando, a principios de 2001, la consejera se atrevi¨® a hacer lo que sus antecesores no hab¨ªan osado: otorgar los conciertos educativos solicitados por siete escuelas de ¨¦lite, que cobran mensualidades de hasta 600 euros.

Con esta acci¨®n destap¨® la caja de los truenos. En mayo del mismo a?o, el sindicato USTEC-STE interpuso un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC) para impugnar los conciertos a estos centros. En junio de 2001, la titular de Ense?anza se vio obligada a comparecer ante el Parlament para explicarse. Gil se escud¨® entonces en que 'todas las familias tienen derecho a la educaci¨®n gratuita', independientemente de sus ingresos.

Pero gracias al despiste de dos diputados de su grupo parlamentario, que llegaron tarde a la votaci¨®n poniendo en evidencia la fragilidad en que se asienta el Gobierno de CiU, la C¨¢mara aprob¨® una moci¨®n instando a Ense?anza a realizar una auditor¨ªa sobre los centros concertados.

Mientras, la batalla legal de USTEC segu¨ªa su camino: en octubre de 2001 el TSJC neg¨® su recurso alegando que el sindicato no tiene competencias para llevar a cabo esta impugnaci¨®n. La organizaci¨®n opt¨® entonces por recurrir contra la sentencia al Tribunal Supremo. En mayo de 2002, Ense?anza hizo p¨²blicas 'las conclusiones' de la auditor¨ªa a la prensa, y en junio, Gil compareci¨® ante el Parlament y asegur¨® que s¨®lo se hab¨ªan advertido anomal¨ªas en 26 de los 739 centros concertados. Pero el mi¨¦rcoles pasado el informe de los inspectores sali¨® a la luz y no se parec¨ªa en nada al que hab¨ªa explicado Gil: se hab¨ªan descubierto 'indicios de irregularidades' en 535 centros.