Las Cortes de la 'apabullante mayor¨ªa'
Los parlamentarios del 82 analizan el impacto del vuelco electoral que dio al PSOE el Gobierno
S¨®lo Alfonso Guerra hab¨ªa pronosticado, o al menos as¨ª qued¨® en el recuerdo, el apabullante ¨¦xito electoral de los socialistas: 202 diputados. El PSOE logr¨® en las elecciones del 28 de octubre 10.127.392 votos, casi el doble que tres a?os antes. La victoria socialista se esperaba por la fractura de la UCD, pero nadie, salv¨® Guerra, pudo vaticinar un resultado tan espectacular. Ning¨²n partido ha tenido nunca una holgura semejante. El PP, en su mejor momento, las ¨²ltimas elecciones de 2000, obutvo 183 diputados.
Con estos mimbres, el PSOE, seg¨²n los parlamentarios de entonces, lo dominaba todo con su 'aplastante mayor¨ªa', que le permit¨ªa desarrollar su proyecto sin contar con nadie para lograr aquello que prometi¨® Guerra: 'A Espa?a no la va a conocer ni la madre que la pari¨®'.
Herrero de Mi?¨®n: 'Se desmitific¨® a la izquierda. Enseguida vimos que no hab¨ªa por qu¨¦ temerles'
Mart¨ªn Toval: 'Fraga nos dijo 'a ver cu¨¢nto aguantan'. ?Como no nos sacaran con tanques!'
Marcos Vizcaya (PNV): 'A ETA le daba igual el PSOE que UCD. El enemigo era Espa?a'
A pesar de los 202 esca?os socialistas, los portavoces recuerdan que perduraba el ambiente de consenso que se hab¨ªa vivido en la Transici¨®n.
Eduardo Mart¨ªn Toval fue primero portavoz adjunto del PSOE y luego portavoz hasta 1993, cuando le sustituy¨® Carlos Solchaga. Del 82 recuerda el 'v¨¦rtigo' y la 'responsabilidad' que le produjo tener el Gobierno con mayor¨ªa absoluta y 'todo por hacer' en m¨²ltiples campos de reformas pol¨ªticas y sociales.
'La victoria se la esperaba todo el mundo, pero no de esa manera. Yo, que era guerrista, nunca cre¨ª a Guerra cuando dijo que sacar¨ªamos 202 diputados', recuerda con iron¨ªa. 'Pero los sacamos. La ilusi¨®n que vimos en la gente aquella noche en el hotel Palace de Madrid y los siguientes meses era algo que nunca se repetir¨¢'.
No todo eran alegr¨ªas. Las amenazas de involuci¨®n no hab¨ªan desaparecido del todo y algunos pensaban que una victoria socialista podr¨ªa resucitarlas. La soluci¨®n que encontraron los socialistas fue la que marc¨® su l¨ªder, Felipe Gonz¨¢lez, en la noche electoral: 'Quiero hacer un llamamiento a la serenidad'.
Mart¨ªn Toval, que ahora ha vuelto a su puesto de inspector de Trabajo en M¨¢laga, sostiene que siguieron esa m¨¢xima a pies juntillas. 'Desde el principio marcamos un tono moderado. Aunque yo pienso que precisamente la mayor¨ªa absoluta fue el ant¨ªdoto social contra los golpistas, porque vieron que no ten¨ªan nada que hacer'.
Mart¨ªn Toval sostiene que esa tensi¨®n se traslad¨® al Congreso en las primeras sesiones, sobre todo porque la extrema derecha, en su opini¨®n, hab¨ªa salido relativamente reforzada en las urnas. 'Los primeros debates fueron duros. Fraga se creci¨® porque sac¨® m¨¢s de 107 diputados. Aunque de alguna manera el hundimiento de la UCD [que pas¨® de 168 a 11] sirvi¨® para que la caverna, el reducto del r¨¦gimen franquista, aceptara el proceso democr¨¢tico. Pero estaban crecidos. Me acuerdo lo que nos re¨ªmos cuando Fraga dijo en la sesi¨®n de investidura: 'vamos a ver si duran ustedes toda la legislatura'. Nosotros pensamos que con 202 diputados, la ¨²nica manera de echarnos era con tanques'.
