'El cambio prometido por el PSOE fue una aut¨¦ntica revoluci¨®n'
A sus 64 a?os, Gregorio Peces-Barba Mart¨ªnez, primer presidente socialista del Congreso de los Diputados (1982-1986), sigue cumpliendo su permanente vocaci¨®n universitaria, ahora como rector de la Universidad Carlos III, de Madrid, fiel a su respeto a los derechos humanos desde la abogac¨ªa, la ponencia constitucional, el Parlamento o su c¨¢tedra de Filosof¨ªa del Derecho.
Pregunta. ?C¨®mo vivi¨® hace 20 a?os la llegada de los socialistas al poder?
Respuesta. En Valladolid [por donde fue elegido diputado], tras una campa?a electoral que tuve que hacer con cuidado, a causa de unas arritmias. Habl¨¦ con Felipe [Gonz¨¢lez] y Alfonso [Guerra] y no me acost¨¦ hasta las cinco de la madrugada, tras verles a ambos en televisi¨®n. En el hotel vallisoletano donde celebramos la victoria, me recibieron con gritos de 'presidente, presidente', porque ya se sab¨ªa que iba a presidir el Congreso.
'Mi actitud neutral, que no ha sido seguida, me permiti¨® mediar entre Gobierno y oposici¨®n'
'No se acab¨® de regular la relaci¨®n con la Iglesia y el PP ha acabado en el neoconfesionalismo'
P. ?En qu¨¦ consisti¨® el cambio prometido?
R. Una aut¨¦ntica revoluci¨®n. La frase tan criticada de Alfonso Guerra ['a Espa?a no la va a conocer ni la madre que la pari¨®'] fue cierta. Se pusieron en marcha instituciones como el Defensor del Pueblo, con la elecci¨®n de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez como primer titular; se culmin¨® el proceso auton¨®mico, se cambi¨® el ordenamiento jur¨ªdico, Espa?a se incorpor¨® a Europa, a la UE, y -muy importante- se coloc¨® en su sitio a las Fuerzas Armadas. En la etapa socialista se generalizaron la protecci¨®n de la salud y el derecho a la Seguridad Social y a la educaci¨®n, tres leyes cuya importancia explica la contrarreforma del PP.
P. ?Qu¨¦ signific¨® su elecci¨®n como presidente del Congreso?
R. Mi idea era volver a la universidad. Felipe me hab¨ªa propuesto ser ministro de Defensa, por mi buena imagen en las Fuerzas Armadas, pero le dije que no. ?l y Alfonso me hicieron ver mi buena relaci¨®n con Fraga y mi experiencia parlamentaria y ya no pude negarme, aunque les puse condiciones, que aceptaron.
P. Tras haber sido un portavoz protest¨®n y puntilloso, ?c¨®mo se transform¨® en un presidente institucional, casi bajo palio, practicante de la neutralidad?
R. Precisamente esa fue una de las condiciones que puse. Trat¨¦ de que el presidente no diera idea de partido, como veo ahora que hacen las presidentas del PP, que se sientan a charlar con los ministros del Gobierno. Yo entend¨ª que el papel institucional del presidente del Congreso pod¨ªa tener unas funciones parecidas a las que realizan los presidentes de las rep¨²blicas. Como en una monarqu¨ªa parlamentaria no puede ejercerlas el Rey, decid¨ª asumirlas y, por ejemplo, no votar.
P. ?Mantuvo su renuncia durante toda la legislatura?
R. Absolutamente, s¨ª, incluso en la votaci¨®n de investidura, aunque le disgustara a Felipe, porque as¨ª hac¨ªa un servicio al pa¨ªs y al partido. Eso me permiti¨® dibujar una figura de presidente que luego no se ha seguido, por lo que no ha permitido a los sucesivos presidentes ser intermediarios entre Gobierno y oposici¨®n, al margen de que F¨¦lix Pons fuera un excelente presidente.
