Econom¨ªa, psicolog¨ªa y derecho
El autor ensalza las teor¨ªas econ¨®micas que consideran fundamental el entorno del individuo para determinar las pol¨ªticas de bienestar que m¨¢s se ajustan a sus necesidades y que han sido reconocidas con el Nobel.
Resulta llamativo y auspicioso que este a?o se le haya concedido el Premio Nobel de Econom¨ªa al psic¨®logo Daniel Kahneman, quien, junto con algunos otros investigadores de primer nivel (Amos Tversky y Richard Thaler, entre otros), ha contribuido a la fundaci¨®n de una nueva rama dentro de la econom¨ªa, la denominada 'behavioral economics'. Posiblemente, el respaldo que ha recibido este grupo de estudios nos est¨¦ hablando de la lenta ocurrencia de algunos cambios en relaci¨®n con el paradigma econ¨®mico dominante. Por ello, conviene prestar atenci¨®n al enfoque que propicia esta novedosa corriente, y que hoy empieza a encontrar su lugar dentro del mundo del pensamiento contempor¨¢neo.
Respetar la libertad de las personas implica prestar atenci¨®n al contexto en que act¨²an
Ante todo, podr¨ªa decirse que la 'behavioral economics' nos ayuda a ver la complejidad que distingue el razonamiento de los individuos a la hora de tomar sus decisiones econ¨®micas. En efecto, estos nuevos estudios resaltan de qu¨¦ modo impactan sobre nuestros razonamientos consideraciones como las relacionadas con el tratamiento equitativo, el status, la decencia o la reciprocidad. La complejidad a la que apuntan estas nuevas investigaciones contrasta severamente con el simplista supuesto del 'individuo ego¨ªsta y maximizador' con el que el paradigma econ¨®mico dominante ha actuado durante todos estos a?os. Seg¨²n el paradigma tradicional, las personas son sujetos 'racionales' que 'calculan' cada uno de sus pasos pensando en cu¨¢l es el rumbo de acci¨®n que m¨¢s va a ayudarles en el objetivo de 'maximizar ganancias'. Seg¨²n pareciera, lo ¨²nico que les interesa a todos los individuos es, finalmente, obtener m¨¢s dinero.
Por supuesto, el paradigma hoy todav¨ªa dominante sirve para realizar algunas predicciones sugerentes, aunque, por cierto, tambi¨¦n bastante obvias. Por ejemplo, el mismo puede prever que si adoptamos regulaciones ambientales muy severas (pongamos, obligando a que los nuevos autom¨®viles lleven filtros especiales para evitar la poluci¨®n), o incrementamos fuertemente los costos de los despidos para los discapacitados, o ponemos 'techos' muy bajos para el precio de los alquileres, finalmente, es posible que obtengamos resultados opuestos a los deseados. Todas estas regulaciones, originadas habitualmente en objetivos nobles (salvar el medio ambiente, ayudar a los discapacitados, favorecer a los m¨¢s pobres), pueden terminar operando en contra de los ben¨¦volos fines perseguidos. Dado que los individuos son 'agentes racionales' orientados a 'maximizar sus ganancias', es previsible que la gente no cambie sus viejos autos 'contaminantes', debido al alto precio de los nuevos; que no contrate m¨¢s discapacitados, debido al costo que puede implicar el eventual despido de alguno de ellos; que no ofrezca sus propiedades en alquiler, debido a las estrictas regulaciones existentes. A trav¨¦s de predicciones como las citadas, el paradigma dominante pretend¨ªa, adem¨¢s, dejarnos una lecci¨®n indubitable: cualquier regulaci¨®n estatal, por m¨¢s benigna y bien animada que parezca, tiende a culminar en el fracaso. La pol¨ªtica m¨¢s sensata, si de ayudar a los pobres se trata, es la no-pol¨ªtica, es la pol¨ªtica del mercado libre de interferencias estatales.