Los socialistas ten¨ªan un abultado n¨²mero de reformas pol¨ªticas y sociales pendientes de hacer. Y 202 diputados para trabajar pr¨¢cticamente a su antojo. Y lo sab¨ªan, aunque su portavoz adjunto de entonces sostiene que en esas Cortes del 82 se mantuvo el consenso que hab¨ªa dominado los anteriores parlamentos. 'Estaba todo por hacer. Es cierto eso de que, cuando dejamos el Gobierno, Espa?a no la conoc¨ªa ni la madre que la pari¨®. Pero no fuimos los socialistas. Fue la sociedad en pleno la que la cambi¨®. Incluso la oposici¨®n colabor¨®. Aunque se habla del rodillo socialista, ya entonces se acu?¨® el t¨¦rmino, m¨¢s de la mitad de las leyes se sacaron adelante con el apoyo de AP'.
Este ¨²ltimo partido logr¨® ara?ar gran parte de los votos que dej¨® vacantes una UCD que despu¨¦s de haber gobernado durante a?os se deshizo por completo. Y muchos en AP lo tomaron como una gran victoria. No as¨ª Miguel Herrero de Mi?¨®n, padre de la Constituci¨®n, que dej¨® la UCD para incorporarse a AP, justo cuando los primeros estaban en plena debacle. Fue portavoz de AP en el 82, y recuerda la dureza de los resultados: 'Era una victoria arrolladora, sin paliativos'.
Una vez asumido que pasaban a la oposici¨®n, Herrero se centr¨® en los aspectos positivos de esa victoria: 'Para la gente que, como yo, hab¨ªa elaborado la Constituci¨®n, ten¨ªa un punto muy positivo. Que las elecciones fueran limpias, y que ese vuelco pudiera hacerse sin problemas, demostraba que el sistema funcionaba y que la alternancia pac¨ªfica era posible'.
Quedaba por delante la tarea de organizar una oposici¨®n con gente acostumbrada a gobernar durante decenios. 'Yo creo que hicimos una oposici¨®n muy digna. Al margen de debates agrios, que hubo muchos, las relaciones Gobierno-oposici¨®n eran muy buenas en lo personal. Siempre recuerdo que Mart¨ªn Toval me mand¨® un ramo de flores por el aniversario de mi boda. Se mantuvo el esp¨ªritu de consenso de la Transici¨®n. Es que b¨¢sicamente ¨¦ramos los mismos en el Congreso'.
Como reflexiones generales, Herrero recuerda: 'Uno de los grandes legados de esa ¨¦poca es que se desmitific¨® a la izquierda. Dej¨® de ser ut¨®pica y de prometer milagros. Enseguida se vio que los socialistas pretend¨ªan hacer funcionar el sistema a su manera pero sin cambiarlo. Que optaban por la econom¨ªa de mercado. As¨ª que ya no hab¨ªa por qu¨¦ temerles'.
Las elecciones supusieron un vuelco para todos, pero hubo un partido que se llev¨® los golpes todos juntos: la UCD. Perdi¨® casi cinco millones de votos respecto a 1979. Luis Ortiz, que fue su portavoz casi desde el principio porque sustituy¨® a Landelino Lavilla, recuerda esa amargura. 'Por hablar s¨®lo de m¨ª, pas¨¦ de ministro de Obras P¨²blicas a diputado por Zamora y portavoz de un minigrupo parlamentario de 11 personas, entre los que estaban figuras clave de la democracia espa?ola. El resultado fue dram¨¢tico'. Y encima sin partido, porque se disolvi¨® enseguida. 'Ten¨ªa raz¨®n Calvo Sotelo cuando dijo que en todas partes se hace un partido para llegar al Gobierno, mientras en la UCD llegamos primero al Gobierno y luego tratamos de construir un partido para servirlo. As¨ª nos fue'.
