El nuevo hombre fuerte de Par¨ªs
El ministro del Interior franc¨¦s sostiene sus medidas en una tempestad pol¨ªtica
'Voy demasiado deprisa', reconoce Nicolas Sarkozy, un pol¨ªtico que acapara la atenci¨®n de Francia desde que fue nombrado ministro del Interior. Todas las semanas tiene una agenda de infarto, por ejemplo, la de estos d¨ªas: hoy tiene que pasar por el Consejo de Ministros su ley de seguridad, aligerada de ciertas medidas tildadas por la izquierda de 'declaraci¨®n de guerra a los pobres'; ma?ana se ve con los afectados por la quema de medio centenar de coches en Estrasburgo; el viernes viaja a C¨®rcega con decenas de bombas reci¨¦n estalladas, y en los ratos libres cavila c¨®mo se puede montar una representaci¨®n del islam franc¨¦s que, sin ser un t¨ªtere, tampoco caiga en manos de los m¨¢s radicales.
'Voy demasiado deprisa', reconoce Sarkozy, un pol¨ªtico que acapara la atenci¨®n
Todo esto despu¨¦s de dedicarse a unificar la Polic¨ªa y la Gendarmer¨ªa -250.000 personas a sus ¨®rdenes-, iniciar la evacuaci¨®n de inmigrantes hacia sus pa¨ªses de origen -de momento, mediante gratificaci¨®n econ¨®mica- y dirigir el aparato franc¨¦s de seguridad desde un coche o donde le pille: seis meses dan mucho de s¨ª, cuando se tienen 47 a?os, mayor¨ªa absoluta y una mezcla de energ¨ªa y ambici¨®n sin l¨ªmites.
Un elector de izquierda que votara a Jacques Chirac en mayo, para cortar el paso al ultra Jean-Marie Le Pen, tiene motivos para sentirse enga?ado cuando comprueba que su opci¨®n conduce al pa¨ªs hacia una l¨ªnea muy represiva. Treinta y cuatro asociaciones, sindicatos y partidos de izquierda han denunciado un proyecto de ley que 'instituye una Rep¨²blica en que la pobreza es considerada un delito y en que la manifestaci¨®n de una revuelta se transforma en un crimen'. Lo ha firmado as¨ª hasta el Partido Socialista, atravesado por una divisi¨®n en sus filas respecto al binomio libertad / autoridad.
Pero nadie mejor que Sarkozy para defenderse: 'vamos a ver, ?en nombre de qu¨¦ balance se permite la izquierda dar lecciones?', se pregunta en sus ¨²ltimas intervenciones p¨²blicas.La izquierda perdi¨® a la Francia de los obreros, de los m¨¢s modestos, a la Francia laboriosa; los profesionales de los derechos humanos no habr¨ªan comprendido nada, porque 'el primero de los derechos a defender es el de las v¨ªctimas de la inseguridad'. Un campo de rumanos ha sido evacuado enteramente en un pueblo con alcalde comunista, que 'me felicita mientras los dirigentes nacionales de la izquierda me critican', ironizaba ayer el ministro en la Asamblea Nacional.
Sin embargo, Sarkozy ha pisado muchos callos. En el proyecto de ley que hoy aprobar¨¢ el Consejo de Ministros no aparece la medida de impedir la presencia de abogados durante las primeras 36 horas de una detenci¨®n. Tambi¨¦n se han eliminado los seis meses de c¨¢rcel y 3.000 euros de multa para los okupas de alojamientos vac¨ªos y, ante la opini¨®n negativa del Consejo de Estado, no se mantendr¨¢n eternamente medidas antiterroristas como el derecho de inspecci¨®n sobre Internet y los registros de veh¨ªculos.
Pero se mantiene el grueso del arsenal represivo. Por ejemplo, la utilizaci¨®n generalizada de archivos inform¨¢ticos por la polic¨ªa, hasta ahora reservada a los agentes que trabajan bajo control judicial; tambi¨¦n, la promesa-amenaza -seg¨²n el punto de vista del que hable- de alimentar el fichero de huellas gen¨¦ticas, que hasta ahora conten¨ªa s¨®lo las de los condenados por violaci¨®n: un millar de fichas, dicen en el Ministerio del Interior, cuando el del Reino Unido tiene 1,6 millones. ?Y bajo qu¨¦ control va a estar todo esto?, se preguntan muchos, m¨¢s preocupados por el retroceso del espacio de las libertades que por la posibilidad de ser v¨ªctimas de un delito cuyo autor pudiera ser encontrado gracias al fichero en cuesti¨®n.
Y luego est¨¢n las medidas 'contra los pobres'. Seis meses de c¨¢rcel y 3.000 euros de multa para quien se instale en un terreno sin consentimiento de su propietario, m¨¢s la confiscaci¨®n del veh¨ªculo o caravana usados; adem¨¢s de tres a?os de c¨¢rcel y fuertes multas a los que 'exploten' la mendicidad. Con este arsenal de medidas, la prostituci¨®n podr¨ªa desaparecer de las calles de Francia: el Gobierno vende la necesidad de combatir a 'las redes', pero la represi¨®n comenzar¨¢ mandando seis meses a la c¨¢rcel a las mujeres que ofrecen sus servicios sexuales, o expuls¨¢ndolas de Francia si son extranjeras. Las sanciones a los clientes han sido retiradas, de momento.
A Sarkozy le parece que lleva un siglo. Ex alcalde de un pueblo chic pegado a Par¨ªs, siempre apoyado por su mujer -Cecilia, procedente de una familia espa?ola- e hijo, ¨¦l mismo, de un inmigrante h¨²ngaro-, Sarkozy empieza a darse cuenta de lo dif¨ªcil que es prosperar pol¨ªticamente cuando se tiene el casco y la porra popularizados por el dibujante Peridis. Frente a los que le temen como a un nublado, incluidos personajes de la derecha -donde hay otros aspirantes, como ¨¦l, a convertirse en presidentes de la Rep¨²blica-, el titular de Interior conduce una gesti¨®n extenuante, brutal; pero lo cierto es que mantiene pr¨¢cticamente el mismo nivel de popularidad que el de Chirac o el del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, a cuyo cargo aspiraba precisamente Sarkozy.
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