Frente a dichas contundentes conclusiones, trabajos como los de Kahneman y Tversky nos piden que seamos mucho m¨¢s prudentes. Ellos nos dicen que los modos del razonamiento humano son mucho m¨¢s complicados que los sugeridos por el paradigma del 'ego¨ªsta maximizador'. Ellos nos dejan ver los diferentes 'atajos mentales' -recursos 'heur¨ªsticos'- que utilizamos en nuestros c¨¢lculos cotidianos. Y en especial, nos hablan acerca de la especial 'aversi¨®n a las p¨¦rdidas' que distingue a nuestra forma de pensar. Entre otros mecanismos mentales, esta especial aversi¨®n a las p¨¦rdidas hace que nuestras elecciones no sean tan 'libres' y 'racionales' como pretenden mostrarlo quienes defienden el paradigma tradicional. Al mismo tiempo, estos mecanismos mentales prevalecientes nos llaman la atenci¨®n sobre la extraordinaria influencia que la 'asignaci¨®n inicial de recursos' ejerce sobre nuestros 'c¨¢lculos' diarios. Para expresar lo anterior m¨¢s claramente, pensemos en el siguiente ejemplo. En un contexto en el que no poseemos ni A ni B (pongamos, ni caramelos ni chocolates) nos tiende a dar m¨¢s o menos lo mismo que se nos entregue A o B. Sin embargo, la psicolog¨ªa cognitiva nos muestra que, una vez que se nos asigna la propiedad de A (pongamos, caramelos), una mayor¨ªa de nosotros tiende a quedarse con A, aun cuando tenga la posibilidad de intercambiar libremente A por B.
En su aparente simpleza, este tipo de experimentos amenazan con convertirse en una 'bomba de tiempo' para los enfoques econ¨®micos dominantes. Lo que estos nuevos estudios vienen a decirnos es que, si queremos ser genuinamente respetuosos de la libertad de las personas, debemos prestar mucha atenci¨®n al contexto en el que dichas personas act¨²an, un contexto marcado muy especialmente por reglas como las que organizan la propiedad y el mercado. Lo que aqu¨ª se se?ala es que muchas de las decisiones que tomamos no dependen tanto de nuestra 'libre elecci¨®n' como de las reglas que preced¨ªan a dicha elecci¨®n. Nuestras elecciones, en ¨²ltima instancia, son constituidas 'end¨®genamente', est¨¢n en funci¨®n de las normas y pautas vigentes al momento de elegir.
En este sentido, investigaciones como las de Kahneman encuentran un notable parecido con trabajos como los realizados por el fil¨®sofo igualitarista Amartya Sen, quien, tal vez no casualmente, fuera laureado con el Premio Nobel de Econom¨ªa unos pocos a?os atr¨¢s. Ambas l¨ªneas de estudio, en efecto, insisten sobre la necesidad de distinguir entre las pol¨ªticas del 'bienestar' y aquellas que se orientan a la 'satisfacci¨®n de las preferencias dadas' de las personas. Entre otras cosas, tales investigaciones nos ayudan a ver que, muchas veces, en nuestra pretensi¨®n de respetar las preferencias 'dadas' de las personas -por ejemplo, a trav¨¦s de la implementaci¨®n de pol¨ªticas de 'libre mercado'- contribuimos a socavar, m¨¢s que a favorecer, el bienestar de las mismas. Ello, porque las 'preferencias' humanas resultan, en buena medida, moldeadas a partir de las reglas (legales, sociales) existentes. De all¨ª que en contextos de pobreza extrema, como los que Sen ha estudiado, el 'respeto' de las preferencias de las personas tienda a traducirse en pol¨ªticas de perpetuaci¨®n de la miseria, m¨¢s que en otras orientadas a la eliminaci¨®n de la misma. Del mismo modo, en un marco en donde predomina la discriminaci¨®n racial o sexual, las pol¨ªticas de 'libre mercado' van a tender a reproducir m¨¢s que a impedir aquel tipo de discriminaciones (ello, porque los empresarios se van a resistir a contratar a mujeres o personas de color -salvo en condiciones injustamente desiguales y, en el sentido m¨¢s b¨¢sico del t¨¦rmino, explotadoras- temerosos de que sus clientes se nieguen a lidiar con aquellos). En definitiva, lo que se nos dice es que, dentro de un contexto sexista, racista o clasista, el mercado va a reforzar o exacerbar las (poco valiosas) pautas prevalecientes.
Para resumir lo dicho en una frase: estudios como los avanzados por Sen, Tversky o Kahneman nos muestran c¨®mo las 'asignaciones iniciales' crean el 'estado de referencia' a partir del cual se 'moldean' los valores y juicios de las personas y, finalmente, sus 'preferencias' y actitudes en el mercado. Dichas investigaciones vienen a hacer m¨¢s complejo el supuesto dominante sobre el sujeto 'ego¨ªsta' y 'maximizador de la riqueza', y a mostrar el simplismo y la ingenuidad con las que muchos han defendido hasta aqu¨ª las pol¨ªticas de 'libre mercado'. En su mejor expresi¨®n, estos trabajos nos alientan a reconocer la importancia de la deliberaci¨®n p¨²blica y la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre las reglas legales y sociales prevalecientes. Bienvenidas, entonces, estas nuevas investigaciones
Roberto Gargarella es profesor de Teor¨ªa Constitucional y Filosof¨ªa Pol¨ªtica en las Universidades de Buenos Aires y Torcuato di Tella.
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