Para Ortiz, que ahora es diputado del PP, la llegada al poder de los socialistas marc¨® un hito. 'Fue muy importante. Porque enseguida se vio que era el socialismo civilizado quien llegaba al Gobierno. Hab¨ªan ocupado el centro y nos hab¨ªan desplazado a nosotros. Aunque esa moderaci¨®n a veces no fue tal. Recuerdo los debates con Miguel Boyer, ministro de Econom¨ªa, sobre Rumasa. Ten¨ªan el poder y con esa expropiaci¨®n nos dieron un aviso claro: 'se?ores, vamos a utilizarlo'. Aunque en ning¨²n momento llegamos a tenerles miedo, porque se moderaron mucho'.
Otro partido que sufri¨® una debacle en esas elecciones fue el PCE. Los comunistas, con Santiago Carrillo a la cabeza, pasaron de 23 diputados a cuatro. Fernando P¨¦rez Royo, ahora eurodiputado socialista, fue uno de esos cuatro 'supervivientes', como los define ¨¦l. Recuerda perfectamente la mezcla de sensaciones que se vivi¨® en el PCE. 'Por una parte, la alegr¨ªa, porque el PSOE, la izquierda, llegaba al poder. Pero por otro lado est¨¢bamos descolocados con la debacle del PCE'.
Todav¨ªa se impresiona al recordar los resultados del PSOE. 'Era demasiado apabullante. Y se pusieron bastante arrogantes. A¨²n as¨ª, votamos a favor de su investidura. Al fin y al cabo, era la izquierda. Y lo m¨¢s importante es que la derecha hab¨ªa sido derrotada sin paliativos. Aunque Fraga lo interpret¨® como una victoria porque pensaba en su corralito, lo cierto es que la derecha del poder, de los bancos, la patronal, perdi¨® el poder como nunca lo hab¨ªa hecho. Eso s¨ª que fue la transici¨®n completada, o la segunda transici¨®n'.
Los nacionalistas, como siempre, desempe?aron un papel destacado en esas cortes. Marcos Vizcaya, el portavoz del PNV de entonces, es tajante al interpretar los resultados: 'El pueblo espa?ol lo dijo claro: 'se acab¨® la transici¨®n'. Esos diez millones de votos fueron un carpetazo brutal al pasado. Y eso, para nosotros, dem¨®cratas de siempre, ten¨ªa mucho valor. Los reaccionarios se quedaron sin argumentos, porque el veredicto de los votos era inapelable'.
En cuanto al desarrollo auton¨®mico, el asunto que m¨¢s preocupaba a los nacionalistas, Vizcaya tambi¨¦n era optimista. 'Hab¨ªamos tenido muchas coincidencias durante la transici¨®n. Yo ten¨ªa una relaci¨®n muy cercana con Felipe Gonz¨¢lez. Nos ve¨ªamos constantemente, en restaurantes, lo que llamaban la bodeguilla... Los socialistas eran mucho m¨¢s sensibles que la UCD al problema del Pa¨ªs Vasco. Por eso afrontamos ese resultado con esperanza'.
Sin embargo, la mayor¨ªa absoluta, pensando de modo ego¨ªsta, no le conven¨ªa al PNV ni a CiU. 'No ten¨ªan que contar con los nacionalistas y, como se vio enseguida, no lo hicieron. Nos relegaron, especialmente en reformas educativas, y empezaron los conflictos, aunque claro, comparado con lo de ahora, eran de risa'.
La lucha antiterrorista, el asunto que sigue constituyendo 20 a?os despu¨¦s el problema principal de Espa?a, era clave tambi¨¦n entonces. 'Nos doli¨® que el PSOE no contara con nosotros. Porque ETA sigui¨® tan terrible como siempre. Le daba igual PSOE que UCD, el enemigo era Espa?a. La eficacia policial era escasa, y tuve varios enfrentamientos con Jos¨¦ Barrionuevo porque ya se ve¨ªa lo que iba a pasar despu¨¦s. Pero ellos se fiaban de Damborenea, Benegas y M¨²gica, y cre¨ªan que no nos necesitaban. Se equivocaron'.
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