P. Como socialista, ?no cree usted que se excedi¨® en la exaltaci¨®n de la monarqu¨ªa?
R. No hice ninguna exaltaci¨®n de la monarqu¨ªa. Como presidente del Congreso de los Diputados ten¨ªa la obligaci¨®n de resaltar el hecho hist¨®rico, sin precedentes, de que hubiera un Gobierno socialista con la monarqu¨ªa, aunque mi discurso no fuera bien recibido en su peri¨®dico, en el que un editorial me critic¨®. En realidad, lo ¨²nico que hice fue anunciar la lealtad de los socialistas al Rey, en correspondencia a la lealtad del Rey a la Constituci¨®n, el Gobierno y el Parlamento.
P. Al llegar al poder, los socialistas descubrieron la Guardia Civil y, frente a los augurios de sus enemigos, no nacionalizaron la banca ni cerraron los colegios religiosos. ?Fueron t¨ªmidos?
R. Fuimos realistas. El Gobierno fue claro en sus planteamientos. S¨®lo cambi¨® en relaci¨®n con la OTAN y, respecto a la Iglesia cat¨®lica, no acab¨® de regular sus relaciones con ella en materia educativa y de financiaci¨®n. Eso ha desembocado con el PP en el neoconfesionalismo.
P. ?Es cierto que, para ser aceptados sin levantar sospechas, los socialistas primaron la seguridad sobre la libertad?
R. No existe contradicci¨®n entre ambas. La libertad y la seguridad se complementan en una sociedad democr¨¢tica. Adem¨¢s, hab¨ªa un embate del terrorismo, contra el que hubo muchos ¨¦xitos. Los terroristas todav¨ªa confiaban entonces en remover las Fuerzas Armadas, hasta que se dieron cuenta de que por ah¨ª no ten¨ªan nada que hacer y empezaron a atacar a parlamentarios y personas del mundo econ¨®mico.
P. Bajo su presidencia, ?se habr¨ªa producido la denegaci¨®n de la comparecencia de los presidentes de Telef¨®nica y Endesa?
R. De ninguna manera. Yo le daba algunos disgustos al Gobierno en esa materia. Las comparecencias solicitadas son obligadas, porque hay connivencia entre las privatizaciones y los intereses del Gobierno, al dejar algunas empresas en manos de sus amigos.
P. ?Qu¨¦ eficacia atribuye a la sentencia del Constitucional?
R. La doctrina es muy clara y las comparecencias de presidentes de empresas privatizadas van a misa, a pesar del capote inaceptable que les ha echado el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jim¨¦nez de Parga, al decir que es una sentencia plat¨®nica. Una vez m¨¢s, su intervenci¨®n es muy imprudente. Lo que le corresponde es hablar por autos y sentencias. En temas jurisdiccionales, sus declaraciones son desconsideradas con sus compa?eros y no tienen m¨¢s valor que el de la opini¨®n de un ilustre profesor.
P. ?Qu¨¦ ense?anzas cabe aprender de aquellos primeros a?os de hegemon¨ªa socialista?
R. Que las mayor¨ªas absolutas deben hacer lo que deseen r¨¢pidamente, al principio. Y que la arrogancia siempre es mala, aunque la nuestra fue muy inferior a la que ahora tiene el PP. El PSOE, con 202 diputados, us¨® el rodillo, pero se dio estatuto de jefe de la oposici¨®n a Fraga y se ampar¨® a las minor¨ªas.
P. ?Y qu¨¦ errores se cometieron?
R. El de no dar importancia a la corrupci¨®n, que era visible y tosca, pero no m¨¢s grave que la de ahora, con el Gobierno del PP, que consiste en una ingenier¨ªa financiera extraordinaria. Y tambi¨¦n haber cerrado los ojos o no haber cortado a tiempo la violencia de Estado.
P. ?No hubo resortes para impedirla?
R. Yo no lo s¨¦, porque no estaba en el Ejecutivo. De lo que estoy seguro es de que el PSOE ha aprendido muy bien y que una futura Administraci¨®n socialista no lo va a repetir.
P. ?C¨®mo ve al PSOE actual, 20 a?os despu¨¦s del 28-O?
R. Muy bien. Ha superado una crisis muy seria, que se ha llevado por delante a personas excelentes como Joaqu¨ªn Almunia. [Jos¨¦ Luis] Rodr¨ªguez Zapatero es una persona que ha cambiado el tono que ten¨ªamos nosotros, por uno m¨¢s respetuoso, lo cual no significa que sea menos duro. Creo que su imagen es la de un presidente del Gobierno.
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